ENTREVISTA

Nacho Goberna, músico: “Posicionarse ante la injusticia no solo es importante, es imprescindible”

Rafa Cervera

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La Dama Se Esconde es uno de los grupos españoles de los años ochenta más adorados por sus seguidores. Fundado en 1985 por los donostiarras Nacho Goberna e Ignacio Valencia, el dúo consiguió imponer un estilo propio ajeno a las corrientes sonoras de la época, algo que a su vez no evitó que alcanzaran la popularidad. Canciones como Amenazas, La tierra de los sueños, Capturado o Ciudad fuego les ayudaron a tener un núcleo de fans que les fueron fieles tanto en la vida del grupo como tras su muerte. El tiempo no ha hecho más que reforzar el respeto por su obra. A partir del fin del grupo, la actividad musical de Valencia y Goberna ha sido escasa. El primero presentó hace unos meses nueva banda, Trampa 22. Por su parte, Goberna ha sacado dos discos en solitario, el último de ellos, Un bosque de té verde, en 2010. 

La mística inherente a La Dama Se Esconde ha terminado por generar un mito alrededor del grupo. La combinación de sonidos acústicos y electrónicos de sus dos primeros discos no se parecía en nada a los otros grupos de postpunk españoles. Más románticos que góticos, crearon su propia lírica, que se mantuvo intacta aun cuando su estilo siguió evolucionando y abriéndose. El misterio de sus canciones ha terminado por impregnar al propio grupo. Goberna mantiene una prudente distancia con ese mito. En sus redes sociales difunde, sobre todo, asuntos relacionados con la cultura y temas con cariz social o político. Recientemente aceptó romper su silencio para hablar con el periodista valenciano Fidel Oltra, que le propuso hacer el libro de conversaciones que MUZIKALIA ha publicado bajo el título Los sueños de La Dama Se Esconde. A pesar de todo, Goberna sigue siendo reticente a dar entrevistas. Una norma que ha roto para contestar por correo electrónico a las preguntas de elDiario.es

¿Te costó aceptar hacer El sueño de La Dama Se esconde?

En la primavera del año 2022, Fidel Oltra me contactó por teléfono para proponerme hacer el libro. Mi primera reacción fue de incredulidad. Segundos después a mi pensamiento vino la negación, pero continué sin responder. Diría que prefiero permanecer sumergido tanto en mi presente como en mi privacidad. Revolcarme en recuerdos, especialmente de una manera tan minuciosa como la que imaginé que podía suponer el viaje conversacional propuesto, y encima hacerlo público en un libro… Sin embargo, pasados ese par de minutos, verbalicé un sí. Intuyo que de no haber sido Fidel Oltra el portador de la propuesta y futuro capitán de las conversaciones que darían forma al libro, mi respuesta hubiera sido otra. 

¿Cuál es tu relación con la música de La Dama Se Esconde? ¿Cómo contemplas el culto que rodea al grupo?

Es una relación intensa y precavida, ambas cosas. Me asombra pensar en los diez años de canciones “escondidas” asomándose al presente desde aquel pasado del que ahora nos separan cerca de cuatro décadas. También es verdad que me resulta mágico, un regalo que jamás me hubiera atrevido a imaginar a los 20 años, cuando comencé a transitar aquellos senderos creativos. Intento conversar con esa memoria que creo que persiste, como si fuera un espectador ante una escenificación de sombras chinescas. Quiero decir, además de asombrado, absorto, encantado, también intento mantener cierta lejanía quizás protectora, una distancia que me ayude a construir la perspectiva frente a lo que escucho, leo, veo. En todo caso y lo más importante, la gratitud. Imposible no agradecer a todas y todos nuestros seguidores de ayer y de hoy, que son los que han mantenido y mantienen orgullosamente vivos sus vínculos artísticos y afectivos con La Dama se Esconde. Sin ellas, sin ellos, nada.

¿Por qué eres tan reacio a hablar de ti?

Soy una persona introvertida, siempre lo he sido. Eso, unido a que atesoro tremendamente mi privacidad, es lo que probablemente me ha llevado a no sentirme especialmente cómodo hablando de mí fuera de entornos íntimos, de interlocutores “abrigo”, de mi gente querida. Aun así, en determinadas circunstancias, y creo que el libro es prueba de ello, si valoro que tengo que hacerlo, lo hago, o al menos lo intento.

¿No es contradictorio el hecho de montar un grupo y hacer canciones para los demás y luego sentirse incómodo ante la exposición que esto conlleva?

Diría que, como autor del centenar de canciones, letras y músicas publicadas por La Dama se Esconde en toda su trayectoria, nunca las compuse para los demás, las hacía para mí. Cuando con 17 años comencé a garabatear mis primeros temas me fue imposible no enamorarme del proceso compositivo. Sentí lo increíblemente excitante, motivador e intenso que me resultaba la dinámica de ir construyendo, encerrado en mi soledad adolescente dentro de la pequeña habitación llena de pájaros en la casa familiar, letras y músicas engarzadas en breves canciones pop. 

