Madrid quería un macrofestival. Tras la desaparición del Festimad en ese formato en 2008, encontró otro mad en 2016, Mad Cool, en la propuesta de un exsocio de Last Tour, la potente empresa vasca de conciertos y festivales como BBK Live o Azkena. Ocho años después y a punto de celebrarse la sexta edición, el festival se mantiene.
Desde este jueves 6 hasta el sábado 8 de julio, tiene lugar Mad Cool en Madrid y BBK Live en Bilbao. Robbie Williams, Red Hot Chilli Peppers y Sam Smith son los grandes reclamos del primero; mientras que Florence + The Machine, Pavement y Arctic Monkeys lo son del segundo. Los abonos y las entradas de sábado están agotados en Mad Cool. En BBK Live todavía quedan abonos a la venta y los tickets del sábado también se han acabado.
El promotor Javier Arnáiz instaló en Madrid, primero en Caja Mágica, después en Valdebebas y a partir de 2023 en Villaverde, un festival de música en las mismas fechas y dirigido al mismo público que el festival que había dejado atrás; la competencia era evidente. Y aún más lo fue en 2022, cuando ambas empresas situaron nuevos proyectos en Málaga: de nuevo buscando el mismo público, con cinco días de diferencia y en dos playas que distan 30 kilómetros la una de la otra. Fueron el Andalucía Big Festival producido por Mad Cool y el Cala Mijas, por Last Tour. De ese duelo, solo ha prevalecido Cala Mijas en 2023. Además, el año pasado Mad Cool se vio obligado a cancelar en el último momento una réplica madrileña a menor escala de ese Andalucía Big Festival, tras la caída de su cabeza de cartel, Rage Against the Machine. Andalucía Big Festival tuvo una aportación de 4,2 millones de euros de dinero público.
En 2018, 2019 y 2022, Mad Cool encontró una ubicación en un terreno anexo al Ifema y muy próximo a la ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas, pero la ampliación del recinto ferial impedía la continuidad del festival allí. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Arganda propusieron como alternativa, entre otras, la ubicación de la abandonada Ciudad del Rock, donde finalmente se ha celebrado la réplica madrileña del Primavera Sound, otra competencia directa a menos de un mes de Mad Cool. Pero al festival no le gustó el sitio: estaba lejos y tenía una logística de acceso complicada.
De las negociaciones con la parte del Gobierno municipal en manos de Ciudadanos, con la exvicealcadesa Begoña Villacís y el exdelegado de Desarrollo Urbano Mariano Fuentes al frente, se forjó un acuerdo para ubicar Mad Cool en un terreno en el distrito de Villaverde. Para este suelo sin uso junto a la M-45, frente a la colonia Marconi y el polígono industrial El Gato, rodeado de escombros y trigales, el Ayuntamiento tenía un nuevo proyecto, la Ciudad de la Música, que en realidad no era nuevo sino una transformación de la truncada Ciudad del Sonido que ideó el Gobierno de Ahora Madrid en la capital.
Según Villacís se trataba de “un nuevo centro de acumulación de talento, economía y creatividad en torno a la producción musical”, que debería desarrollarse “alrededor de Mad Cool”. El Ayuntamiento anunció hace un año que el proyecto estaría relacionado también con la enseñanza, por lo que lo vincularían a los estudios musicales de la Universidad Carlos III. Preguntada la universidad por este periódico a lo largo de este año, no tienen constancia de ningún convenio ni acuerdo con el Ayuntamiento en este sentido.
Para el Ayuntamiento de Madrid, la Ciudad de la Música debe tener como ejemplo la Ciudad de la Imagen, un polígono de empresas y un centro comercial a las afueras de Madrid donde se ubica la sede de Telemadrid. El terreno de la Ciudad de la Música consta de 850.000 metros cuadrados y el único paso que se ha dado hacia ese proyecto, más allá de la instalación del denominado recinto en el que se celebra Mad Cool, es un proyecto de arte urbano en el que se pintaron unas paredes de la colonia Marconi con 200.000 euros del Foro de Empresas. Hoy por hoy, el resto de terreno que no es el recinto, es campo.
