España quiso reproducir su propia versión de los Nobel a principios de los años 90, cuando la ciencia y la tecnología dejaron de ser rarezas de laboratorio. Los premios Rey Jaime I nacieron entonces como una iniciativa privada que recompensaba la labor de los estudiosos con un generoso bote de 100.000 euros. Sin embargo, aunque les separa casi un siglo de historia, con el transcurso de las ediciones queda patente que ambos galardones cojean del mismo pie. La representación de la mujer es un mero epígrafe anecdótico entre sus palmarés.
En el caso del premio entregado en la Comunidad Valenciana, solo siete mujeres han recibido el reconocimiento sumando entre todas las categorías. María Antonia Blasco, por su labor al frente del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María José Alonso, encargada de innovación tecnológica en la Universidad de Santiago de Compostela, o Lina Badimón, directora del instituto catalán de Ciencias Cardiovasculares. Tres ejemplos que cuesta encontrar entre una larga lista encabezada por doctores y empresarios laureados durante estos 27 años.
El porcentaje no dista mucho de las estadísticas del premio Nobel, que ha sido otorgado 817 veces a hombres, 47 veces a mujeres y 25 veces a organizaciones. De hecho, 23 de esos ocho centenares de premiados masculinos son componentes del jurado en los Rey Jaime I. Hombres encargados de consolidar, junto a otros muchos miembros, los proyectos de otros hombres en el ámbito de la ciencia nacional. Hasta este año, cuando han decidido dedicar su discurso de apertura de las votaciones con un reclamo para sus compañeras de profesión.
“Casi 50 años después de la declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas de 1967, los jurados de los Premios Rey Jaime I 2016 exhortan a su cumplimiento en todo su contenido”, ha leído el profesor Santiago Grisolía en nombre de los otros veintidós Nobel.
Es la primera vez que los estudiosos alzan sus voces a coro por los derechos de las grandes desaparecidas en los premios. Destacan nombres como los de Angus Deaton (Economía 2015), Venkatraman Ramakrishnan (Química 2009), Harald Zur Hausen (Medicina 2008) o Steven Chu (Física 1997). Aunque han aprovechado el atril valenciano, quieren extender la crítica a la situación general de los galardones científicos que “en la mayoría de países continúa siendo fundamentalmente injusta”. Opinan que esta invisibilidad afecta también a la hora de acceder a la educación, el empleo, los puestos de responsabilidad o a una remuneración salarial igualitaria.
¿Y las mujeres del Jaime?
“En 10 años veremos a muchas más mujeres en estos premios”, afirmaba con rotundidad Javier Quesada, adjunto a la presidencia de la Fundación Premios Rey Jaime I, en la pasada edición. El catedrático afirmó que es un proceso que se alcanza desde abajo, con la estimulación hacia las ciencias y disciplinas técnicas desde los colegios y las familias. “Igual que hay chicos que no se animan a entrar en Enfermería, hay muchas chicas que no se decantan por las carreras científicas por la misma razón”. Ciertos sectores consideran esta justificación algo simplista para un problema enraizado en nuestra sociedad a muchos niveles.
“Hay que tener en cuenta -dice- que la carrera científica es muy larga. La presencia de la mujer en educación, sanidad y ciencias es creciente”, defiende Quesada. Por ello establece un periodo de 10 años para presenciar un cambio de tendencia que se deja entrever tímidamente cada año.
Pero sus propias categorías muestran una brecha que, en ocasiones, poco tiene que ver con las preferencias universitarias de las mujeres. Las únicas premiadas han sido reconocidas en las áreas de Investigación básica (2), Investigación médica (4) y Nuevas Tecnologías (1). Dejando a las especialidades de Economía, Protección del medio ambiente o Emprendedores huérfanas de presencia femenina. En esta última categoría, Quesada asegura que se tiene en cuenta la maternidad como factor de retraso en la creación de empresas, por lo que no penalizan la edad “siempre que no se salte la excelencia como criterio principal”.
Los premios Jaime buscan reflejarse en los Nobel para que sus proyectos trasciendan y no se queden en una mera -y muy cara- medalla. Pero los tópicos de género también son una asignatura pendiente para la Real Academia sueca. La mayor parte de las mujeres han obtenido su premio en las categorías de Literatura y Paz, siendo las Físicas, Químicas o Ciencias un coto tradicionalmente ligado a los hombres. Sin embargo, desde la institución se muestran optimistas. Doce han sido las mujeres científicas premiadas en la categoría de Fisiología o Medicina, y con Youyou Tu -la última- fueron dos consecutivas.
Mientras que los datos se asoman muy poco a poco, cada vez proliferan más plataformas lideradas por mujeres para visibilizar sus capacidades a nivel internacional. Por eso es importante que los hombres también tomen los atriles y pongan un foco de luz sobre esos laboratorios que esconden a tantas mujeres en la sombra.