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El hijo de J.D. Salinger publicará en dos años los manuscritos que su padre ocultó en vida

“Estará publicado en cuanto esté listo. Si sigo a este ritmo, en unos dos años”. El actor Matt Salinger es el hijo y albacea de J.D. Salinger, el encargado de cumplir la misión que su padre le encomendó antes de morir: publicar toda la obra que escribió desde que, tras el éxito de El guardián entre el centeno, decidiera apartarse de los focos mudándose de la bulliciosa Nueva York al campo en Cornish (New Hampshire). El intérprete del primer Capitán América en 1990 y otras películas como Aprendiendo a conducir (2014) y Nadie quiere la noche (2015) –ambas dirigidas por Isabel Coixet–, lleva años transcribiendo la herencia que el célebre autor le dejó en forma de manuscritos, documentos escritos a máquina y una amplia lista de anotaciones.

“Se va a publicar todo el material inédito, pero es una tarea complicada”, explicó Salinger en su encuentro con los medios celebrado en Madrid este miércoles, durante la que está siendo su primera visita a España. Según reveló, la directriz de J.D. fue: “Publícalo todo, incluso las verrugas, entiéndase estas como lo feo”. Eso sí, el actor advirtió de que “hay más belleza que verrugas”. El plazo en el que verá la luz es la gran incógnita y preocupación del multitudinario público de los textos de su padre. “El otro día me llamó un amigo director de cine de 80 años y me preguntó si iba a estar listo antes de que él muriera. Le dije que esperaba que lo estuviera antes de que muriera yo”, compartió.

El intérprete no dio detalles sobre la extensión del material, si se trata de una única novela, nuevas entregas de relatos, cuentos o una mezcla de todo. Lo que sí avanzó es que haber sido escritos durante 45 años (los que transcurrieron desde su última publicación, el relato Hapworth 16, 1924 en 1965 hasta su muerte en 2010) dejó huella: “En un periodo tan largo todos cambiamos. Hay muchos Salinger pero en una misma línea, igual que se ve a varios Salinger dentro de lo que ya está publicado”.

Un estilo que vertebró su interés por “la búsqueda, valores, el arte, la belleza, la amabilidad y su particular sentido del humor”. “Adelanto que va a haber sorpresas tanto para los académicos como los lectores. Pienso en lectores 'serios'. Para alguien que busque el último superventas o el libro con el que tumbarse en la playa, igual no tanto”, dijo.

Lo que no va a incluir son los relatos que el autor de El guardián entre el centeno dijo expresamente que no quería que se publicaran, procedentes del inicio de su carrera, “porque era su voluntad”. “Los redactó cuando estaba aprendiendo y desarrollándose como escritor. Yo los he leído y los he disfrutado, pero como hijo y protector de su obra; mi deber es hacer lo que él quería que se hiciera con su trabajo. Algunos le daban vergüenza, otros no”.

J. D. Salinger pidió a Matt que el resto de sus textos vieran la luz después de su muerte pero, ¿se planteó en ningún momento publicarlos antes? “Es una pregunta complicada. Mantuvo un conflicto interno durante toda su vida, porque hubo momentos en los que decía que igual sí que podía hacerlo él. A medida que se fue haciendo mayor, lo tanteó para quitarme la carga”, confesó el intérprete.

Pero no ocurrió porque “se volvía loco con los intermediarios”. “Si hubiera encontrado la manera de escribirle directamente al lector, lo habría hecho en vida décadas antes”, añadió. “Para él era mucho jaleo porque se involucraba muchísimo en la edición, sobre todo a nivel emocional. Y meterse en el proceso iba a quitarle tiempo de escribir, que era lo que realmente quería hacer”.

El escritor que se escondió

El guardián entre el centeno, Nueve cuentos, Fanny y Zooey, Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour son los libros –en España publicados por Alianza– que sí lograron llegar a las librerías. El primero de ellos se convirtió en un clásico de la literatura moderna estadounidense prácticamente desde su publicación en 1951, pero su responsable no convivió demasiado bien con su popularidad.

Va a haber sorpresas tanto para los académicos como los lectores. Pienso en lectores 'serios'. Para alguien que busque el último superventas o el libro con el que tumbarse en la playa, igual no tanto

“Tomó una decisión consciente de alejarse de la ciudad y de los ojos que lo ven todo. Había llegado a esa edad en la que los escritores en Estados Unidos se encontraban en los mismos bares, jugaban las mismas partidas de póker, veraneaban juntos en Los Hamptons... A él todo esto le parecía incestuoso. No le interesaba para nada de cara a su proceso creativo”, expuso su hijo sobre su retiro, del que él también tiene sus propios recuerdos: “No entendía por qué venían personas a la puerta de casa. Yo no entendía qué era eso de la fama”.

El escritor no admitió entrevistas ni premios, y rechazó todos los actos públicos a los que fue invitado. Solo concedió una única charla a un medio de comunicación, The New York Times, a mediados de los setenta, en la que declaró que editar sus cuentos sin su permiso suponía “una terrible intromisión” en su vida privada. Tampoco aceptaba fotografías, de ahí que del último periodo de su vida apenas existan instantáneas más allá de una robada saliendo del supermercado en la que apareció con un puño en alto, con el que parece estar a punto de golpear la cámara.

