Un 11 de mayo de 1916 nacía en el municipio coruñés de Padrón Camilo José Cela. Este miércoles cumpliría cien años. Y pronto harán quince desde su desaparición. La pluma de Cela, que maduró entre los albores del régimen franquista, no se libró del bolígrafo rojo ni de la mirada voraz del censor. Hoy se cumplen cien años de Celas, cien caras del escritor y del Nobel censurado. Pero también del censor.
Mano y tijera. Pero a cuatro brazos. Así vivía Camilo José Cela en los primeros años de una posguerra que se cobraba sus años más grises. Confidente confeso del régimen durante 1938, Cela se ganaría cinco años más tarde un puesto como censor en el ministerio de represión. Mano y tijera en revistas. Mano y tijera en boletines. Mano y tijera en “algunas hojas volanderas, periodiquillos sin importancia que no necesitaban ni siquiera ser censurados”, decía. Pero a cuatro brazos. El rico universo blasfemo desplegado por Cela en La Colmena no dejaría página sin rectificación.
Como pollo en el matadero presentaba un jovencísimo Cela que apenas rozaba la treintena su manuscrito a la censura. Era un siete de enero de 1946. Los responsables de Ediciones del Zodíaco, conscientes del alto contenido erótico de la novela, avanzaban al censor que el texto había sufrido recortes: “A petición de los editores, el autor ha suprimido algún que otro trozo del texto original”. Pero ni con esas.
Irónicamente, en una de las misivas que envió a su primera mujer, Rosario Conde, el escritor lamentaba: “Hoy, la censura me ha tachado entero el artículo de Informaciones; la broma, como verás, es bastante pesada. En fin, paciencia, porque incomodarse, la verdad, no me merece la pena”. Firma un 5 de julio de 1948.
La Colmena cruzaría el charco y vería la luz en la Argentina peronista apenas unos años más tarde. Pero, en España habría que esperar a 1963 a que el por entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, autorizara la primera edición de la novela.
Transcurrido medio siglo desde la primera impresión y aprovechando el centenario de su nacimiento, la Real Academia Española de la Lengua publicará este año el manuscrito completo, incluyendo las páginas apartadas inicialmente por el escritor y que fueron donadas por la hija del hispanista francés Noël Salomon a la Biblioteca Nacional. Según cuenta, encontró el manuscrito de La Colmena hace unos años, tras vaciar los cajones de un viejo mueble de una casa de campo.
Ahora, el único hijo del Nobel, Camilo José Cela Conde, lidera una campaña de promoción aprovechando el centenario del nacimiento de su padre. “A mí siempre me había producido una especie de estupor el hecho de cómo se podía ser censor con Franco y escribir La Familia de Pascual Duarte a la vez”, ha reconocido en declaraciones a Efe.
“Pero vi que se puede cuando tu cabeza está metida en una espiral de contradicciones, de deseos insatisfechos y de dificultades para salir adelante y te agarras a cualquier clavo ardiendo que aparezca, y esas contradicciones están en la literatura de mi padre”.
Fastos para recordar a Cela hasta 2017
Una conferencia del hermano menor del escritor, Jorge Cela, en Padrón dará este miércoles el pistoletazo de salida al calendario de actividades, a la que seguirá una mesa redonda en la que participarán tres generaciones de Cela: “Mi tío, mi hija, Camila y yo mismo”, ha precisado Cela Conde.
Los actos de conmemoración se prolongarán hasta principios de 2017 e incluirán reediciones de sus obras fundamentales. La editorial Destino recoge dos de ellas: una revisión de La Familia de Pascual Duarte, ya en la calle, y una recopilación inédita de las cartas cruzadas entre Cela y su esposa Charo en Cela, piel adentro.
Una mirada personal, literaria, nueva y profunda, sobre Cela que incluye documentos inéditos como algunas de las cartas de las mil que estaban el caja que descubrió Cela Conde tras la muerte de su madre, y entre las que se intercala algún poema. Otra de las novedades que traerá esta centenario es el descubrimiento de una comedia inédita del Cela, una comedia de cine.
Todo ello para “recuperar su faceta más importante: la de escritor”, ha confesado Cela Conde.