Amparito
Amparito
Clara oscuridadMont VentouxPUNK-POP7/10Clara oscuridad
Tras comenzar en esto sin formación musical, un año de rodaje en el local de ensayo, algunos conciertos y una prometedora maqueta, se estrenan en formato largo estas cuatro madrileñas con diez canciones que apenas alcanzan los dos minutos cada una. Y lo hacen por derecho propio, habiendo destacado entre la inagotable y abundante escena garajera que tiene como epicentro el madrileño del barrio de Malasaña.
Lo sencillo sería situar a Amparito junto a otras bandas madrileñas igualmente formadas por cuatro mujeres (Hinds, Las Odio, Rayo,…), pero lo cierto es que de hacerlo así estaríamos cometiendo un equivocación fatal. Más allá de que todas ellas comparten alineación (voz, dos guitarras, bajo y batería), se han fogueado en las mismas salas de concierto y puntualmente pueden compartir escenario, en lo esencial su música tiene poco que ver entre sí.
Urgentes, enérgicas y deliberadamente chillonas, Amparito parten del espíritu primario del punk para firmar unas canciones que aspiran (y consiguen) acercarse a los Wire del primer disco más que a guiñarle el ojo a cualquier banda de Burguer Records. Ese mismo descaro se transmite a unas letras que, sin llegar a convertirse en prodigios líricos, consiguen su propósito de transmitir al mismo tiempo el descaro y la desazón juvenil. Puestos a buscarles compañeros de viaje a Amparito mucho mejor nombres como los de Biznaga o Futuro Terror.
Karen O & Danger Mouse
Karen O & Danger Mouse
Lux PrimaBMGPOP6/10Lux Prima
Vayan por delante mis prejuicios contra Karen O y su grupo de siempre, Yeah Yeah Yeahs, posiblemente el más sobrevalorado de la ya de por sí artificialmente inflada escena guitarrera neoyorquina de este milenio. Más credibilidad despierta a priori Danger Mouse, curtido en mil batallas a menudo resueltas con brillante. Además de formar parte de Gnarls Barkley y Broken Bells, ha trabajado al más alto nivel como productor con Gorillaz, The Black Keys, Beck, U2 y otras leyendas.
Desde el primer momento la unión de ambos contaba con un punto a su favor: lo inesperado del resultado de su colaboración. Una colaboración que tal y como han revelado estos días comenzó con la composición del tema que da título al disco. Son nueve minutos de pop ambiental y falsamente trascendente que recuerda mucho al exitoso (hoy ya olvidado) pastiche con el que los franceses Air se hicieron populares en todo el mundo hace más de dos décadas.
Pero la conexión con el pop galo no se limita a los amables aires prog que destila ese tema en particular. A lo largo del disco hay una deuda palpable con el pop francés de los setenta, con los Gainsbourg, Hardy y compañía. El propio timbre de Karen O, más infantilizado que nunca, se acerca al de una France Gall que se mueve a medio camino de lo inocente y lo sensual. Y por mucho que Karen O haya hablado en la ronda promocional del disco de las cualidades terapéuticas de estas canciones, lo cierto es que en apariencia las letras ahondan en la temática amorosa sin aspirar a darle una vuelta de tuerca al género.
Lo cierto es que, aunque no hay demasiadas cosas negativas que decir a propósito de un disco facturado con un oficio fuera de toda duda, también se antoja complicado encontrar motivos para recomendar abiertamente su escucha. Especialmente cuando no hace tanto tiempo artistas como Charlotte Gainsbourg o Christine & The Queens han transitado territorios similares con resultados mucho más brillantes y discursos altos y claros.
Piroshka
Piroshka
BrickbatBella Union / [PIAS]POP6/10Brickbat
Cualquier comentario sobre el primer disco de Piroshka perfectamente podría terminarse en el momento de recitar la alineación del grupo: Miki Berenyi (voz y guitarra de Lush), KJ McKillop (guitarra de Moose), Mick Conroy (bajista de Modern English) y Justin Welch (Batería de Elástica). Con la única excepción de Conroy y sus Modern English, que se foguearon en los años del post-punk (y aún así representaron su cara más volátil y etérea), el resto de componentes de Piroshka son ilustres del pop británico alternativo de principios de los ochenta.
De hecho, los dos músicos que más tienen que decir en el sonido de la banda, Miki Berenyi y KJ McKillop, lideraron dos de las más populares bandas de aquel efímero movimiento bautizado shoegaze.
