Miley Cyrus ha vuelto. La cantante vuelve a combinar pop, rock y country, aunque dando mayor espacio que nunca al techno y al dance, en su octavo disco de estudio, Endless Summer Vacation. Un álbum con el que da un paso más allá de su previo, Plastic Hearts, y que gira principalmente en torno a amores que terminaron. Algo que había avanzado con su primer y combativo single, Flowers, con un repertorio que funciona como cóctel de nostalgia, deseo, anhelo y melancolía.
Aquella canción dio la sensación de que sería la punta de lanza de un trabajo discográfico que viraría en torno al canto a una misma con tintes de venganza y una energía de la que levanta de toda silla, sofá o cama imaginables. Y en cierto modo lo hace. Pero se queda más ceñido a una humanidad, en la que el dolor y las ganas de salir adelante y reivindicarse se retroalimentan con un trasfondo más apagado y oscuro.
La cantante acompaña el lanzamiento del disco con el videoclip de uno de sus nuevos temas, River; y un documental que estará disponible este viernes en Disney+. El largometraje combina actuaciones con entrevistas en la casa donde vivió Frank Sinatra y rodó el vídeo de Flowers. El trabajo discográfico, con el que firma igualmente una carta de amor a Los Ángeles, ha sido grabado y producido con Kid Harpoon, Greg Kurstin, Mike WiLL Made-It y Tyler Johnson.
'Flowers'
El primer single que Miley Cyrus había publicado antes del lanzamiento del disco fue en sí toda una declaración de intenciones. Un puñetazo encima de la mesa en cuanto a reivindicación de ella misma en esta canción en la que transformó el despecho en amor propio. El tema tuvo la 'mala suerte' de publicarse dos días después del fenómeno que firmaron Shakira y Bizarrap, en una semana en la que fue difícil hacerse notar más allá del hit en el que la colombiana selló su venganza hacia Gerard Piqué por haberle sido infiel. Aun así, la estadounidense logró igualmente calar con su melodía y letra, en la que también se refirió a una ruptura. La suya con el actor Liam Hemsworth.
En su estribillo reivindica: “I can buy myself flowers. Write my name in the sand. Talk to myself for hours. Say thing you don't understand. I can take myself dancing and I can hold my own hand. I can love me better than you can” (“Puedo comprarme flores a mí misma. Escribir mi nombre en la arena. Hablar conmigo misma durante horas. Decir cosas que no entiendes. Puedo sacarme a bailar. Y sostener mi propia mano, puedo quererme mejor que tu”). Versos que transmiten un mensaje de sostén de empoderamiento impulsados por los característicos graves de Cyrus, y que introducen con coherencia su nuevo álbum.
'Jaded'
Jaded (Harto), el segundo tema del disco, desprende una línea continuista con el primero, al girar igualmente en torno a una ruptura en la que, según se intuye, su expareja acabó peor que ella. “Siento que estés cansado, podría haberte llevado a tantos sitios, ahora estás solo y lo odio, siento que estés cansado”, reza en un estribillo que destila una melancolía y culpa que cierran puertas a toda segunda oportunidad; pero que sí que actúan en cierto modo como disculpas.
“No quiero llamarte y hablar demasiado, sé que lo hice mal pero nunca dije que lo sentía. Ahora que he tenido tiempo de pensarlo, somos mucho más mayores y el hueso es demasiado grande como para enterrarlo”. Todo ello en un tema que mezcla pop y rock calmados. La artista habla sobre cómo lidiar con la otra parte de un adiós a una relación, sobre la que se deja de tener control y potestad, y a la que duele no ver bien.
'Rose Colored Lenses'
Continúa el viaje, con un punto algo más luminoso, a través de un Red Colored Lenses que sueña con poder alargar un contexto y una compañía para siempre. Ya sea un amor imposible, un amor presente que querer encapsular para que nadie ni nada pueda detener los sentimientos que experimentan en ese mismo instante, la pasión de un romance infiel; o simplemente soñar con una eternidad, alejada de todo y todos. “El amanecer nos ha despertado temprano. Nos vestimos de vergüenza. De alguna manera las sábanas están sucias, como una limonada dulce pegajosa”, arranca cantando Cyrus.
Al legar al estribillo, clama directamente por poder quedarse en ese momento para siempre, “perdidos en este país de las maravillas”.
'Thousand Miles'
El disco continúa con un tema que quiere asomarse a la electrónica, que incluye el sonido de gaitas en su desenlace, y que firma con la cantante Brandi Carlile. En esta ocasión, Cyrus canta a un amor del pasado al que no es capaz de renunciar. “Es increíble que esté volviendo a la ciudad en un viejo Mercedes. Piensas que estoy loca y puede que tengas razón, pero cuando él sonríe no me importa el pasado”, reconoce en su primera estrofa, “me dije que había cerrado esa puerta pero aquí estoy de nuevo”.
Además, reivindica, aunque con otras palabras el dicho: “Arrepiéntete de lo que has hecho y no de lo que no has hecho”. En su caso, entonando: “No siempre acierto, pero aun así, no tengo tiempo para lo que salió mal. Donde terminó, realmente no me importa. Estoy fuera de mi mente, pero aun así, sigo aferrándome”.
