Tenía que venir alguien de la Universidad de Queen, en Canadá, para desmontar algo que, según los organismos oficiales solo va en perjuicio de la industria: la piratería, además de ilegal, afecta de una forma casi decisiva a los artistas y creadores contenidos. Esas descargas ilegales y esos contenidos piratas, a pesar de ser perseguidos en muchos países -España entre ellos- podrían favorecer las ventas de un disco o la promoción del mismo, según el estudio de Jonathan Lee.
El Departamento de Economía de la Universidad de Queen ha llevado a cabo el estudio durante los últimos diez años. Con el profesor Jonathan Lee a la cabeza, el estudio, que lleva por título Comprar, piratear, publicar: el efecto del intercambio de archivos en las ventas de discos, afirma que existe una relación directa entre el pirateo de un álbum y el aumento de sus ventas. Pero cuidado, porque esto no siempre es así, ya que se tienen que cumplir una serie de condiciones.
Han sido diez años en los que Lee ha puesto en común el efecto del intercambio de archivos en la red y las ventas de música, tanto online como física. Para ello, ha tomado una muestra de 2.251 álbumes vendidos física y digitalmente durante 27 semanas de 2008 y de 250.000 a través de Internet, donde ha contabilizado más de 4,8 millones de descargas a través de BitTorrent. ¿El resultado? Engañoso.
Mejor cuanto mejor calidad
“En teoría, la piratería podría desplazar a las ventas legítimas debido a la gran capacidad con la que cuenta el intercambio de archivos, pero también podría incrementar las ventas a través de los rumores, del boca a boca”. Esa es una de las conclusiones a las que ha llegado Lee. El profesor también asegura que algunos factores, como qué artista sea, cuánta popularidad tenga y el género o el tipo de música que haga también son determinantes.
Lee también determina en su estudio que “el intercambio de archivos reduce las ventas físicas pero incrementa las digitales en aquellos artistas que son top-ventas, en comparación con los que tienen una popularidad modesta”. Y una conclusión demoledora: “La piratería solo beneficia a aquellos artistas que son realmente talentosos, ya que la gente estaría dispuesta a invertir su dinero en alguien cuya música aprecian como buena, a diferencia del resto de músicos o bandas sin talento.
“Concluyo que la actividad de intercambio de archivos posee una relevancia significante aunque un modesto efecto económico negativo en las ventas de música legítima”, dice Lee en su estudio. Y recuerda que la piratería, si bien no solo afecta a la industria musical, también lo hace en otros sectores “que pueden ser digitalizados”, como el cine o la televisión.
Conclusiones del 2004
En España, el año pasado, la música en streaming copó más de la mitad de las ventas -casi el 54% del volumen total de ingresos- las plataformas de streaming como Deezer, Spotify o YouTube llegaron a facturar hasta 30,6 millones de euros. Es un hecho: cada vez se escucha menos música en formato físico y, ni la piratería frenará un fenómeno que año tras año crece.
A pesar de todo, en 2004, un estudio elaborado por David Blackhurn titulado Piratería en línea y ventas de música grabada puso de manifiesto algunos datos que no hicieron sino anticipar los resultados de la investigación de Lee. “El intercambio de archivos tiene un fuerte efecto en la venta de música (...) Los nuevos artistas y los relativamente desconocidos parecen beneficiarse de esto, en detrimento de los ya existentes”. Unas conclusiones que se podrían explicar gracias a la rápida adaptación a las nuevas tecnologías de los artistas que surgieron en la época dorada del P2P.
Blackhurn también concluía que el intercambio de archivos era beneficioso para 3 de cada 4 artistas. Además, la Comisión Europea ya dictaminó hace dos años que “los consumidores de música sustituyen el consumo legal de música por el consumo ilegal de música, pero gran parte de lo que se consume ilegalmente no se habría comprado si la piratería no estuviera disponible”.