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Luis Gordillo vuelve a la “espontaneidad” del dibujo debutando en cerámica

Madrid —

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Madrid, 22 abr (EFE).- Luis Gordillo (Sevilla, 1934) nunca ha temido a lo nuevo. Por eso no ha tenido problema en cambiar el papel por los azulejos y volver a la “espontaneidad” del dibujo, con el que se lo pasa “muy bien”, para su colección “Under My Skin”, nacida como ganadora de la III edición del Premio de Arte Catalina D'Anglade ARCOmadrid.

Expuesta desde este jueves y hasta el 22 de abril en la Galería Marlborough de Madrid, se trata de una colección de 26 series de doce azulejos con los que Gordillo se adentra por primera vez en la cerámica -elaborada por maestros de Talavera de la Reina (Toledo)- en un guiño a sus abuelos ceramistas y a su actividad como dibujante, más allá del pintor conocido por su trabajo en la abstracción.

Cuando, tras ganar el citado premio, que busca aunar arte y diseño para llegar a nuevos públicos, decidió con Catalina D'Anglade optar por la cerámica, Gordillo estaba “preparando unos dibujos especiales, no demasiado espontáneos, sino una cosa más razonada, casi pintura”, cuenta a Efe.

No fraguó y dada su “importante actividad dibujística”, formato con el que se lo pasa “muy bien” porque es “muy rápido y muy espontáneo” y fluye desde “un lugar profundo” de sí mismo, vio que había doce que “encajaban perfectamente para este proyecto”, así que los llevó a unos azulejos con los que además recuerda una actividad familiar.

“No había trabajado nunca con la cerámica. Pero soy de Sevilla, que es un ligero antecedente, y mi familia materna, que era de Triana, tuvo una fábrica de ladrillos que era muy importante y al final puso una fábrica de cerámica para exportarla a América”, detalla.

Eso no significa que vaya a abandonar el papel, porque, especifica, “el dibujo nace en el papel y luego lo abandona para aparecer sobre un nuevo soporte, el azulejo”.

A Gordillo le parece “excelente” la idea de Catalina D'Anglade de crear este premio -él ganó su tercera edición- para conjugar arte y diseño y llegar así a nuevos públicos.

“Antes se hacía mucha obra gráfica (grabados, litografías...) y esa era la manera de poner obras, que podían ser importantes, dependiendo de quién lo hiciera y con qué calidad, a disposición de un público más amplio. Y todo el mundo podía llegar a tener una obra buena en su casa. Esa necesidad parece que se ha perdido y este proyecto recupera esa forma de llegar a nuevos públicos”, opina.

De hecho, explica a Efe D'Anglade, además de la adquisición de obra durante la feria ARCOmadrid, el premio contempla esta fase creativa.

“Con la primera ganadora, Fernanda Fragateiro, creamos unas esculturas que pueden servir de balda y con el segundo, Secundino Hernández, surgieron unas lámparas. Con Luis llegamos a la cerámica como material”, recuerda.

Con una dilatada trayectoria en la que ha conseguido ser una referencia en el arte abastracto, Gordillo asegura a Efe que su trabajo “no ha sufrido” por la actual pandemia: “He continuado, incluso creo que he podido trabajar más porque he tenido más tiempo, pero el mercado ha bajado muchísimo, la vida de las galerías ha descendido mucho, sobre todo de asistencia, aunque la mayoría han seguido trabajando con los medios digitales”.

De ahí que él continúe con su “vida normal” en el estudio, que consiste en “hacer muchas cosas a la par”, lo que, curiosamente, le permite “descansar”.

“Cuando insisto mucho en un cuadro, me produce un desgaste progresivo. Tengo dos estudios, me voy al otro estudio y me libero y sigo con otra cosa o cosas de papel, o cosas digitales, de ordenador. Yo trabajo en siete u ocho cosas a la par y eso me distrae y me compensa mucho”, reconoce.

Además de la muestra en la galería Marlborough, tiene en marcha una exposición del Museo Universidad de Navarra: “Una de las dos o tres más importantes que yo he hecho en mi vida”, reconoce.