Hinds
Hinds
I Don’t RunLucky Number / Music As UsualGARAGE7/10I Don’t Run
Una crítica perezosa a propósito del segundo disco de Hinds concluiría que poco o nada ha cambiado en comparación con su debut, Leave Me Alone. Y, efectivamente, en lo esencial Hinds siguen siendo esas cuatro jóvenes madrileñas que practican un desaliñado garage-pop con referencias que van de los girl-groups de los sesenta a los Modern Lovers. Sorpresivamente, a pesar de su indiscutible éxito internacional, el grupo ha decidido repetir en los estudios de Paco Loco en Puerto de Santa María y afrontar por su cuenta la producción. Con la ayuda, eso sí, de Gordon Raphael, conocido por su trabajo junto a The Strokes en los dos primeros discos de la mediática banda neoyorquina. I Don’t Run tiene de hecho un poco del abrasivo y deliberado sonido lo-fi que caracterizó a aquellos discos.
A poco que se pongan bajo el microscopio hay diferencias palpables entre estas canciones y las que componían el debut de Hinds. Diferencias que parecen consecuencia directa no sólo del crecimiento del grupo en estos dos años, sino también de los efectos que han tenido la exposición mediática y las decenas de miles de kilómetros a sus espaldas.
La primera de esas diferencias es la mejoría palpable en la composición. Más allá de que la fórmula se mantiene inalterable en lo esencial -el toma y daca vocal de Perrote y Cossials, los punteos de guitarra haciendo de “tercera voz”, el insolente y desenfadado tono general…- canciones como Linda, Echoing My Name o los singles The Club o New For You muestran una dirección y estructura más clara y directa.
También a la hora de afrontar las letras se aprecian cambios evidentes. Las cosas del corazón siguen siendo la principal fuente de inspiración del grupo, pero en I Don’t Run se aprecia un tono más sombrío. Aquella constante fiesta etílica que servía de escenario para los desencuentros sentimentales da paso ahora a una suerte de resaca en la que se hace referencia explícita a las drogas y sus efectos, la vida en la carretera y hasta la autoconsciencia de haber experimentado relaciones tóxicas con personas que han quedado atrás. Preguntadas al respecto, las autoras de las letras reconocen haberse enfrentado a la escritura sin tapujos. Lo que, dicho de otra forma, viene a ser un primer paso en la madurez artística y personal de Hinds.
Alberto Montero
Alberto Montero
La catedral sumergidaBCoreAUTORâ La catedral sumergida
8/10
Como Justo Gallego, el hombre que un día comenzó a levantar su propia catedral a partir de los materiales que tenía a mano, Alberto Montero lleva una década entregado con pasión a la construcción una obra monumental sin apenas referentes ni ayuda exterior. Cada uno de los capítulos previos (cuatro largos hasta la fecha y diversos trabajos colaborativos) ha gozado de su propia lógica interna, pero en conjunto se aprecia también un sentido que nos conduce hasta este La catedral sumergida. Se trata de un título con concomitancias a la obra de Debussy, un referente para el de Puerto Sagunto, pero que más allá de ello apunta al carácter solemne y cuasi religioso de este disco.
Efectivamente hay una total conexión entre el tono del disco y las referencias al rito católico con el que se titulan las canciones: Confesión, Oración, Credo, Devoción, Transfiguración, Comunión,… Acompañado de un cuarteto de cuerda y con gran protagonismo del piano, Montero orilla las canciones a un territorio inédito hasta la fecha en su carrera. Las acerca a la música antigua dotándolas de un misticismo que de alguna forma emparenta su trabajo al de Pedro Burruezo, otro francotirador cuya obra ha germinado a orillas del Mediterráneo.
Baiuca
BaiucaBaiuca - Morriña by Baiuca
SolporRasoTECHNO-FOLK6/10Solpor
En un triple salto mortal el gallego Alejandro Guillán abandona el indie tecnificado de su proyecto Alex Casanova para colocarse una máscara y jugar al anonimato en el primer disco de Baiuca. Como sus compañeros de sello los también gallegos Nistra y multitud de francotiradores en casi todas partes del mundo, el planteamiento de Baiuca consiste en conjugar tradición con sonidos electrónicos. En su caso la propia tradición que ha mamado de niño en Galicia: muñeiras, pandeiradas, danzas populares... Es un intento de actualización de ese legado cuyo resultado final acerca estas canciones centenarias a la música de club.
