Indiana Jones, Han Solo, Tintín, Lara Croft o Doc Savage son personajes variopintos, pero con un rasgo fundamental en común: ejemplifican el fenómeno del “héroe” aventurero. Se trata de casi un género en sí mismo, heredado de la literatura pulp, recuperado por cineastas como Steven Spielberg y presente independientemente de la época y del formato. Uno de ellos, quizá el más actual, no se encuentra en el séptimo arte (aunque beba de él), sino en los videojuegos. No es otro que Nathan Drake, protagonista de la saga Uncharted creada por el estudio Naughty Dog.
La búsqueda de El Dorado, el reino místico de Shambhala o una utópica ciudad de piratas llamada Libertalia son solo algunas de las tramas en las que se ve involucrado Nathan Drake. Pero, ¿son ciertas? Eso es precisamente lo que responde el libro Uncharted: el peso de la historia (editorial Héroes de papel) de Alberto Venegas, historiador, profesor y director de la página especializada en reportajes de videojuegos Presura.
Para comprobar qué queda de la otra historia, la escrita con mayúsculas, preguntamos a Venegas por los mitos culturales más destacados de cada título del cazarrecompensas. Porque, aunque pueda tener cierta parte de verdad, la realidad suele ser algo menos épica que las fábulas mostradas en libros, películas y videojuegos. Que comience la partida.
El primer título se centra en la leyenda de El Dorado, que nació a finales del siglo XV con la colonización de América. “Es precisamente esto, una leyenda, y como tal cobró distintas formas a lo largo de la Historia”, explica Venegas. No obstante, como añade el docente, el origen estaría en las mentiras de los indígenas para guiar a los europeos hacia lugares lejanos, para así “aprovecharse de su codicia y evitar las funestas consecuencias de la conquista militar”. De esta forma lo reflejan crónicas como las de López de Gomara, que escribió sobre el viaje del explorador Núñez de Balboa.
Todos estos mitos se mezclaron con otras leyendas locales, como la ceremonia del indio dorado de Guatavita (Colombia). “En esta tradición se arrojaban objetos dorados a un lago como ofrenda a un dios, una práctica muy extendida en todo el mundo, como podemos ver en algunos ríos ibéricos durante la época prerromana”, observa Venegas.
La segunda entrega de Uncharted cambió El Dorado por el viaje hacia el paraíso de Shambhala, una utópica ciudad que, según los budistas, se encontraría perdida entre las montañas del Himalaya. A ellas llegará Nathan Drake gracias a unos documentos secretos de Marco Polo, algo que no coincide ni con su figura ni con sus motivaciones. “Marco Polo nunca puso un píe en el Tíbet o el Himalaya, lugar donde se desarrolla la acción principal de Uncharted 2, sino que su radio de acción estuvo enfocado a la zona de China central”, aprecia el escritor.
Como en tantas obras populares, Uncharted también recurre a los nazis. Nazis en la selva y, en esta entrega, nazis en el Tíbet. A pesar de ello, esto último sí que fue realizado por el Ahnenerbe, una sociedad pseudocientífica dirigida por Heinrich Himmler para validar sus teorías de superioridad racial. “Para conseguir su objetivo rastrearon toda una serie de lugares donde, supuestamente, podían encontrarse los orígenes de los arios”, mantiene Venegas, quien añade que “el Partido Nazi envió al Tíbet a un grupo de científicos y antropólogos para tratar de reunir una serie de evidencias que respaldaran sus teorías raciales”. Sin embargo, la guerra estalló y no pudieron terminar su misión.
El que fue definido como el británico más conocido de todos los tiempos también formó parte del imaginario creado por Naughty Dog. Es decir, el arqueólogo y militar Lawrence de Arabia. Aun así, la historia de Uncharted 3 no acierta ni sus motivaciones ni tan siquiera en la descripción de su muerte (que es presentada como un asesinato y en realidad fue un accidente de moto). Según el profesor de historia, “la cultura popular ha recogido de esta figura aquello que le interesaba, la leyenda de un personaje blanco bienhechor que ayuda a los árabes a conseguir su «libertad» guiándolos hacia un futuro mejor”.
Y, como en los títulos anteriores, en este también aparece una localización mágica: la Atlántida de las Arenas, una ciudad situada en el desierto arábigo cuya única referencia aparece en el Corán y en el libro Las mil y una noches. Se trata de una leyenda muy poco conocida por el público occidental y de la que recientemente, como apunta Venegas, “se han encontrado ligeras evidencias de posibles canalizaciones de agua en una zona próxima al lugar donde podría haber estado esta ciudad”.
El último episodio de Nathan Drake recurre a la figura de Henry Avery, también llamado “el rey de los piratas” por la fama que cosechó al margen de la ley, ya fuera comerciando con esclavos o asaltando otras flotas. De este solo se conoce su fecha de bautismo, 1659, pero en Uncharted 4 aparece una exhaustiva crónica de todas sus decisiones. “No fundó una República de Piratas, no fundó ninguna ciudad ni estuvo en Madagascar más que un brevísimo espacio de tiempo. La inspiración para el Avery de Naughty Dog proviene de la cultura popular, de las películas sobre el pirata realizadas durante la primera mitad del siglo XX”, detalla el historiador.
Tampoco falta el correspondiente emplazamiento utópico. Esta vez se muestra Libertalia, una supuesta región anarquista construida por piratas al norte de Madagascar. La mayoría de las fuentes que hablan de ella son secundarias o pertenecen a la ciencia ficción en libros como Historia general de los piratas, publicado por Daniel Defoe bajo su seudónimo Capitán Charles Johnson. De lo que sí se tiene constancia, como señala Venegas, es de “lugares que han conseguido pasar a la historia como «nidos de piratas», uno de ellos fue, por ejemplo, la isla de Yerba, cerca de Túnez”. La piratería documentada es menos fantástica y heroica, pero, a la vez, más entretenida.