Las novelas rosas, que tradicionalmente han contribuido a perpetuar un modelo de relaciones marcado por el sometimiento de la mujer al hombre, podrían convertirse en instrumento de lucha por la igualdad gracias al giro que nuevos escritores han comenzado a darle al género.
En este tipo de narrativa han ido ganando terreno personajes antes impensables, como amantes de un mismo género o mujeres que viven un romance sin renunciar a su independencia o llevando las riendas de la pareja, lo que desmonta estereotipos entroncados con fenómenos como la violencia machista, según se ha constatado hoy en un seminario auspiciado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
El hecho de que, “aunque despacito, sí se está produciendo ese cambio”, ha sido precisamente uno de los asuntos tratados en el “Seminario Internacional sobre lenguas y culturas en contacto en la novela rosa”, ha explicado a Efe uno de sus ponentes, el profesor de la Universidad de las Islas Baleares, Miquel Pomar-Amer.
Este experto en novela rosa ha asegurado que en el estudio de muchos de los relatos actuales de ese tipo “se ve que la figura de la masculinidad patriarcal está cayendo en desuso”, en contra de lo que antes era norma, si bien ha matizado que todavía “eso no se observa en todas las novelas” del también llamado género romántico.
Puesto que en él “aún persiste mucho esa dicotomía hombre-mujer en la que las actitudes machistas siguen muy vigentes”, ha admitido.
No obstante, ha insistido en que cada vez son más las obras que rompen esos moldes y ha destacado además que, pese a salirse de los cánones habituales del género, “normalmente gustan” al público, entre el que se ha abierto paso el prototipo de “mujer empoderada” que se empezó a popularizar a raíz de series televisivas como “Sexo en Nueva York” y que, luego, “se ha extrapolado a esa literatura”.
Para Miquel Pomar-Amer, esa es una tendencia que deben ayudar a reforzar quienes tienen capacidad para hacerlo, como las empresas editoriales, porque -ha argumentado- “es de vital importancia ayudar a desarticular los viejos patrones” negativos.
La razón principal es que, en la medida en que la novela rosa es un género de éxito entre segmentos de la sociedad cuyos niveles de formación y de acceso a otras manifestaciones culturales restringen sus opciones de ampliar perspectivas para superar costumbres que subyugan la mujer al hombre en las relaciones de pareja, su evolución puede ayudar a la transformación social.
“Cuando pensamos en novela rosa pensamos que es algo que no tiene mucho valor, pero yo creo que ocurre lo contrario, porque, si hablamos de cultura popular, de una cultura que tiene más alcance, este tipo de textos llega a más gente”, y eso implica que sus mensajes pueden influir entre un espectro de público amplio, ha sostenido.
En sintonía con ese parecer se ha mostrado otra de las participantes en la reunión, la profesora de la Universidad de Oviedo Luz Mar González-Arias, que ha declarado que “el género del romance es un instrumento tan bueno como cualquier otro para transgredir estereotipos tradicionales de las relaciones”.
Ejemplo de ello es, precisamente, el libro sobre el que ha basado su disertación, la obra “Landing” de la escritora irlandesa Emma Donoghue's, que cuenta la historia de una mujer de su país que, a diferencia de los personajes más corrientes del género, es una profesional, ha viajado por el mundo y conoce culturas y países diversos y es lesbiana, y no duda en mudarse a Canadá por amor.
Sus planteamientos y los de Miquel Pomar-Amer son solo algunos de los programados en el seminario organizado en Las Palmas de Gran Canaria, que reúne a investigadores de distintas universidades europeas y americanas desde hoy hasta el viernes.