“Los nazis pretenden tu amor de rehén” o “No viene en patera el que roba, vecina, quien roba el trabajo viene en limusina” son algunas de las frases del vídeo Canvia el punt de vista (Cambia el punto de vista) sobre los talleres de rima antifascista en los institutos de Sabadell (Barcelona). En 2015, el vídeo se convirtió en viral en Cataluña con casi 40.000 reproducciones, sobre todo entre la comunidad educativa.
Actualmente su impulsor, el cantante de rap y conocido activista político Pau Llonch, sigue impartiendo los talleres pero ha ampliado el radio de acción más allá de las fronteras de su ciudad y además, ahora también dota de herramientas (creativas, educativas, etc) a los profesores. “En el currículum escolar hay poco espacio para estas cuestiones. Uno podría pensar que en tercero o cuarto de ESO ya pueden tener una concepción de qué es el racismo ahora, pero no. Cuando les explico el auge del fascismo en Europa y los porcentajes de voto a este tipo de organizaciones, los chavales alucinan.” nos cuenta alarmado.
Tras estos años de peregrinaje por institutos públicos, pero también algunos concertados, una de las conclusiones que saca Llonch es los pocos recursos que tienen algunos profesores para abordar los problemas en el aula. “Es increíble la desigualdad absoluta que sigue existiendo en el sistema educativo catalán.” Para él, está claro: “No es lo mismo hacer este taller en una escuela concertada del Eixample de Barcelona que en los barracones de una escuela de Ribes, en el Garraf, por ejemplo.”
Sabadell antifascista
Sabadell no es una ciudad cualquiera. Su pasado industrial, en el siglo XIX la llamaban “la Manchester catalana”, ha marcado mucho su carácter combativo: hasta el 1999 fue un feudo del PSUC (después ICV-EUiA) y ahora la alcaldía está en manos de ERC y la CUP. Pero el racismo nunca ha sido un tema ajeno en la ciudad, más bien al contrario. “Históricamente en Sabadell el tema del racismo ha sido central. Aquí hemos tenido grupos fascistas. En especial alrededor del año 2000 con el Movimiento Social Republicano (MSR) y posteriormente con Plataforma por Cataluña. Ahora parece que la cosa se está reavivando.” dice Llonch.
En los últimos años Sabadell, como muchas otras ciudades en toda España, ha desarrollado un auténtico dique de contención para que no arraigue el racismo: la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la PAH. Pau Llonch, que es un activo miembro de la PAH de Sabadell lo explica así: “La PAH ha sido un antídoto absolutamente brutal contra el racismo en todo el Estado Español. Es un espacio donde personas de cualquier origen se encuentran sin que aparezcan problemas raciales: todo el mundo entiende quién es su enemigo.”
Es fundamental comprender que esta no es solo un batalla discursiva, sino una batalla práctica que atañe a los formas de vinculación social. “La conciencia crítica se coge con la práctica, no con súper discursos. No hay atajos. Además, en el ámbito del discurso es mucho más efectiva la extrema derecha que la izquierda”.
¿Puede el racismo arraigarse aquí?
Viendo el auge del fascismo y el racismo en Europa, en Francia y Reino Unido pero también en el este del continente, sería pertinente tomar la temperatura a lo que se cuece entre los jóvenes y para eso, la posición de Llonch es privilegiada. Desde su visión, organizaciones como la PAH y el ascenso de fuerzas como Podemos han cortocircuitado la tentación del discurso racista. Pese a ello, advierte que “los rumores racistas (la sanidad pública está colapsada por los inmigrantes, las becas comedor son para ellos etc) son un caldo de cultivo que si se ve en algunas aulas.” Y añade “Para que el racismo no arraigue hay que tener conciencia crítica, imprescindible para entender cómo funciona el mundo y, por tanto, para entender quién es realmente el responsable de la situación actual. Esa conciencia no solo se tiene que formar en las escuelas.”
De todas formas, Llonch se muestra moderadamente optimista ante lo que pueda suceder en los próximos años, aunque no conviene relajarse. “Todos los procesos de explosión racista en Europa se han dado de forma vertiginosa: el tema del racismo vinculado al Brexit, todo lo que pasó en las regiones del este de Alemania con un 25% de apoyos a Alternativa por Alemania. Si preguntas en esos países si eso era posible cinco años antes de que pasará, todos te hubieran dicho '¡estás loco!'”.
Con todo esto, podríamos concluir que no hay signos claros para alarmarse sobre una situación de ascenso real del discurso racista en España. Pero, ¿podríamos decir lo mismo de las condiciones de un sistema educativo que tiene que funcionar como antídoto de ese discurso?