El éxito de esa misión pasa porque el híbrido entre dos universos a priori tan dispares resulte en algo totalmente fresco y personal. Y Baiuca sólo lo consigue a medias. En temas como Solaina, Arriero, Morriña, Solpor o Muiñeira que se mantienen más apegados a los temas originales se notan las costuras. Son interpretaciones vocales e intrumentales no especialmente sobresalientes en las que los ritmos electrónicos resultan un añadido incómodo, una suerte de versión galaica de aquel invento llamado Safri Dúo con el que se intentó vender la moda de la batucada a grandes audiencias.
Sin embargo, el resultado mejora bastante en la recta final (Mozas, Brétema o Arume) cuando Baiuca convierte esos elementos en piezas de un puzle que, una vez completado, resulta en algo propio y completamente diferente. En ese sentido Solpor no es el disco que prometía ser pero sí el comienzo de un proyecto muy interesante.
Caliza
CalizaMar de cristal by Caliza
Mar de cristalGramaciones GrabofónicasELECTRO-POPâ Mar de cristal
7/10
Segundo disco del proyecto de Elisa Pérez, que en esta ocasión está vinculado a una beca del Centro de Residencias Artísticas de Matadero Madrid. La beca no sólo le ha dado la oportunidad de aprovechar las infraestructuras de Matadero, sino que ha supuesto el empujón definitivo para apoyarse en el veterano David Harrow, quien aparece en créditos como responsable de la coproducción, mezcla y mastering. El británico es una verdadera eminencia en el terreno del pop electrónico, vinculado a artistas del calibre de Anne Clark o Psychic TV además de haber desarrollado una fecunda carrera en solitario, y su participación en el disco da en cierto modo la medida del mismo.
Porque la música de Caliza efectivamente mira sin complejos al pasado, en un ejercicio de hipnagogia que sin embargo esquiva el dichoso revival de la Movida. Lo suyo es una vuelta atrás que ni por edad ni por lugar de nacimiento ha tenido oportunidad de vivir en primera persona. Un ejercicio que, puestos a buscar equivalentes, tendría más que ver con el acercamiento al género de la sueca Molly Nilsson: hipnótico y brumoso, bailable por momentos, melancólico las más de las veces.
El disco no raya todo el tiempo a la misma altura y el enfoque y tratamiento vocal es mejorable. Pero, como ya ocurría en su debut de hace un par de años, en aquellas ocasiones en las que da en el clavo, Caliza es capaz de firmar hits instantáneos que se fijan de forma inmediata en nuestra cabeza. Es el caso de la ensoñadora El paso o de La Spezia, en la que hasta llega a arrancarse en italiano en un crescendo prodigioso.
Daniel Avery
Daniel Avery
Song for AlphaPhantasy Sound / [PIAS]ELECTRÓNICA8/10Song for Alpha
El londinense Daniel Avery firmó uno de los últimos LPs clásicos en el terreno de la electrónica de club, Drone Logic (2013), lo que le sirvió para apretar un poquito más su ya de por sí abigarrada agenda de pinchadas. En ese tiempo, los cinco años que van desde Drone Logic a Song for Alpha, Avery descubrió varias cosas. Por ejemplo los efectos narcotizantes, cercanos al trip psicodélico, que podía alcanzar con sus sesiones maratonianas de ocho o incluso más horas. Pero también que llega un momento en la vida de todo joven en que los viajes constantes a lo largo y ancho del planeta y vivir por la noche altera de forma drástica los biorritmos.
