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En la plaza de las Comendadoras de Madrid gritan los niños y sus padres les gritan porque ellos están gritando y ellos gritan de vuelta y es la hora de la merienda, de ahí tanto grito. Pero cuando Francisco Nixon se pone a tocar, se callan. Presenta el espléndido Lo malo que nos pasa (Siesta Records), que se acaba de editar en formato físico y digital y que Fran debutará el 7 de Mayo en la sala El Sol de Madrid y el 6 de Junio en la sala BeCool de Barcelona. Llega también el ex-componente de Australian Blonde y La Costa Brava de rodar un documental sobre su carrera, Lo malo que nos pasa, dirigido por David Trueba. Cuando termina, una niña se queja de que pare. Quiere un bis, la chiquilla. Como todos.
¿Qué es el sonido de la Costa Fleming?
Tiene que ver con una serie de producciones que se hacían para una incipiente zona de marcha que había a principios de los setenta por la Castellana, cuando la ciudad se estaba expandiendo hacia el norte y empezaba a haber una clase media y un artisteo que montaba sus propios clubs. Entonces una serie de productores comenzó a hacer música para estos clubs en la onda de lo que se venía haciendo fuera: el sonido Philadelphia, la bossa nova, ritmos sudamericanos… la música disco antes de la música disco.
Mi idea era reivindicar la música española de los setenta, que ha sido muy denostada porque el discurso habitual es que todo florece con la Movida y que lo anterior era un desierto. Con mi disco vengo a decir que no era así. El relato de que hay un año cero en la música española tampoco era así.
En tu disco, ¿fue primero el sonido Fleming y después las canciones o al revés?
Primero fueron las canciones. Llevaba como dos o tres años escribiendo canciones sin mucha idea en la cabeza y cuando me decidí a grabar recopilé las que más me gustaban y escribí tres o cuatro más ya pensando en el sonido Fleming: Siempre es el cumpleaños de alguien, Animador de crucero...
El single Siempre es el cumpleaños de alguien encaja perfectamente con el sonido y, además, va más allá con ideas interesantes sobre varias cosas: el hacerse adulto, la pareja…Siempre es el cumpleaños de alguien
La idea viene de que te haces mayor, de que en Madrid hay mucha vida social, de que te cansas y de lo que quieres es quedarte en casa. Es de una frase que le decía a mi novia. Ella me comentaba “este sábado es el cumpleaños de alguien y hay que ir a no sé dónde” y yo empecé a responder “joer, ¡siempre es el cumpleaños de alguien!”.
Pero la canción contiene una contradicción: por una parte, el sonido Fleming, pensado para salir y divertirse, y tú diciendo “me quiero quedar en casa”.
Justo. Hablaba con Ximo, el chico del blog “Estudio Sonido Esnob”, que yo me imaginaba a Adolfo Santiesteban a las seis de la tarde tirado en el sofá, de resaca del día anterior, y Marisa Medina, vestida para salir, diciéndole “venga, ¡tenemos que irnos a la fiesta de no sé quién!”.
“Chicas altas, chicos bajos” es una canción excepcional, de revista, un género denostado que también está en tu disco.
Sale de mezclar la bossa nova con el funky y te aparecen estos híbridos. La letra está basada en una anécdota real de una amiga nuestra a la que ví con un diente roto y le pregunté qué le había pasado. Me dijo que el fin de semana anterior había conocido a un chico más bajo que ella, le fue a dar un beso... y él que subía, ella que bajaba,... y acabó rompiéndose un diente porque le dio en la cabeza. Yo quería hacer un disco de baile que a la vez entroncase con mi infancia y con esa música española, en esta canción están varios caminos que me fueron llevando.
Me llama la atención La empresa, con su punto social näif.La empresa,
La empresa habla del miedo a que te despidan desde el día uno que te contratan. Cuando vine a Madrid me puse a buscar trabajo y el primer día, mi jefa, que era muy maja, me trajo una planta para la mesa. Yo era responsable de esa planta pero luego la empresa quebró y me llevé a la planta a casa. La empresa habla de esa ansiedad de la precariedad constante que no te permite hacer planes de futuro.
“Lo malo que nos pasa/ es por salir de casa”.
Es una frase que siempre decía Richi, Ricardo Vicente, mi guitarrista, cuando salíamos de marcha. Luego David Trueba me contó que es una frase de Pascal. La canción viene de una de Squeeze, Up the junction, que a su vez es una obra de teatro social inglesa de los cincuenta, que cuenta la historia de una pareja que ella se queda embarazada, no hay dinero y el matrimonio acaba fatal. En la canción de Squeeze eso lo cuentan con ripios y yo intenté reproducirlo.