Tras Mad Cool hay dos empresas: Mad Cool Festival SL y Mad Cool Events SL. La primera organiza el macroevento musical. La segunda es la gestora del recinto, y sus socios, los mismos que crearon el festival, han vendido el 51% del capital a Mahou San Miguel. Este miércoles se ha presentado el recinto a la prensa y se ha dado a conocer que su nombre comercial es Iberdrola Music. Cuando el asistente llegue este jueves a la puerta del recinto, no verá las letras que forman Mad Cool, como hasta ahora, sino las del patrocinador. Iberdrola quiere convertirlo en el espacio sostenible más grande de Europa
En marzo se supo que Mad Cool Events había comprado gran parte del suelo a dos vendedores y ha firmado un acuerdo de alquiler con derecho a compra con otros ocho, entre los que figura la familia de Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, según informó El Confidencial. De esa manera, han conseguido 190.000 metros cuadrados. Mad Cool Events alquilará el recinto para otros grandes conciertos y eventos a lo largo del año. Ya están programados allí para lo que queda de verano Harry Styles, Reggaeton Beach Festival (Ozuna, Anuel AA, Arcángel) y Coca-Cola Music Experience (Quevedo, Ava Max o Villano Antillano).
El recinto está cubierto de césped artificial, como suele ser marca de la casa en Mad Cool. Su principal desventaja es la falta de sombra, por lo que los conciertos no empiezan hasta las 17:50. El año que viene, habrá 300 palmeras traídas de Alicante pero esa es una más de las característica de un recinto que no ha estado a tiempo y que se emplazan para la siguiente edición. Los organizadores prometen que el recinto se abastecerá al 100% de energía verde de Iberdrola, pero eso también será el año que viene. De igual manera, se espera que en el futuro se puedan soterrar los cables de alta tensión que atraviesan el recinto y cuyas torretas jalonan el espacio. Durante los días de celebración de los conciertos, los cables no transmiten alta tensión, informa la organización.
El recinto consta de ocho escenarios y un agotador desfile de stands de marcas y patrocinadores. En el centro tiene una gran grada VIP, desde la que se ven ambos escenarios principales. También en el centro se ubican todos los baños en un único espacio reservado a tal efecto. Y dentro, fuentes de agua potable.
El recinto delimita en uno de sus lados con un polígono industrial. Por el lado contrario hace frontera con la carretera M-45 y, al cruzar esta, el campo del Getafe. Un poco más allá, las primeras casas de esa ciudad, que se ven a lo lejos desde el recinto. Los dos escenarios principales están ubicados de espaldas a Getafe para evitar que les llegue el ruido. A pesar de ello, los vecinos están preocupados. Aunque la organización se ha reunido con las asociaciones vecinales, estas mostraron su preocupación por el ruido con una manifestación que tuvo lugar el pasado 24 de junio.
Para poder cumplir con las normativas del ruido, los festivales se ven obligados a salir de la ciudad. Pero si se van muy lejos, un transporte complicado puede se desalentador para los asistentes. Tras la complicada experiencia de acceso a Primavera Sound, existía preocupación por cómo va a solventar Mad Cool el traslado de cerca de 80.000 personas diarias a Villaverde. En una primera versión del plan de movilidad, se valoraba que las plazas de aparcamiento del polígono (el recinto no tiene párking) podrían absorber hasta 5.580 coches particulares. Pero la organización pide que no se utilice el transporte particular, por lo que ha contratado a Metro de Madrid la apertura extraordinaria de la línea 3 hasta las 4 de la madrugada, dos horas después del cierre del recinto, con paradas únicamente en las estaciones de Legazpi, Embajadores y Sol. Desde la boca de metro de Villaverde Alto hasta el recinto, hay una distancia a pie de entre 15 y 20 minutos. Además, habrá un servicio de lanzaderas que una el recinto con la plaza de Legazpi.