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Luis Pastor, la memoria de un tiempo de protesta

EFE

Madrid —

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España ha intentado “borrar” de su historia el movimiento de la canción protesta y, con ella, a todos los cantautores “incómodos” para el franquismo que en los años 60 y 70 se convirtieron en “líderes políticos”, como Luis Pastor, que ha retratado de forma poética esa época en su nuevo libro de memorias.

“Soy memoria de un tiempo de barrio/ ciudad de extrarradio de lata y cartón/ Soy un verso lanzado al futuro, proyecto seguro, guitarra y canción” comienza una de las canciones más conocidas de Pastor (1952), un extremeño que quiso cambiar la realidad social a través de la poesía y la música con la osadía que también caracterizó a creadores como Raimon o Chicho Sánchez Ferlosio.

En un encuentro con los medios en el que ha presentado sus memorias, a las que ha bautizado con el título de su poema, “¿Qué fue de los cantautores?”, Pastor confiesa que el nuevo libro, editado por Nórdica y Capitán Swing, es mucho más que una autobiografía porque en él quedan retratadas distintas épocas de España.

Revisitar su infancia, “el país que más visita”, le ha permitido hablar de una cultura que casi ha desaparecido, la que conecta “la ciudad con la tierra” y que hizo muy feliz a ese niño “pobre y campesino” de Berzocana que, de adulto, se siente “vallecano”.

En ese ejercicio de versificar en octosílabos las imágenes de su vida para compartirlas, primero en el libro y luego en recitales, Pastor se detiene con frecuencia en analizar la realidad cultural de la España del franquismo cuando él consiguió llenar iglesias y centros juveniles con su canción protesta.

Esa música “cambió mentalidades” porque permitió, dice, que gente que no tenía cultura empezase a conocer la poesía y hablara de otros temas.

Por eso no comprende por qué hoy no se reconoce más la labor de todos aquellos artistas tan libertarios que, motivados por las circunstancias sociales, llegaron a convertirse casi en “líderes políticos” convencidos, dice en uno de sus versos, de que “un día vendría la revolución”.

“La canción protesta se ha intentado borrar de la historia de este país. Se va arrinconando su importancia, se queda relegada a dos o tres nombres y se olvida que hubo un movimiento muy importante detrás”, subraya el poeta, quien sostiene que si hay ciertos cantautores que, como él, están “olvidados” es por haber sido “incómodos” para el franquismo y no haberse callado nada.

En 1976, después de que muchas de sus canciones hubieran sido vetadas por la censura franquista y Pastor fuese cada vez más apreciado en los círculos de protesta política, dijo en el programa de televisión “Yo canto”, de TVE, que España seguía siendo una dictadura. Sus declaraciones derivaron en la dimisión del director de la cadena, Rafael Ansón.

“Yo a finales de los 70 era un militante, no era un cantante”, recalca Pastor, consciente de que el significado de la canción de autor en esa época no se va a repetir y se muestra satisfecho con las nuevas generaciones de cantautores, pese a que la base sea mucho más “hedonista” y se cante al amor.

“Me gusta mucho que están rompiendo los esquemas y haciendo que chavales de 15 años lean poesía”, dice en referencia a la nueva oleada de jóvenes músicos que también triunfan como poetas y entre los que menciona a Marwan y a Andrés Suárez.

Todos tienen, asegura Pastor, “derecho a crear” de la forma en que lo sientan necesario y también todos, los de ayer y los de hoy, tienen un don en común: por encima de artistas pueden ser “artesanos” porque “el arte sana”.

Y, como dice el poema que da título a sus memorias y las cierra, ahí siguen y seguirán los cantautores, “cada uno en su trinchera”, haciendo de la poesía su “pan de cada día”: “siete vidas tiene el gato/ aunque no cace ratones”.