La casa que comparten personajes literarios como Fray Perico, Pampinoplas y el pirata Garrapata anda revuelta. El Grupo SM, una de las mayores editoriales españolas de material educativo y literatura infantil, propietaria de la mítica colección El Barco de Vapor, quiere despedir a casi 200 trabajadores en todo el país, casi un tercio de la plantilla. La empresa, propiedad de la orden religiosa Compañía de María, arguye “una caída de ingresos” en las últimas campañas, a pesar de que la facturación del conjunto del sector de la edición educativa aumentó un 5,5% en 2022, y las ventas de libros de literatura infantil y juvenil han crecido en España un 50% en los últimos cinco años.
Los empleados denuncian que la empresa, caracterizada por su labor social, pretende ejecutar los despidos con la indemnización mínima que establece la ley: 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades. “Nos sorprenden estos términos tan radicales”, afirma Pablo Lobato, que trabaja en SM como editor de libros de texto. El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por el Grupo SM el pasado mes de febrero tampoco contempla bajas voluntarias o prejubilaciones que podrían “paliar el daño” a la plantilla, que está protagonizando protestas a diario en la sede central del grupo en la localidad madrileña de Boadilla del Monte.
“La sensación de indignación está muy extendida entre el colectivo de trabajadoras y trabajadores, al constatar que, una vez más, el sufrimiento generado por una supuesta crisis económica propiciada por los dirigentes de la empresa va a recaer de manera desproporcionada en quienes no la han provocado”, relatan los empleados. Aluden a las “contorsiones organizativas” en la cúpula del grupo editorial que preside el religioso marianista José Manuel Cidad. También a la “mala gestión” del equipo directivo encabezado por Antonio Navarrete, que hace unos meses despidió a seis altos cargos “con unas condiciones que no tendremos en este ERE”, apostilla Belén Carneros, portavoz del colectivo de empleados de SM.
“Estamos perplejos”, apunta desde el anonimato una empleada veterana. En su opinión, extendida en una plantilla con salarios prácticamente congelados desde 2009, en lo más alto del organigrama de la empresa entraron personas sin experiencia en el “peculiar mundo editorial” que tomaron demasiadas decisiones erróneas. Tantas que han dejado en una situación vulnerable a la matriz española del Grupo SM, un gigante del sector que hace cinco años facturaba casi 300 millones de euros en cada ejercicio. Más de la mitad de ese negocio ya procedía entonces de las filiales en nueve países latinoamericanos de una empresa que destina parte de sus beneficios a proyectos sociales en diferentes latitudes, desde la Cañada Real de Madrid a la república caribeña de Haití.
Más de 80 años de historia
Las siglas SM hacen referencia a la Societas Mariae, nombre en latín de la católica Compañía de María que en 1938 fundó en Vitoria esta editorial educativa, trasladada unos años después a Carabanchel Alto, a la afueras de Madrid. En 1977 los religiosos marianistas constituyeron la Fundación SM como propietaria de la empresa, con la finalidad de “devolver a la sociedad los beneficios empresariales”. Dos años después, la editorial crearía los premios y colecciones Gran Angular y El Barco de Vapor. En esta última se consagró el escritor madrileño Juan Muñoz , 'padre' de Fray Perico y el capitán Garrapata, protagonistas de libros que han vendido más de un millón de ejemplares desde entonces. Actualmente, SM sigue publicando algunos de los títulos más leídos de literatura infantil y juvenil, como la serie Los Futbolísimos de Roberto Santiago.
“La empresa presume de una serie de valores que muchos trabajadores asumíamos como propios, como la ética del cuidado, pero ahora no se están aplicando con nosotros, porque no nos estamos sintiendo cuidados, y eso produce malestar”, lamenta Pablo Lobato en nombre de los 685 empleados en España entre los que se repartirán los 197 despidos que propone la empresa. El ERE afectará a la sede central de Boadilla, al centro logístico de Getafe (Madrid) y a las oficinas de Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Las Palmas y Oviedo.