A pesar de verse encuadrados en aquel sonido, los Lush de Miki Berenyi siempre aspiraron a firmar grandes canciones de pop en vez de conformarse con experimentar con sus pedaleras de efectos. Esa voluntad se aprecia también en estas diez canciones que, en lo esencial, suponen una reactualización de aquellos presupuestos: hasta el arte del disco está claramente inspirado por el histórico responsable del arte del sello 4AD, Vaughan Oliver. La potente base rítmica sirve de armazón para unas canciones que se debaten entre la distorsión guitarrera y medios tiempos cuasi orquestales, con la inconfundible voz de Miki siempre protagonista. Impecable, aunque faltan canciones.
Stephen Malkmus & The Jicks
Stephen Malkmus & The Jicks
Groove DeniedDomino / Music As UsualROCK-ELECTRÓNICO8/10Groove Denied
Quien más quien menos, todos imaginábamos que el líder de Pavement repetiría hasta el fin de sus días esa reinterpretación del alt-rock norteamericano en la que básicamente se había convertido su discografía. Una fórmula que no le sienta nada mal. Y en esas estábamos cuando ha saltado la sorpresa: Groove Denied es un disco compuesto e interpretado en buena parte con máquinas, en el que Malkmus demuestra su amor por el rock mecánico pero no por ello menos mugriento de Suicide, Chrome, Fad Gadget o Throbbing Gristle.
Los fans de Malkmus posiblemente estén muy cerca de perder la paciencia en los momentos más abiertamente experimentales y repetitivos de un disco que, sin embargo, también demuestra en cortes como Come Get Me Frat que el desmadejado clásico sonido Pavement puede reproducirse a partir de otro tipo instrumentación.
En cualquier caso, la cara B de Groove Denied no solo recupera las guitarras como elemento central de las canciones, sino que incluso remite a Westing (by Musket and Sextant) y a aquellos primeros pasos de uno de los grupos que mejor representan el rock alternativo de la década de los noventa. Más reposado, por supuesto, porque el tiempo no pasa en balde.
The Cinematic Orchestra
The Cinematic Orchestra
To BelieveNinja Tune / [PIAS]POP7/10To Believe
Doce años después de su último álbum, Mafleur, la formación británica está de vuelta con sorpresas. La principal es que una banda que hasta hoy se había identificado esencialmente por sus desarrollos instrumentales se deja acompañar en cinco de estos siete temas por otros tantos vocalistas. Nombres de peso además (Moses Sumney, Roots Manuva, Tawiah, el habitual Grey Reverend y Heidi Vogel) y todos ellos vocalistas de color que empujan la música de la Orchestra hacia un territorio si no inexplorado cuanto menos novedoso. Algo habrá tenido que ver también el trabajo del principal tándem creativo del proyecto, Jason Swinscoe y Dominic Smith, como compositores de bandas sonoras para que The Cinematic Orchestra suene hoy más majestuosa que nunca, situando a un lado los coqueteos pasados del proyecto con el jazz.
Desde la fragilidad del pianístico tema de arranque, To Believe, con un Moses Sumney totalmente protagonista, hasta el épico cierre de once minutos que remite al mismo tiempo a Radiohead y a Tortoise, el disco busca y consigue esquivar el etiquetado fácil con un ejercicio de música contemporánea emotiva y, por momentos, vibrante. Y más cinematográficos que nunca.
William Basinski
William BasinskiOn Time Out of Time by William Basinski
On Time Out of Time by William Basinski
On Time Out of TimeTemporary ResidenceCONTEMPORÁNEA7/10On Time Out of Time
Basinski, que visita Madrid el próximo miércoles 27 de marzo, cumple con su exigente ritmo compositivo y con esa suerte de compromiso por el cual publica un nuevo trabajo todos los años. En el caso de On Time Out of Time el concepto que siempre envuelve toda obra del músico neoyorquino no sólo condiciona el resultado final de la misma, sino que hasta sirve para dotarla de contenido. El disco se compone de una pieza de 40 minutos, segmentada en siete movimientos de transición imperceptible y cuyas fuentes sonoras proceden de las grabaciones del Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory.
El origen hay que ir a buscarlo en una serie de instalaciones (ER=EPR y Orbihedron) de los artistas Evelina Domnitch y Dmitry Gelfand que utilizaban esas grabaciones del nacimiento de dos agujeros negros hace 1.3 billones de años. Ese mismo material es el que Basinski ha utilizado para la grabación de su obra más cósmica hasta la fecha, y que se completa con un tema de diez minutos, 4(E+D)4(ER+EPR) registrado en directo durante las citadas instalaciones.