Lutero, un hereje maldito en España cinco siglos después

Felipe II dijo aquello de que prefería no reinar antes que tener luteranos en su reino. Martillo de herejes e impulsor de la Inquisición, aquel monarca reprimió de forma brutal y sin piedad a cualquier seguidor de Martín Lutero (1483-1546), monje agustino alemán que ahora hace 500 años clavó sus famosas 95 tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg. Entre el misterio, el oscurantismo y la ignorancia, la vida y la obra de Lutero son todavía hoy muy desconocidas para muchos españoles marcados por una educación católica a machamartillo. Varios libros, entre ellos dos interesantes biografías, y una exposición histórica reivindican ahora la figura de uno de los grandes intelectuales del cristianismo.

A pesar de haber sido demonizado y reducido a tópicos en nuestro país (como la definición de Menéndez Pelayo de que “el protestantismo era una religión de curas que se casaban con monjas”), las doctrinas de Lutero cuentan hoy en España con unos 1,5 millones de seguidores, repartidos por 3.800 lugares de culto y que respaldan a 264 ONGs de acción social.

Por ello esta importante minoría religiosa y social ha recibido con satisfacción este aniversario de la Reforma que ha servido para que se publiquen libros de referencia como Martín Lutero, renegado y profeta (Taurus), de la especialista anglosajona Lyndal Roper; o Martín Lutero. Vida, mundo, palabra (Trotta), del historiador alemán Thomas Kaufmann. Más biografía convencional y divulgativa, el primero; y más ensayo histórico, el segundo; los dos libros se han abierto un difícil hueco en unas librerías poco habituadas a obras sobre el reformador alemán.

“Son dos títulos muy interesantes y atractivos”, señala a eldiario.es Juan G. Bedoya, periodista y especialista en religiones. “Hay que felicitarse por su publicación en nuestro país. Estas obras pueden acercar, por primera vez, a los lectores españoles no sólo a un personaje fundamental del cristianismo, sino a un genio que revolucionó la Europa del siglo XVI en la política y en la cultura”, dice.

Ambas obras, a las que se podría añadir La Reforma y el cristianismo en el siglo XXI (Clie), de Máximo García Ruiz, uno de los pocos expertos españoles en el tema, abordan las aportaciones de Lutero desde una perspectiva histórica. Entre otras cosas, su defensa del libre pensamiento, sus críticas a la corrupción de las jerarquías religiosas, su reivindicación del papel de las mujeres en las iglesias o la popularización de la Biblia que el monje agustino tradujo al alemán en un empeño descomunal para aquella época.

“La reforma luterana”, comenta García Ruiz, sociólogo y teólogo, “fue el germen de grandes reformas sociales y políticas que transformaron la Europa de la primera mitad del siglo XVI, desde las revueltas campesinas hasta los enfrentamientos de muchos príncipes alemanes con el Papado y con el emperador Carlos V. En definitiva, Lutero liberó las conciencias y cambió las estructuras sociales ya para siempre. De hecho, desde aquella época las sociedades europeas presentan grandes diferencias culturales entre los países protestantes y los católicos”.

Algunos autores han ido más allá al argumentar que las ideas luteranas se basan en las corrientes humanistas y se hallan incluso en la raíz del individualismo capitalista o de la Ilustración de los siglos posteriores.

En cualquier caso, esta revisión del protestantismo se completa con una exposición titulada 1517-2017, rescatando un tesoro protestante, organizada en Madrid por la Universidad Complutense y la Fundación Fliedner en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla y que permanecerá abierta hasta abril de 2018.

La muestra repasa tanto el impacto de la reforma luterana en el siglo XVI y el contexto político y social de aquel periodo como los intentos de expansión de las iglesias evangélicas en España a partir del siglo XIX en medio de continuas dificultades y trabas.

Así las cosas, la exposición pone de relieve las duras luchas en favor de la libertad religiosa que se prolongaron en nuestro país hasta la llegada de la democracia. Por ello, la libertad de culto representó un constante caballo de batalla en las sucesivas constituciones del XIX y del XX para los casi siempre marginados protestantes españoles.

Estas persecuciones sin tregua por parte de la jerarquía católica y de los regímenes autoritarios llevó hace poco al representante de las iglesias protestantes, Mariano Blázquez, a manifestar que “de los últimos 500 años de historia española, sólo en 50 ha habido auténtica libertad religiosa”. Es decir, que Blázquez se refería a las excepciones de las últimas cuatro décadas de sistema democrático y a las dos breves experiencias republicanas (1873 y 1931-1939).

Lutero, invisible en la cultura española

Martín Lutero ha sido, pues, un personaje invisible para la cultura española, como coinciden en afirmar los especialistas Bedoya y García Ruiz, que recuerdan como un hecho excepcional que un escritor católico de la talla de Miguel Delibes dedicara una magistral novela, El hereje (Destino), para relatar la represión religiosa y los autos de fe contra los luteranos en el Valladolid del siglo XVI.

Bedoya se muestra incluso concluyente cuando afirma: “Conviene darse cuenta de que en España apenas hemos tenido buenos historiadores de las religiones porque no ha habido libertad religiosa durante mucho tiempo”. Fanática abanderada de la Contrarreforma y puntal de una Inquisición que ejecutó a supuestos herejes en España hasta asombrosamente los comienzos del XIX (la última víctima de la represión religiosa fue el maestro Cayetano Ripoll ajusticiado en Valencia en 1826), la Iglesia católica siempre contempló a los protestantes como los enemigos a batir y en modo alguno como a hermanos de fe.

“Los luteranos siempre han estado más cerca del pueblo”, manifiesta Bedoya para añadir que “basta con fijarse en el esfuerzo de Lutero por traducir la Biblia al alemán y de este modo acercarla a las fieles. Muy por el contrario, fray Luis de León sufrió pena de cárcel por traducir al castellano algunos pasajes de la Biblia”. Sin remontarse tan lejos en el tiempo, el pastor y profesor de Teología García Ruiz comenta que “la libertad religiosa en España solamente figura sobre el papel porque ni la mayoría de autoridades ni la jerarquía católica respetan al resto de religiones. No hay más que ver que los funerales del Estado, por el motivo que sea, solamente están oficiados por cardenales, obispos o sacerdotes católicos”.

Unos libros básicos y una exposición intentan ahora romper ese cerco sobre Lutero y su monumental huella que ha traspasado, a trancas y barrancas en España, cinco siglos de Historia.