Juan Bonilla, escritor y traductor español –Premio Nacional de Narrativa en 2020 por su novela Totalidad sexual del cosmos–, conocedor de primera mano de la obra de Salinger, afirma a este periódico que el que nunca llegara a explicar el motivo de su reclusión se convirtió en “su gran enigma”. “Es la mejor campaña que se ha hecho de un escritor. Multiplicó el interés por él. ¿Quién era este tipo que no quería saber nada de nosotros?”, plantea al abordar la faceta de 'personaje' del célebre autor.

“Su leyenda es muy singular porque se convirtió en una, yendo contra el mandato de los tiempos que dicta que 'cuanta más presencia, mejor'. Él hizo justo lo contrario. Se ocultó de repente, se negó a hacer promoción. Fue el colmo del: 'Dejadme en paz'. Llegó a poner una demanda, y a ganarla, tanto a quien quiso hacer una biografía sobre él incluyendo cartas de una novia que había tenido siendo más joven como a los productores que le propusieron hacer una película sobre El guardián entre el centeno”“, explica.

Finalmente sí que se llegó a escribir una biografía y a filmar un documental, ambos titulados Salinger, escritos y dirigidos por David Shields y Shane Salerno. “Hay que fijarse en las fuentes”, advirtió el hijo del reputado escritor durante la rueda de prensa. “Tanto el libro como el documental se hicieron para ganar dinero. En ambos casos hay un fallo a la hora de investigar porque no tengo muy claro con quién se habló, porque no fue con nadie que supiera sobre la obra inédita. Solo hay dos personas que han tenido acceso a ella: su viuda [Claire Douglas] y yo, y con nosotros no habló. Con quien lo hiciera le dio información incorrecta y no la verificó. Una vergüenza”, arremetió.

Tanto el libro como el documental sobre J.D. Salinger se hicieron para ganar dinero

También fue objeto de sus críticas Harvey Weinstein, productor del documental: “Me llamó cuando lo compró. Su intención era ver cómo respondía y cómo podía capitalizar esa respuesta. Le dije que se fijara en de dónde había salido la información y que no iba a decirle nada más. Él esperaba que hubiera un conflicto que se hiciera público y llegara a la prensa para venderlo como 'el controvertido documental' que le hubiera dado más interés. Pero qué os voy a contar que no se sepa ya de Weinstein...”.

En 2017 también se filmó un biopic sobre J. D. Salinger, Rebelde entre el centeno, dirigido por Danny Strong y con el actor Nicholas Hoult encarnando al escritor.

Escribir para “un lector privado”

Matt Salinger compartió una afirmación que su padre repetía de forma constante: “Siempre decía que escribía para 'su lector privado', que era una persona solitaria, incomprendida, que sentía cierta infelicidad, que no estaba segura de en qué dirección ir. Les invitaba a buscar a otras personas que se sintieran igual porque así, quizás, aprenderían algo. La sensación de comunidad era muy importante para él, siendo la que más la que se establece entre el escritor y su lector”.

También indicó que escribía “los personajes con los que quería pasar el rato en ese momento”. De hecho, reconoció que para conocer al Salinger hombre y padre, bastaba con “leer a los niños que aparecen en sus libros. La sensibilidad y autonomía con la que creó estos personajes”. “Yo me beneficié de esta manera en la que él los veía. No me lo dio todo hecho y masticado. Si le pedía consejo, me lo daba. Era muy directo y sincero. Pero si no, no”, reveló.

El actor aclaró que esta se trataba de su experiencia. “Saben que mi hermana escribió un libro, que he leído. Pero yo no reconozco ahí a mi familia, no es lo que yo viví”, expuso sobre El guardián de los sueños, el título publicado por Margaret Salinger en el año 2000, en el que realizó afirmaciones como que su padre se bebía su propia orina, que apenas tenía relaciones sexuales con su madre y que se negaba a permitirle ver a sus familiares y amigos.

Vida y obra marcadas por la Segunda Guerra Mundial

El actor abordó un episodio de la vida de su padre que le marcó especialmente, su etapa como soldado durante la Segunda Guerra Mundial. Y, en concreto, su participación en el Desembarco de Normandía y posteriormente en la liberación del complejo de campos de concentración de Dachau (Alemania). “Como le pasa a casi todos los veteranos de guerra, no era un tema del que le apeteciera mucho hablar, pero sí que nos contó parte de lo que vivió. Si estuviera aquí, diría que lo que vio le confirmó lo que él ya creía sobre el ser humano, porque ya sospechaba de las atrocidades de las que era capaz”, aseguró.

Esta forma de pensar la aplicó al conocer que Mark Chapman estaba leyendo El guardián entre el centeno cuando asesinó a John Lennon en 1980: “¿Cómo no te va a entristecer que un libro que has creado pensando que su lectura puede ayudar a las personas, llegue alguien y lo retuerza de forma demencial? Aunque diría que no le sorprendió. Comprendía la naturaleza, incluida su capacidad para la violencia. Pero bueno, ¿qué culpa tienes tú de que un pirado coja tu obra y haga eso?”.