Rosa Torres-Pardo (Madrid, 1960) fue una pionera e incluso una hereje a la hora de abrir la música clásica a los estilos más diversos y a distintas disciplinas artísticas. Con una formación impecable a sus espaldas que adquirió tanto en España como en Londres, Nueva York o Viena; consagrada desde joven como una pianista de primera fila; intérprete bajo la batuta de reputados directores en los teatros más famosos; Rosa Torres-Pardo fue siempre una artista inquieta y constante.
Por ello, no ha dejado de investigar nuevos caminos y de colaborar con cantantes, poetas, actores o bailarines. La última prueba de su talante innovador la ofrecerá este 5 de febrero en un concierto de homenaje, Música entre amigas, que el teatro de la Zarzuela tributa a esta alegre y afable pianista que recibió en 2017 el Premio Nacional de la Música.
“Considero este concierto”, comenta la intérprete, “como una fiesta y una celebración al poder actuar junto con siete artistas amigas que proceden de diferentes ámbitos. Está claro que me gusta salir de la música clásica porque, entre otras cosas, me ayuda a entender esta vida y este mundo tan incomprensible. De otro lado, nos hemos juntado ocho mujeres porque las mujeres estamos de moda. Además, está muy bien que así sea”.
En unas iniciativas culturales u otras, Rosa Torres-Pardo ha colaborado en los últimos años con pintores como el ya fallecido Eduardo Arroyo, con poetas como Luis García Montero, con actores como José Luis Gómez o con cantantes como Ana Belén. “Durante 18 años”, ha señalado la pianista, “Eduardo Arroyo y yo organizamos todos los veranos un festival en Robles de Laciana, en León, al que acudieron muchos artistas del mundo del espectáculo en un sentido amplio”. Destaca que para ella se trataba de ir “más allá del puro ambiente concertístico” un empeño que a pesar de resultar complicado no quita que intente conectar con la música clásica, la cual “tiene muchos barrotes con las músicas de hoy”.
Del Barroco al tango
Apuntando a ese objetivo de abrir su piano y su música, Torres-Pardo interpretará en este concierto único un programa que abarca desde Bach o Debussy a Astor Piazzolla pasando por Antonio Soler, Isaac Albéniz o Kurt Weill. Concebido en un orden musicalmente cronológico, que arrancará con el Barroco y concluirá con el tango, el espectáculo contará con la mezzosoprano Marina Pardo, la soprano Ruth Rosique, la bailaora Patricia Guerrero, la cantaora Rocío Márquez, la actriz Lucía Álvarez y las actrices y cantantes Clara Muñiz (hija de la pianista) y Ana Belén.
Fue precisamente con esta última con la que Torres-Pardo montó un singular espectáculo de música y poesía que, con el título de Música callada, la vida rima, recorrió numerosos escenarios de España durante el año 2011. El director de teatro José Carlos Plaza y el escritor Luis García Montero participaron también en aquel montaje que marcó nuevos caminos para la pianista. “La música convertida en palabra, en poesía y en teatro fue la clave de aquel espectáculo muy original y una experiencia maravillosa para mí”, ha recordado.
Esta línea de renovación y de trabajo en común con otras artes ya la había iniciado Torres-Pardo unos años antes al proponer, por ejemplo, en 2005 a Carlos Saura la realización de la película Iberia o al colaborar en un documental de Javier Rioyo sobre Federico García Lorca. Una pieza dedicada al poeta granadino, Llueve, que será interpretada por Lucía Álvarez, figura también en el programa del concierto.
Calificada por Daniel Bianco, director del teatro de la Zarzuela, como “una artista que hace cosas distintas a los demás”, Rosa Torres-Pardo ha dedicado parte de su carrera al estudio y a la divulgación de algunos compositores españoles como Antonio Soler, desconocido para el gran público, o los más populares Isaac Albéniz o Enrique Granados. La música de los tres estará presente en el concierto Música entre amigas.
Después de más de tres décadas de carrera musical, la pianista recibió en 2017 el espaldarazo del Premio Nacional de la Música. Mujer vitalista y cercana, muy alejada del estereotipo de una diva, reconoce que una distinción de estas características reafirma los esfuerzos. “El mundo de la música clásica es duro”, explica, “y un premio de estas características te sube la moral y te anima a seguir”.