Los despidos, según se ha trasladado a la plantilla, se ejecutarían en dos fases: los primeros en abril y el resto en julio, cuando terminan las visitas de los comerciales a los centros educativos: este año tendrán que convencer a los docentes de que los mejores libros de texto son los de una editorial que está despidiendo a sus trabajadores. “Es lo que teme la red comercial, que los despidos les afecten terminada la campaña, y que tengan que trabajar con esa incertidumbre, obligados a defender el proyecto cuando no sabes si vas a seguir trabajando”, explica Lobato.
La empresa ha declinado hacer declaraciones a elDiario.es y remite a un comunicado que justifica el ERE por la pérdida de ingresos, aunque el Grupo SM no ha hecho públicos sus resultados de los dos últimos ejercicios. Los “sistemas de gratuidad” de los libros de texto implantados en las diferentes comunidades autónomas, el “incremento del 'no uso' de materiales” editoriales en el aula, “la creciente socialización de libros” o “el descenso de la natalidad” en España son algunas de las causas a las que atribuyen sus malos balances.
Una excepción en el sector
La caída de ingresos de SM es una excepción en el conjunto de editoriales educativas, que cerraron 2022 âel último ejercicio con datos disponiblesâ con un volumen de negocio de 2.718 millones de euros y un incremento acumulado del 15% de sus ingresos durante los últimos cinco años, según el informe anual de la Asociación Nacional de Editores de Libros y material de Enseñanza (Anele). Incluso la venta de los tradicionales libros de texto âque tuvo un retroceso en 2021â repuntó un 2,8% facturando 757 millones. Ese mismo año, el sector de la literatura infantil y juvenil âel otro puntal de SMâ cosechó un total de 469 millones en ventas, un 8,6% más con respecto al año anterior, apunta la Federación de Gremios de Editores de España.
La entrada en las aulas de la enésima ley educativa contribuye a este contexto boyante. La LOMLOE impulsada por la ministra socialista Isabel Celaá y aprobada a finales de 2020 ha supuesto la renovación de los libros de texto en todas las comunidades autónomas âque tienen las competencias educativas y deciden la mitad de sus contenidos curricularesâ durante los dos últimos cursos. “La aplicación de la LOMLOE ha sido un momento de beneficio para las empresas, aunque luego vengan años de barbecho”, reconoce José Moyano, presidente de Anele, que también representa al Grupo SM.
La fiesta editorial de los dos últimos cursos, sin embargo, ha dejado una desagradable resaca en determinadas empresas. “Algunas han sufrido más que otras”, indica el presidente de la patronal de los libros de texto. “Porque la LOMLOE se hizo muy deprisa y muy mal, y para tener listos los nuevos libros, se tuvo que contratar mucho personal. Eso ha hecho que las inversiones sean multimillonarias y la tasa de retorno no sea, en algunos casos, la esperada”, añade Moyano.
El Grupo SM desliza en su comunicado que no han obtenido los resultados que esperaban en las “ultimas campañas, especialmente las de implantación de la LOMLOE”. “Tener listos los nuevos libros de texto fue horroroso, peor que en anteriores cambios legislativos, porque en algunas comunidades, por cuestiones políticas, no tenían definidos los contenidos curriculares cuando ya habíamos entrado en imprenta”, apuntan desde la plantilla de la editorial. Se refieren a los retrasos en regiones gobernadas por el Partido Popular como Andalucía. “Ha sido un caos”, resume el presidente de la patronal.
Tras el esfuerzo de los últimos cursos para adaptar a tiempo los nuevos contenidos de la LOMLOE, el ERE pilla a algunos trabajadores algo exhaustos. “Están siendo días de mucha angustia porque no solo sufres por si te echan: también por cómo van a hacer los que se quedan sin un tercio de los que estamos ahora”, reflexiona un editor de la plantilla al que no le salen las cuentas. SM defiende en su comunicado que los despidos ayudarán a hacer la empresa “sostenible”, aunque no ha presentado ningún plan de viabilidad a la plantilla, que teme un escenario laboral “insostenible” cuando haya que afrontar el trabajo cotidiano con 197 compañeros menos. “Los libros de texto requieren tiempo para hacerse bien, porque son importantes y siguen siendo útiles, y con este ERE la empresa no los está poniendo en valor”, remacha otro de los veteranos.