Song for Alpha emerge de estas experiencias -y de otras tantas que el propio Avery califica de “mala racha”- para reinventar su propio sonido en la línea en que ya apuntaba su disco/sesión para la serie DJ-Kicks publicado el pasado año. El ritmo, el 4x4 característico de las pistas de baile, no termina de desaparecer a lo largo de estas catorce piezas. Pero un nuevo lenguaje conectado con el emo-techno de Jon Hopkins, el ambient clásico y los mantras de William Basinski, lucha por emerger, como si de un combate entre la luz y la oscuridad se tratatra. Y finalmente termina por conseguirlo.
El resultado es un disco introspectivo por momentos, y muy valiente en cuanto rehuye la repetición de una fórmula que en su día le llevó a unirse a la aristocracia del género. Estatus que desde luego tras este Song for Alpha seguirá ostentando.
Daniel Van Lion
Daniel Van Lion
TropismesMentaELECTRÓNICAâ Tropismes
7/10
La RAE califica tropismo como “movimiento de orientación de un organismo sésil como respuesta a un estímulo”. O lo que es lo mismo, la respuesta en forma movimiento de plantas como los girasoles o esos cactus que ilustran la portada a estímulos luminosos, táctiles, étc. Como tantos otros urbanitas asentados en Madrid Daniel Van Lion (alias de Daniel Mesa) ha echado raíces en una ciudad en la que no paran de suceder cosas, no siempre agradables, que condicionan su existencia. Tropismes es de alguna forma su respuesta en forma de diez piezas instrumentales, cocinadas enteramente en nuestro país pero con una evidente vocación a mirar mucho más lejos.
Tropismes es también un disco de techno que aspira a convertirse en mucho más. La apuesta por una rítmica no siempre pistera marca el tono de todo un universo que se levanta alrededor de los beats: temas acongojantes como Timid Peaks, ambient malsano en Amaina, sonidos estratosféricos, ecos de bandas sonoras por doquier. En ese contexto, con referencias a la producción de sellos clásicos como Warp, Planet Mu o Mego, los momentos bailables emergen como una liberación, reivindicando el efecto catárquico asociado desde su origen a la dance music.
Süma
Süma
Noble NatureMont VentouxART-POPâ Noble Nature
8/10
El primer trabajo de Süma -banda plurinacional radicada en Barcelona y formada por un alemán, una escocesa, una finlandesa y un catalán- se autodefine como “un álbum que trata sobre los ciclos, la marcha de familiares y los seres queridos, y de cómo todavía forman parte de nosotros y sus almas llenan nuestras vidas”. Dedicado a la memoria de dos personas que comparten apellidos con dos componentes del grupo, no resulta complicado conectar estas canciones con un estado de ánimo, con tragedias de la vida que tarde o temprano nos esperan a la vuelta de la esquina.
Tal vez imitando esos mismos ciclos vitales a los que hacen referencia las notas interiores, el disco se ha registrado a lo largo de varios años en la calma de una masía barcelonesa reconvertida en estudio de grabación. Hasta allí ha llevado la vida al alemán Frank Rudow, trotamundos que durante años hizo carrera en Gijón como componente de Manta Ray, pero cuyo currículo engrosan otras bandas ilustres como Die Gobs, La Jr, Viva Las Vegas o La Bien Querida. En comparación con todas ellas, las canciones de Süma -formación que completan Laura Clark, Laura Rasänen y Pau Julià- son las más contemplativas de todos los proyectos en los que ha estado involucrado en su carrera, sin por ello dejar de aferrarse a un formato “pop”.
Decididamente emotivas, muy especialmente cuando se dejan llevar por una mínima y deliciosa sección de cuerdas, temas como Happiness, Words Unspoken o Pass remiten al mejor Brian Eno. Con el maestro comparten no sólo elementos de ingravidez, sino también su capacidad para elevar a los cielos melodías esqueléticas e incorporar los elementos ambientales a la propia composición. También su tacto a la hora de devolver lo artístico a la senda de las emociones, algo que cada vez resulta más inusual. Ahí están esos cuadros firmados por Ana Escar Puisac convertidos en artwork del disco o la reivindicación de los poetas Ben Jonson o John Callanan, cuya obra Things That Scan pone letra a la canción del mismo título. Un pequeño gran disco.