Atesoro tremendamente mi privacidad, es lo que probablemente me ha llevado a no sentirme especialmente cómodo hablando de mí fuera de entornos íntimos

¿Qué pasó cuando os llegó el éxito que trajo consigo La tierra de los sueños?

Supongo que ya era demasiado tarde como para dar marcha atrás. Por mucho que esa creciente exposición me resultara incómoda, desasosegante, desconcertante, tuve claro que era uno de los precios a pagar. Era el peaje para poder seguir dedicando gran parte de mi tiempo a esa labor tan preciosa, y que tanto me aportaba, que era alumbrar canciones rodeado de un pequeño ejército de cachivaches acústicos, analógicos y electrónicos. Respiré profundamente, descarté autocompadecerme, y continué, en todo caso, tratando de disfrutar del trayecto lo más posible.   

En el libro cuentas que desde hace unos años no tienes relación con Ignacio Valencia. Lo normal es que los miembros de una banda se distancien mientras esta existe o cuando deciden separarse. Pero ese no fue el caso.

Nuestra relación personal se remonta al primer grupo que formamos con 18 años en Donostia, Agrimensor K, que existieron entre 1981 y 1984. La relación también fue buena durante los ocho años de existencia de La Dama Se Esconde. Compartimos amistad y trabajo. Luego, ya inmersos en nuevos paisajes temporales y materiales, en otras incertidumbres y certezas según el caso, la vida siguió y, llegado un punto, nos perdimos de vista. 

¿Habría sido lo mismo La Dama Se Esconde sin él?

Para mí no.

Vuestra primera actuación fue en València, en la discoteca Ku Manises. ¿Qué recuerdos tienes de la ocasión? 

Fue una actuación que no olvidaré jamás. Junto a una caja de ritmos Drumatix y un secuenciador de bajos Bassline, ambos artefactos pioneros de la electrónica pop, llevábamos nuestras guitarras acústicas y un océano y medio de inseguridades. Nos acompañaba también el miedo escénico, luego el terror, y por encima de todo, lo que probablemente pude sentir aquella noche encima del escenario. Valencia fue siempre una ciudad muy acogedora para nosotros ya que en ella encontramos, un año tras otro, un disco tras otro, toneladas de apoyo y tremendo cariño. Aquí de nuevo, gratitud incondicional...

Esconderse, refugiarse. Dos acciones que han definido tu trayectoria y también tu personalidad. ¿De qué necesitas esconderte?

Quizás una manera de expresarlo podría ser intentando visualizar un bucle de conceptos en modo tiovivo, girando y girando: timidez, privacidad, tranquilidad, la necesidad de jugar, fragilidad. Y vuelta a empezar: timidez… Es un ciclo con el que siempre tiendo a reconocerme.

En el libro dejas claro que no tienes previsto hacer más música. ¿Llega un momento en el que uno decide que ya está todo dicho?

Algo hay de eso. Aun así, en el libro dejo abierta la posibilidad a que quizás, en el futuro, lleguen paisajes sonoros, que no literarios o cantados. O no, nunca se sabe. Dejemos que la historia se vaya escribiendo con el paso de las estaciones.

¿Qué hace Nacho Goberna hoy en día? 

Junto a mi pareja, Emma Rodríguez, periodista especializada en cultura, nos embarcamos en febrero de 2013 en la puesta en marcha de una revista cultural independiente, lecturassumergidas.com, libre de ataduras respecto al mercado, las novedades y las prisas. En este mes cumplimos nuestra edición número 80. Está siendo una aventura extraordinariamente enriquecedora para todos los que, en su pauta bimestral, colaboramos para hacerla posible. Por lo demás, procuro rodearme de la gente que quiero y me quiere. He aprendido a valorar crecientemente la honestidad, la decencia, la solidaridad, la generosidad y la lealtad. Me entristece la desoladora deriva en la que estamos inmersos. Vuelta a los tiempos más oscuros. ¿Cómo es posible que no hayamos aprendido nada?

En tu cuenta de X te posicionas política y socialmente sin esconderte. ¿Es importante posicionarse ante la injusticia? 

No solo es importante, diría que es imprescindible. Aunque insistamos en ignorarla una y otra vez, la Historia es terca mostrándonos de manera hiperrealista que los recurrentes monstruos que emergen en determinados estadios de las sociedades a lo largo de los siglos -guerras, genocidios, tiranías…- ni desaparecen para siempre ni traen otra cosa que el desastre. Y creo que es por culpa nuestra, porque decidimos olvidar y callar mientras suceden. Me parece que el silencio connivente no solo invoca a los monstruos, también los alimenta. A mis ojos al menos, parece indiscutible que aquí y ahora, 2024, los monstruos se han despertado y andan hambrientos. Por eso creo que no hay opción, que hay que posicionarse frente a ellos sin ambages.