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ENTREVISTA Bailaora y coreógrafa

María Pagés: “La marginación de la danza tiene que ver con la sociedad patriarcal en la que vivimos”

Era la primera vez que bailaba en las tierras de Juana la Macarrona y tuvo que hacerlo a través de este festival cruce de culturas con América, el Festival Iberoamericano de Cádiz que abrió este año edición con Scheherezade su 39 edición. Y el Gran Teatro Falla, de platea caliente, la recibió con admiración y entusiasmo. Más de diez minutos de palmas y olés saludaron a este espectáculo feminista y poético de danza-teatro donde se impuso la figura de esta bailarina de brazos sinuosos y con uno de los plantes a tierra más poderosos del flamenco. 

Este periódico ha conversado con ella y con su pareja, el poeta marroquí El Larbi El Harti, dramaturgo de sus espectáculos. Pagés habla de su carrera, de la figura de la mujer en la danza y de una nueva aventura: el nuevo centro de danza que se inaugurará el año que viene en el Matadero de Madrid, el principal proyecto cultural del Ayuntamiento de Madrid liderado por la delegada de cultura Marta Rivera de la Cruz.

María Pagés empezó con 15 años bailando en la compañía de María Rosa en un Madrid de 1978 que boqueaba tras una larga dictadura, luego lo haría con la de Antonio Gades. Desde 1990 tiene compañía propia. Hoy, después de una brillante carrera que le ha llevado por todo el mundo, esta sevillana (Premio Nacional en 2002 y Premio Princesa de Asturias en 2022) vive un momento de madurez escénica. Su historia es media vida de la danza y el flamenco de este país. 

En la actualidad el mundo flamenco acepta y disfruta de iconoclastas como Israel Galván o Rocío Molina. Pero antes, otra mucha gente tuvo que lidiar con una España tradicionalista donde no se aceptaba renovación alguna. Sin embargo, con esta obra, Sherezade, Pagés recibió uno de los mayores aplausos de su carrera en el Teatro de la Maestranza, una espina que esta sevillana pudo quitarse.

Cuando era más joven, con la ortodoxia las debió de tener gordas, ¿no? 

María Pagés: Uyyy, he bregado todo y más, pero llega ya un momento que eso se supera. Es curioso, pero es así. Al final, tú planteas lo que crees y ya está, además al final todos venimos de lo mismo y bebemos de la misma fuente. Además, el tema de los puristas ya es casi fantasmal, son gente que en realidad ya casi no existe, pero bueno alguno ahí sigue.

Primera vez en Cádiz, ¿cómo lo afronta?

María Pagés: Es la primera vez, me hace terrible ilusión. No sé cuántas veces he ido a Nueva York, hemos hecho 38 giras en Japón, hemos ido a Beijing, a París, a Moscú… Y nunca había bailado en Cádiz. Imagínate la ilusión que tengo. El destino ha dicho que tiene que ser así, pues bueno, sea.

Scheherezade es una pieza para once bailarinas, con dos cantaoras, dos guitarras, un violín, un chelo y percusión, una gran producción que se estrenó en el Gran Teatre Liceu en 2022 con la que el flamenco tuvo presencia por primera vez en el imponente Festival de Salzburgo, pero ¿qué universos trata?

El Arbi El Harti: Es una obra que llega tras Una oda al tiempo, un trabajo que ya recogía el momento de las democracias, cansadas y comienzo de los populismos. Con Scheherezade ya estamos en la puta crisis, ya estamos en la violencia, ya estamos en la agresividad, ya estamos en el culto a la muerte. Para nosotros Scheherezade es la palabra, pero a través del baile, la palabra como herramienta de salvación, solo queda la esperanza de retomar la palabra, no hay otra.

En escena en esta Scheherezade manda la mujer

María Pagés: Todas somos mujeres. Las voces, toda la palabra que vamos a escuchar, que se va a decir, cantar o se va a bailar, es de mujeres. El papel de Scheherezade atraviesa toda la obra. El inicio es un asalto, una conquista del espacio por parte de ella. Scheherezade va conduciendo, atrayendo, abrazando otras mujeres, e incluso en los momentos que surge la violencia este personaje, que ya es más mayor y pudo haber sido una Bernarda, una Medea o una Safo, va uniendo y tejiendo hasta crear un espacio común y una voz común, un horizonte común.

Se podría decir que Scheherezade ofrece una panorámica de cómo la palabra de la reconciliación siempre estuvo presente en la mujer. Usted ha visto cambiar esta profesión y este país desde que llegó en 1978 a Madrid, ¿cómo ve la situación actual de la mujer en la danza?

María Pagés: La danza es de todas las artes probablemente la más femenina, incluso en dedicación. En la sociedad de autores somos mayoría, es la única disciplina en que es así, quizás por eso sea a veces la más marginada, la que ha estado más castigada, la que ha estado más apartada, en la que menos se ha creído. La marginación de la danza tiene que ver con la sociedad patriarcal en la que vivimos.

Debe parecerse poco la España de 1978 con la actual, ¿no?

