Ferrol, 28 oct (EFE).- Es exponente del Novo Cinema Galego, una corriente que bautizó hace ya una década Martín Pawley y que con el paso de los años se ha empeñado en cumplir con la profecía del crítico coruñés. Lois Patiño, que este miércoles visita Ferrol para preestrenar “Lúa vermella” a dos días vista de su debut en salas, recuerda a Efe que aquella “etiqueta” nació “poco antes de que Oliver Laxe estrenara su primer largometraje en Cannes”.
“Detectó que había un talento en ciernes en Galicia”, asegura. Para el realizador, ya se palpaba la existencia de “gente que explora nuevas formas cinematográficas, se aventuró y los éxitos internacionales han ido afianzando esa etiqueta”.
Y es, a su juicio, “una etiqueta que ha ido creciendo en nombres” y que hace posible un grupo de “amigos, nos ayudamos entre nosotros”. Admite, en todo caso, que podría “haber focalizado en Oliver; es la punta de lanza, el hermano mayor, un faro dentro del grupo”.
Patiño piensa en colectivo y sostiene que esta nueva hornada del cine hecho en Galicia permite que a “los que se están formando ahora” se les pueda “decir que el cine puede ser más cosas que las que nos llegan desde las plataformas”.
Augura que se abra “una perspectiva que va a enriquecer con su diversidad al cine” para quitarse “miedos o complejos”. “Somos un grupo muy valiente, ambiciosos creativamente, muy intrépidos; hace un efecto llamada para nuevos cineastas”, considera el director.
En una “época de resistencia para todos”, lanza “Lúa vermella”, que se iba a estrenar en marzo pasado y a la que la pandemia movió hasta el fin de semana del Samaín gallego. No podría ser una fecha más adecuada para “una película de meigas y Santa Compaña, la apertura de las puertas de la muerte”.
Indica que este “tipo de propuestas en pantalla grande adquiere su razón de ser” por tratarse de “una experiencia sensorial; en Galicia se ha grabado, es donde va a ser mejor comprendida”.
Este miércoles se ha citado con el público en un acto en los Dúplex, las únicas salas de proyección que siguen abiertas en Ferrol, y Lois Patiño observa que los “cines ya estaban en una dura prueba”, agravada por la pandemia, “frente a la competencia de las plataformas”.
Para esos “templos del cine”, un filme que por una hora y media “sumerge en este universo de fantasmas”. El proyecto se gestó desde su anterior cinta, “Costa da Morte”, en la que ya “profundizaba en la relación ser humano-paisaje”.
Al realizador le mueve “cómo se va construyendo la identidad de un paisaje” y esta vez apostó por “profundizar todavía más en este mundo legendario”.
“Es una película que busca retratar a la gente y el espacio”, reconoce, para concretar que ese entorno es en “Lúa vermella” algo más “ficticio” tras una “Costa da Morte” más apegada al género documental. Se aferra a personajes de calado, como el Rubio de Camelle, “un buzo que ha recuperado más de 40 cadáveres de náufragos perdidos en el mar”.
Patiño se propuso “retratar los paisajes de la zona”, rodó en la Costa da Morte y las comarcas lucenses de Ribeira Sacra y Lemos, “y los rostros”, con protagonismo de “los propios habitantes”.
Ya ha llevado su trabajo al Festival de Málaga o a la Berlinale, certamen tras el que exhibe “una satisfacción enorme”, pero ensalza especialmente el reconocimiento en un evento malagueño “a priori para cine más narrativo”. Para él, una esperanza, la que él mismo simboliza para reivindicar nuevas formas expresivas.
Por Raúl Salgado