El morbo literario de los tríos

La frase “no hay dos sin tres” llevó a la autora y editora mexicana Paola Tinoco (México DF, 1974) a proponer un libro de relatos con historias de tríos. A pesar de que el enfoque era absolutamente abierto a cualquier tipo de narración, la mayoría de escritores que acaba de publicar en Tríos (Anagrama) ha optado por cuentos con un fondo amoroso o erótico. Así, no cabe duda de que un cierto morbo literario alimenta las historias a tres bandas, desde las novelas clásicas hasta hoy mismo. De hecho, Tinoco señala en el prólogo de Tríos: “Fue difícil quitar de la cabeza de 11 escritores, de distintos países y edades, una imagen erótica de la palabra trío al hablar de este libro cuando era apenas un bosquejo. Al que no le brillaban los ojos, le brotaba una sonrisa”.

Sus protagonistas representan un mosaico muy variado de personajes, desde adolescentes a ancianos; sus opciones sexuales abarcan todo tipo de variantes; y los desenlaces de los relatos oscilan desde la tragedia a la desenfadada ironía o a la moraleja. Pero es incuestionable que el factor amoroso, con sus dosis de engaños, celos o transgresiones, planea sobre estos cuentos que llevan la firma de cuatro autores españoles (Sara Mesa, Luisgé Martín, Andrés Barba y Marta Sanz), cinco mexicanos (Juan Villoro, Eduardo Antonio Parra, Yuri Herrera, Mariana H y Alberto Chimal), una chilena (Isabel Mellado) y un venezolano (Alberto Barrera). Aunque nacidos casi todos ellos entre las décadas de los sesenta y los setenta, sus trayectorias y estilos literarios resultan muy diversos y esta circunstancia contribuye a crear un libro con multitud de prismas y miradas sobre el tema.

Cultivador tanto del género de relatos como de la novela desde hace años, Luisgé Martín (Madrid, 1962) afirma a eldiario.es que “todavía conservamos muchas reminiscencias de la idea del menage a trois cuando hablamos de tríos” y añade: “Los lados de un triángulo, siempre aleatorios, ofrecen mucho juego literario porque permiten escoger muchas combinaciones”.

Martín confiesa que en su relato, titulado Isósceles, “se echó al monte” como en la mayoría de su obra con un relato descarnado y dramático donde el personaje principal encarna una atormentada bisexualidad. “Nunca creí en la bisexualidad, pero al final me vi construyendo un personaje bisexual”.

Este escritor madrileño, que ha publicado recientemente El amor del revés, un libro autobiográfico, está convencido de que las posibilidades narrativas de los tríos arrancan de la identificación de las parejas con la normalidad, con un supuesto equilibrio. “En cuanto entra un tercero en discordia”, explica, “pone en peligro los estatus convencionales”.

En esa misma línea, Marta Sanz (Madrid, 1967) argumenta que los tríos albergan “un elemento subversivo y transgresor de las relaciones de poder en el ámbito afectivo”.

Resulta cierto que esas actitudes servirían también para triángulos de padre, madre e hijo único o para relaciones entre tres hermanos o para un trío de amigos, aunque de todos modos parece que el erotismo añade juego literario a las historias literarias o cinematográficas.

A la hora de pensar en triángulos están en la mente de cualquier aficionado a la cultura una películas maestra de François Truffaut como Jules et Jim; la novela cumbre de Ernesto Sábato, El túnel; la clásica Vértigo, de Alfred Hitchcock, o El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith. Sin olvidar el brillante y aclamado trío teatral de Arte, de Jasmina Reza, una pieza sobre la amistad. “En todas estas obras”, subraya Marta Sanz, profesora también además de escritora, “encontramos una intriga sobre qué personaje acabará finalmente haciéndose con el poder en esas relaciones de triángulo”.

En su relato Carita de Jeanne Moreau, (un guiño precisamente a Jules et Jim) esta autora apuesta por una trama por donde desfilan relaciones entre mujeres, entre amantes de diferentes edades y, en definitiva, amores en los que hay que superar distancias imposibles. La cobardía para romper con las normas, para transgredir, impregna este relato en el que Marta Sanz reivindica asimismo la posibilidad de “los amores tranquilos”.

Sara Mesa, nacida en Madrid en 1976 pero crecida y formada en Sevilla, donde vive, reconoce que se siente cómoda con el formato del relato o de la novela breve. “Cuando se trata de un encargo como en Tríos”, comenta, “intento llevar la propuesta a mi terreno, a mi estilo literario. Tengo que decir que la mayoría de mis novelas son cortas y me gusta la brevedad”.

Convencida de que existe una producción de calidad en el género del relato, tanto en España como en América Latina, opina Sara Mesa que la literatura se nutre de los conflictos y en esa medida “los tríos siempre rompen con la normalidad establecida”. Esa tercera pata de una historia que tantas veces busca el lector la ha centrado esta autora en un relato donde dos adolescentes se disputan las atenciones de un monitor en un campamento de verano. Para ilustrar que un cuento suele girar alrededor de una única escena, Sara Mesa define Escarabajos, el título de su relato, “a partir de una niña que espera fuera de un dispensario a que se resuelva una situación entre su amiga adolescente y un hombre adulto”.

Acostumbrados a saltar de un género a otro en una época en que las fronteras de la creación se vuelven cada día más difusas, los 11 autores de Tríos han transitado por la novela, el cuento, la poesía, el periodismo o el ensayo. Pero estos recorridos literarios discurren por caminos muy diversos en cada autor.

De esta manera mientras Luisgé Martín define un relato como “algo que cae del cielo” y la novela como “una operación de cavar la tierra”; Marta Sanz confiesa que las historias cortas la inclinan más a escribir poesía en lugar de un relato breve y Sara Mesa explica que se deja llevar por la narración para adivinar al final si se trata de una novela corta o de un cuento.

En cualquier caso, todos ellos recogieron el guante que les lanzó Paola Tinoco para participar en un libro sobre las infinitas posibilidades de los tríos. Amorosos especialmente.