'You'
Una canción de nuevo inserta en una historia post ruptura, aunque ahora con más ganas de olvidar, a través de otro cuerpo y de otra velada. La cantante entrega sus fuerzas a construir un “contigo” que no tiene por qué ser eterno, pero sí trascendente. “Quiero conducir hasta Texas, alejar a mis ex, ser un poco imprudente y tener sexo salvaje bajo la Luna, pero solo si es contigo”, reconoce. La forma en la que Cyrus rompe su voz deja entrever un dolor por aquello que desea y anhela, pero a lo que a la vez le cuesta entregarse.
'Handstand'
El arranque de Handstad recuerda mucho al del Bad Romance de Lady Gaga, con una voz hablada que introduce el relato de lo que vendrá después, inmersa en la música electrónica. Con ella expresa un deseo que no tiene claro que vaya a poder materializarse, atravesado por el asombro, lo onírico y la evocación. “Desearía poder arrastrarme dentro de tu corazón, llevarte presa y luego navegar lejos. Ojalá pudiera saber qué sería para siempre. Llévame presa y navega lejos”, pide.
'River'
River resuena a canción de los 80, con techno combativo. “Haciendo pompas en el baño, últimamente no puedo dejar de pensar en que podrías haber sido el único, tener el honor de tener mis hijos. Haber esperado que tuvieran tus ojos y esa sonrisa torcida”, indica Cyrus, “yo era un desierto antes de conocerte, estaba en una sequía. El corazón late tan fuerte que me está ahogando. Viviendo en una lluvia de abril, estás cayendo, ahógame”. Este ha sido el bailable tema que la artista ha elegido para lanzar su segundo videoclip del álbum, dirigido pro Jacob Bixenman.
Una pieza audiovisual en blanco y negro con una puesta en escena sobria en la que la cantante ocupa una plataforma donde varios focos la iluminan intermitentemente. Viste un vestido negro que contrasta con las pantallas blanca que la rodean. En su segunda estrofa aparecen los cuerpos de varios hombres que bailan al son de su música. La cantante acaba interactuando con ellos, sin dejar de mirar a cámara, mientras la lluvia comienza a caer sobre ella, empapándolo todo.
La artista revela en su documental que compuso la canción en un momento de su vida en el que estaba “atravesando demasiado, emocional y personalmente”. “Todos mis temas evolucionan”, reflexiona, “pueden empezar en base a algo que fue un problema, que sientes que es como una lluvia de abril cuando empieza a llover”. Eso sí, acaba calificando la canción como “obscena” por cómo, por encima de todo, habla sobre “sexo”.
'Violet Chemistry'
Con Violet Chemistry se mueve hacia un dance sobre el que habla del final —o no— de una noche de fiesta. Ese momento en el que se encienden las luces del local de turno y, pese a que pudiera suponer el desenlace, abre la posibilidad a continuar adelante con esa persona en la que te has fijado, con la que has hablado y que está dispuesta a alargar la velada o amanecer contigo. “Quédate un rato, no niegues la química”, canta Cyrus augurando una posible y fructífera noche/amanecer que bien podría implicar un sexo que ambas partes parecen haber pedido a gritos.
'Muddy Feet'
La mala baba protagoniza Muddy Feet, en el que Cyrus une manos con Sia acercándose de nuevo al rock con los “pies embarrados”. “No sé con quién diablos te crees que te estás metiendo. Sal de mi casa con esa mierda”, entona en lo que que parece una referencia evidente a una infidelidad, “vete de mi vida con esa mierda”. El cabreo es patente: “Hueles a un perfume que yo no compré. Ahora sé por qué has estado cerrando las cortinas”.
'Wildcard'
Cyrus se define a sí misma como un “comodín” en uno de los temas que más recuerdan a su anterior disco, Plastic Hearts, en cuanto al rock que destila. “¿Quieres jugar a las casitas? Yo podría ser tu madre. Ve a conocer a tu madre en un vestido demasiado apretado. Quizás pueda quedarme y no romper tu corazón. Pero no lo olvides, soy un comodín”, canta Cyrus.
'Island'
La cantante se aproxima al desenlace del álbum con la ecléctica Island. Una canción en la que la artista canta desde una isla que le vale para ahondar en la soledad. “Puedo pintarme las uñas de los pies mientras absorbo el mar. Lo único que me falta aquí sois tú y nuestra televisión. Y no te voy a mentir, seguro que me siento sola aquí por la noche. Pero aquí nadie necesita nada de mi y es agradable”, plantea en su letra. En su desenlace incluye el relajante y profundo sonido de las olas del mar.
'Wonder Woman'
Cyrus cierra el álbum con una balada brillante en la que Cyrus atrapa y emociona con este himno sobre una mujer a la que admira, respeta, entiende y ensalza. Una mujer, o tantas. “Es una mujer maravillosa, sabe lo que le gusta, nunca se sabe cuando está rota porque siempre está volando. Ella es un millón de mujeres”, entona, aunque el verso “estuve en sus manos” permite intuir que la dedica a su madre. “Nunca sabes que está rota, solo cuando llora”, concluye su particular homenaje.