'Hasta la vista, Marianne', la última carta de Leonard Cohen a su musa

Era la mujer más bella que había visto, según las propias palabras de Leonard Cohen. El cantautor canadiense y Marianne Ihlen se conocieron en la taberna del puerto de Hydra, la isla donde Cohen vivió la revolución hippie griega. Este punto del golfo Sarónico servía de refugio a los artistas y bohemios que huían de las grandes metrópolis o, en su caso, de la lluvia de Londres.

La noruega encandiló al cantante, fallecido hoy a los 82 años, y juntos vivieron una amistad con tintes de affaire durante la década de los 60. Ella había aterrizado en Hydra en mayo de 1957 acompañada de su joven novio, el novelista nórdico Axel Jensen. Se casaron en la isla griega y celebraron el convite en una casa sin lavadora ni electricidad. Pero al año siguiente, su marido y padre de su hijo la abandonó y Leonard Cohen apareció en escena. “Aunque lo amé desde el primer momento, lo nuestro fue una bonita película lenta”, diría ella más tarde.

Marianne inspiró colecciones de poemas como Flowers to Hitler y la novela The favourite game, pero la mayor muestra de amor público llegó con la canción So long, Marianne de su primer sencillo (1967). También fue protagonista del tema Bird on the wire y de la carátula de su segundo disco, Songs for a room (1969). En esta mítica contraportada, la joven aparece envuelta en una toalla blanca y sentada frente a la máquina de escribir de Cohen en Hydra.

Su romance acabó tres años después, cuando otra de las novias del cantante, Suzanne Eldrod, dio a luz a su primogénito. Marianne volvió entonces a Oslo, aunque siguió en contacto con su amante y amigo. Cuando Cohen supo este año que estaba enferma de leucemia, le remitió una carta que salió a la luz en la radio canadiense por un amigo en común.

El cineasta Jan Christian Mollestad, que estaba rodando un documental sobre Ihlen, se puso en contacto con Leonard el 28 de julio para informarle del fallecimiento de uno de sus primeros amores. “Marianne se marchó de este mundo ayer por la tarde, totalmente en paz y rodeada de sus mejores amigos”, escribió.

La página oficial de Leonard Cohen publicó el mensaje completo de Mollestad junto a una de sus últimas interpretaciones de So long, Marianne, en 2014. “Tu carta llegó cuando ella todavía podía hablar y reír con plena conciencia. Cuando la leímos en voz alta, sonrió como solo Marianne sabía hacer. Levantó la mano, justo cuando decías que estabas a sus espaldas, y se estiró tanto que podrías alcanzarla”, decía.

En la conmovedora misiva, Cohen le decía a Ihlen que sentía que se iban a reunir muy pronto. En su última entrevista concedida al New Yorker en septiembre, también aseguró que estaba “listo para morir”. Ahora nos quedan sus letras, su fantástico disco epílogo y una voz profunda que hacía bellas las preocupaciones del ser humano como la religión, la muerte, el amor o los viajes de su vida. Esas escapadas al refugio de Grecia, donde ya no tendrá que volver a despedirse de Marianne.

Adiós a Marianne

Bueno, Marianne, ha llegado el momento en el que somos tan viejos y nuestros cuerpos se están desmoronando, que creo que te seguiré muy pronto.

Estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, podrás alcanzar la mía. Sabes que siempre te he querido por tu belleza y por tu sabiduría, pero ahora solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Mi amor infinito, nos vemos al final del camino.

Leonard.