María Pagés: He pasado por muy diferentes estadios, soy ya de las últimas que queda de mi generación en activo. Por suerte cuando yo empiezo a arrancar coincidió con un gran cambio en este país. Y esos grandes cambios sociales han influido muchísimo en lo que ha sido el desarrollo de la danza. Cuando yo empecé ir a Sevilla y hablarles de coreografía era hablarles en chino. 

Se podría decir que algo hemos evolucionado…

María Pagés: La danza ha evolucionado muchísimo desde que yo comencé y el papel de la mujer también. Hoy la danza flamenca vive un momento de gran protagonismo femenino. Y eso no es otra cosa que el reflejo del gran progreso que ha habido en nuestra sociedad. El problema es que ahora todo está en retroceso, estamos inmersos en una gran crisis humana, de pensamiento. Y todo esto va a tener consecuencias, en la danza también están volviendo los malos espíritus, estamos entrando en retroceso, en un momento de repliegue.

¿Se refiere a las posibilidades de proyectar la danza, de girar, de dar visibilidad?

María Pagés: Podríamos estar en un momento muy brillante, porque después de muchos años hemos llegado a espacios que antes estaban cerrados, pero no es así. No hay posibilidades de llevar a cabo el potencial creativo que existe. Solo puedes irte de gira con cuatro personas y dos de ellos han de ser técnicos. Para tener una buena gira solo puedes tener dos personas en escena, si no, no da. Entonces, ¿de qué sirve la creatividad y todo el desarrollo escénico, de sabiduría, de conocimiento acumulado?

El centro de danza de Matadero: una aventura de grandes dimensiones

En enero de este año el Ayuntamiento de Madrid anunciaba a María Pagés como la nueva directora de la Nave 11 que se dedicaría a la danza. Desde ese anuncio y en negociación con el Ayuntamiento, María Pagés y El Arbi han conseguido hacer un proyecto de mucho mayor alcance, un centro de danza que tendrá 38 personas trabajando, 20 personas de nueva contratación y 18 personas del personal de Madrid Destino, la empresa municipal gestora del Ayuntamiento, que serán destinadas a este centro. Además, se han acometido unas obras por valor de 2.164.000 euros para acondicionar la Nave 11 a la danza y se están habilitando salas de ensayo y oficinas, 1.200 metros cuadrados, en la Nave 16. 

La directora del centro será María Pagés y El Arbi será el subdirector, una dirección artística para la que el Ayuntamiento ha destinado 164.000 euros. Además, la dirección contará con 15.000 para gastos de desplazamiento. La licitación aprobada es por un periodo de cuatro años. El plan es el mayor acometido por el Ayuntamiento de Madrid en años en materia de cultura, es el gran proyecto de la delegada de cultura, Marta Rivera de la Cruz. Las obras continúan y se sabe muy poco del proyecto presentado por Pagés, por no decir nada. No hubo concurso y la designación ha sido directa.

¿Qué pueden contarnos del nuevo proyecto en el que están inmersos?

El Arbi: Estamos muy contentos, pero con mucho trabajo. Desde que hemos cogido la responsabilidad de la dirección artística de Matadero, que es un proyecto que se está construyendo desde la nada, hemos tenido que frenar un poco, levantar el pie de las giras. Además, tenemos el centro coreográfico de Fuenlabrada, que ya funciona pero que también hay que cuidar.

¿Cuándo inauguran?

El Arbi: Nosotros ya tenemos toda la temporada programada, pero las obras continúan. Está previsto que las obras concluyan en abril. Pero antes de final de año presentaremos el proyecto.

¿Podrían adelantar alguna de sus líneas?

María Pagés: El Ayuntamiento ha comprendido y apoyado nuestro proyecto, queríamos un centro coreográfico y eso es lo que estamos construyendo. Lógicamente no es solo exhibición, sino que habrá un trabajo de investigación de creación, habrá residencias, artistas asociados y coproducciones, lo importante es que Madrid tenga un centro dedicado a la danza con recursos. 

¿Tienen ya nueva pieza de su compañía para el Centro?

María Pagés: Por ahora no, el trabajo de levantar el centro está siendo muy exigente, no hay horas en el día. Pero la verdad es que tenemos uno ahí ya pensado. Yo creo que será igual el cierre, el broche de oro. Será para 2026. Ahora nos absorbe tanto el proyecto de Matadero que es difícil pensar pero ahí hay una idea que se está incubando, hay una idea sobre un texto muy bonito que escribió El Arbi. 

El Arbi: La historia de María es preciosa. Ella sincretiza lo que es este país. Es catalana, andaluza por accidente, la única hija de su familia y les sale rana, flamenca. Va a Madrid con 15 años, a los 16 tiene su primera gira en Japón y en la URSS con la compañía de María Rosa y ya nunca vuelve a Sevilla. Pero bueno veremos, lo que se trata ahora es de crear un centro estable que perdure en el tiempo. Nosotros ya no queremos nada, María lo que desea es devolver, devolver todo lo que ha ido recibiendo y acumulando durante los años, lo que más nos interesa es que María deje un legado. 

María Pagés: Es muy buen proyecto, hay una mirada a la danza hecha en España, tanto a los consolidados como a los que comienzan. Pero poco a poco, ya no tenemos cuarenta y no somos eternos.