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El Museo del Prado, Princesa de Comunicación y Humanidades en su bicentenario

El Museo Nacional del Prado, que en 2019 celebra su bicentenario, ha sido galardonado este martes con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Icono de la cultura española y Universal, es una de las pinacotecas más reconocidas e importantes del mundo y de las más visitadas de Europa, con unas tres millones de entradas anuales vendidas.

La fundación destaca que “doscientos años después de su inauguración, tras varias reformas y sucesivas ampliaciones, el Museo del Prado sigue cumpliendo la alta misión de conservar, exponer y enriquecer el conjunto de las colecciones y obras de arte que, estrechamente vinculadas a la historia de España, constituyen una de las más elevadas manifestaciones de expresión artística de reconocido valor universal”.

El Prado es conocido más como museo de pintores que de pinturas por la singularidad de su origen dependiente del mecenazgo real de los siglos XVI y XVII, orientado a reunir el mayor número de obras posible de los artistas preferidos. Por este motivo, el Museo tiene los mayores conjuntos de El Bosco, Tiziano, El Greco, Rubens, Velázquez o Goya, en algunos casos con más de un centenar de obras.

Con la dinastía Borbón llegaron los pintores franceses en un siglo XVIII dominado por artistas foráneos, como los italianos, hasta finales de la centuria, en la que Goya devolvió a un español el dominio del escenario cortesano.

En el siglo XIX, la desamortización de los bienes eclesiásticos contribuyó, a través de los fondos del Museo de la Trinidad, a incrementar las colecciones de El Prado, que se cerraron en 1881. Aunque eminentemente pictóricas, también comprenden excepcionales testimonios escultóricos, de artes decorativas y de obras sobre papel, desde la Antigüedad hasta el siglo XIX.

Desde su fundación, el Museo ha ingresado más de 2300 pinturas y gran cantidad de esculturas, estampas, dibujos y otras piezas a través de donaciones –como las Pinturas negras de Goya–, legados –como el de pintura del siglo XIX de Ramón de Errazu– y compras –Fábula y La huida a Egipto de El Greco, La condesa de Chinchón de Goya o El barbero del papa de Velázquez, por ejemplo–.

Entre sus tesoros más emblemáticos que se pueden contemplar se encuentran El jardín de las delicias de El Bosco, El caballero de la mano en el pecho de El Greco, El tránsito de la Virgende Mantegna, Carlos V en Mühlberg de Tiziano, El lavatorio de Tintoretto, el Autorretrato de Durero, Las meninas de Velázquez, Las tres Gracias de Rubens, La familia de Carlos IV de Goya o Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga de Gisbert.

Como recuerdan en su acta, los Princesa de Asturias están destinados, según señala su Reglamento, a galardonar “la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupo de personas o de instituciones en el ámbito internacional”.

Conforme a estos principios, el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades se concederá a “la labor de cultivo y perfeccionamiento de las ciencias y disciplinas consideradas como actividades humanísticas y de lo relacionado con los medios de comunicación social en todas sus expresiones”.

El galardón de Humanidades, al que optaban 29 candidaturas de 14 nacionalidades distintas, es el segundo en fallarse de los ocho premios que anualmente concede la Fundación Princesa de Asturias, que este año cumplen su XXXIX edición.