Una cosa que me pregunto muchas veces: ¿qué es la música independiente?
De arranque, la música independiente no significa más que aquellos grupos independientes que estaban en discográficas que no eran multinacionales.
Definición materialista y limpísima.
Lo que ocurre es que a finales de los ochenta, en Inglaterra sobre todo, empezó a valorarse más estar en una independiente que en una multi, cosa que se asoció con valores del punk, “hazlo tú mismo”, la contracultura y toda la ideología que lleva detrás. Lo que era un término descriptivo se convierte en un término valorativo. Pero también hay un tercer estado: se ha convertido en un estilo musical. Hay grupos que se definen como indies pero no porque estén en una independiente o porque tengan una ideología del “hazlo tú mismo” sino porque, simplemente, quieren que se les asocie con un determinado estilo de música y, más importante aún, con esos canales de distribución que son los medios independientes.
Mi tesis es que la música independiente es el barniz intelectual que se aplica a la música rock para hacerla presentable a una juventud que ha pasado por la Universidad. Se trata de intelectualizar el rock porque, primero, para los periodistas es más fácil escribir sobre un discurso que sobre la música y, segundo, porque lo hace aceptable. Se aplica la crítica de arte a un arte popular que, en principio, estaría fuera de este código: por ejemplo, los “masters” de Costa Fleming no se conservan porque la gente de la industria jamás pensó que eso tendría un valor en el futuro.
[La entrevista sigue debajo del vídeo]
Decía Gustavo Bueno que “química es aquello que sale en la tabla periódica” y, tú, siguiendo el hilo, “música independiente es aquello que sale en determinadas revistas”. Pero, ¿te sientes independiente?
Yo me siento dependiente de muchas cosas: de meter dinero en casa, de que mi tiempo es limitado, mi capacidad limitada, las ideas, limitadas… la cuestión es de qué quieres depender y cuáles son tus prioridades. Yo siempre he querido hacer música y pasármelo bien. Ahora estoy en un momento en el que quería hacer un buen disco y por lo menos estoy contento con él.
¿Cuándo te das cuenta de que querías hacer música?
Coño, tenía que inventarme algo para no ser invisible para las chicas. Convencí a varios amigos para hacer un grupo y mi madre me dijo que me compraba una guitarra si me comprometía a tomar clases, porque era una inversión considerable para una familia humilde como la mía.
Acabas de rodar un documental dirigido por David Trueba, Lo malo que nos pasa, sobre tu carrera y habéis viajado alrededor de España (Barcelona, Zaragoza, Benicassim…). ¿No notas que llevas mucho tiempo en esto? Es un poco el rollo de vayas al lugar que vayas, ya llevas tanto tiempo que seguro que conoces a alguien.Lo malo que nos pasa
Noto que llevo mucho tiempo en eso porque me veo mayor. Además, me he tenido que reinventar varias veces para adaptar lo que yo escuchaba a lo que yo tocaba: Australian, la Costa Brava y, ahora, Francisco Nixon.
Con respecto a Trueba, todavía estoy en estado de shock: que alguien con la carrera de David se fije en algo tan pequeño… no es que me considere insignificante pero no pensaba que yo tuviese tanta importancia. Por eso intenté que el documental fuera algo sobre mis amigos, sobre la gente que hace cosas por sí misma, desarrollando proyectos por su cuenta de manera artesanal, de cómo la gente recurre al autoempleo para salir adelante. El docu me recordó un poco las sensaciones que yo tenía cuando empecé a tocar con Australian Blonde que, de repente, después de las navidades en Gijón, cogías la furgoneta y te ibas a tocar donde sea.
Háblame de tu antiguo grupo, que de vez en cuando se levanta de entre los muertos: Australian Blonde.
En su día me causaba algún problema, pero ya no. Ahora mismo hago lo que me gusta porque mis inseguridades están muy atenuadas porque ahora tengo un trabajo que me permite tomarme las cosas de manera diferente a como cuando mi carrera musical era lo único que tenía.
¿Qué músico quieres ser de mayor?
Me fijo mucho en Javier Krahe. Es alguien que parece que hace lo que le da la gana, que es muy respetado, que sigue tocando con dignidad y que no necesita un público masivo. Es un ejemplo.