El portugués Manoel de Oliveira, considerado a sus 105 años el realizador más veterano del mundo, comienza mañana en su Oporto natal el rodaje de un nuevo filme, “O Velho do Restelo”, una vez superados algunos problemas de salud.
En “O Velho do Restelo”, De Oliveira vuelve a reflexionar sobre la historia de Portugal a través de los textos de Luís de Camões y Miguel de Cervantes y basa su argumento en partes del libro “O Penitente”, del poeta portugués Teixeira de Pascoaes (1877-1952).
“O Velho do Restelo” se inspira en el personaje homónimo creado por Camões en la obra “Os Lusíadas”, que simboliza a personas pesimistas y reaccionaras acerca de los descubrimientos portugueses.
La productora O Som e a Fúria confirmó hoy a EFE que la cinta se filmará entre el 9 y 13 de abril. Para esta película, el realizador portugués, muy apreciado en circuitos independientes, esperó varios meses para lograr financiación.
Según la productora, fue crucial el patrocinio del secretario de Estado de la Cultura de Portugal, Jorge Barreto Xavier, y el respaldo de la ministra de Cultura y Comunicación de Francia, Aurélie Filippetti, país en el que De Oliveira es muy apreciado.
El centenario cineasta ha superado en los últimos años algunos problemas de salud, entre ellos un internamiento hospitalario en el verano del 2012 por problemas de insuficiencia cardíaca y otros episodios en el invierno del 2013.
Manoel de Oliveira, considerado el cineasta portugués de mayor renombre internacional, es autor de cerca de 60 filmes, entre cortos, documentales y largos, caracterizados por su perspectiva cultural e histórica, a través de las que procura encontrar armonía entre la palabra y la imagen.
Durante su extensa carrera, se granjeó una notable fama internacional dentro del cine de autor europeo y dirigió a actores como John Malkovich, Catherine Deneuve o Alfredo Mastroianni.
“Francisca” (1981), “A Divina Comédia” (1991), “Não, ou a vã glória de mandar” (1990) y “Um Filme Falado” (2003) son tres ejemplos citados por los cinéfilos como los mejores ejemplos de universalidad de su obra.
El León de Oro en 1985 en Venecia por el filme “O Sapato de Cetim” y el Premio del jurado en Cannes en 1999 por “A Carta” destacan entre los galardones que coleccionó a lo largo de su recorrido cinematográfico, que se inició en los años 30 en el cine mudo.