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“Madrid sera toujours Madrid”, pero rendido a la Francia de Zaz

EFE

Madrid —

Como París, “Madrid siempre será Madrid”. Así lo suscribía hoy Zaz, principal embajadora de la canción gala actual, en una velada en la que la ciudad que hace más de 200 años se levantó contra la ocupación se ha sometido de nuevo por las fuerzas francesas o, mejor dicho, por la fuerza, entusiasmo y entrega de una voz.

Se veía venir desde que hace semanas se anunció que el aforo dispuesto inicialmente para su primer concierto en el WiZink Center de la capital se quedaba corto y se ampliaba hasta las 10.000 personas, únicamente cerradas las gradas más altas y con la pista llena a reventar.

Sin entradas a la venta, se hacía patente que el de Isabelle Geffroy (Tours, 1980) ya no era más un secreto a voces en España, convertida en la nueva representante de un género huérfano por estos lares de grandes figuras desde el fallecimiento en octubre de Charles Aznavour, al que rinde homenaje en esta gira.

En casi diez años de carrera discográfica desde la publicación del homónimo “Zaz” (2010), su mezcla de canción francesa y “gipsy jazz” ha construido un repertorio de calado internacional, con temas como “On ira” o “Je veux”, más conocido si cabe gracias a una versión en la última edición de “Operación Triunfo”.

Entre el público que ha asistido esta noche al antiguo Palacio de Deportes de Madrid, la diversidad tomaba cuerpo y era tan fácil encontrar oleadas de jóvenes seguidoras como grupos de interesados que peinaban canas, atraídos todos por la sensibilidad de esta mujer que no visitaba la ciudad desde 2015, entonces ante la quinta parte de este aforo.

Presentar “Effet miroir”, su cuarto disco de estudio, publicado en noviembre, era el motivo que la ha traído a esta única actuación en España y a ello se ha entregado con fruición durante las casi dos horas y 26 cortes del repertorio, en el que han sonado casi todas las canciones de un álbum más matizado en estilos que los anteriores.

Reivindicándose como artista viva, en sus nuevos temas aborda las coordenadas conocidas, pero también rock, pop, country, soul, calipso e incluso salsa, con guiños al castellano como “Qué vendrá”, interpretada por sorpresa junto a Alba Reche, precisamente la exconcursante de OT que la versionó y la descubrió a un segmento adolescente.

La cantautora no ha dejado de lado ni sus clásicos, piezas tan coreadas como “Si jamais j'oublie” o “Éblouie par la nuit”, de su primer álbum, ni tampoco sus habituales mensajes de cambio social, con la participación incluso de una organización preocupada por el medio ambiente, Territorios Vivos.

Mucho antes de eso, en el arranque, ha saltado sola y sin música al escenario, opacado aún por unos cortinones, pero provista del arrojo de una voz sólida y personalísimamente rota con la que pronto ha acallado al público impaciente que segundos antes silbaba el ligero retraso en el inicio del concierto.

Encendidos ya todos los vatios de luz y sonido de su espectáculo, se ha revelado un montaje compuesto por un doble arco volado de leds, una gran pantalla semicircular debajo y una banda integrada por cinco miembros, siguiendo el formato clásico de percusión, teclados, bajo y dos guitarras.

Con “La fée” ha hecho su primera incursión en el pasado, concretamente en su disco de debut, para introducir instrumentos nuevos como el cósmico ceremín, antes de dar paso a una canción tan plácida y honesta como “Demain c'est toi”, en la que reflexiona sobre una futura maternidad.

Para despertar del ensueño, nada como la roquera y larguísima “La danse des éléphants”, salpicada de riffs y electrónica, desde el que se ha ido a un pizpireto segmento acústico impregnado de jazz, xilófono y contrabajo, en el que han sonado “Comme ci, comme ça”, el “Oublie Loulou” de Aznavour o el “Paris sera toujours Paris” de Maurice Chevalier, reconvertida en “Madrid sera toujours Madrid”.

La sensibilidad a flor de piel, apenas acompañada por el piano, ha regresado con temas como “Mes souvenirs de toi” o “Ma valse”, su voz en primerísimo plano para entonar mensajes de empoderamiento personal como “Si je veux vivre ce monde / Ma vie à ma façon / J'accepte de vivre ma loi / Allier mon âme à ma raison / Je lâche prise / J'ose me vivre / Je lâche prise / Et j'ose vivre”.

El final comenzaba a asomar cuando la pasional “Éblouie par la nuit” ha convertido el recinto en un sistema solar con Zaz como principal fuente de calor, probablemente de lo mejor de la noche junto a la esperada “Je veux”, otra vez con Alba Reche como coprotagonista, y poco antes de unos bises para los que ha reservado “On ira”. Y así Madrid, por una noche, fue París.