En una noche de los Oscars con una única sorpresa, los protagonistas del momento más reivindicativo de la gala fueron Asghar Farhadi y Donald Trump. Y ninguno de los dos se encontraba en la gala. El cineasta iraní, que no asistió a la ceremonia en confrontación a las políticas migratorias del presidente, escribió un comunicado que leyó la ingeniera Anousheh Ansari al aceptar, en su nombre, el galardón a Mejor Película Extranjera por El viajante.
En el texto, Farhadi -doblemente ganador de la estatuilla después de vencer en 2012 por Nader y Simin. Una separación-, lanzó un alegato a favor de la diversidad y de la apertura hacia otras culturas. El director subrayaba la necesidad de romper con los muros ideológicos, como ya había hecho junto al resto de directores de la categoría en una carta conjunta publicada horas antes del espectáculo.
“Es un honor increíble recibir este valioso galardón por segunda vez”, rezaban las palabras de Farhadi que leía Ansari y que continuaban agradeciendo el premio a la Academia y al resto de nominados a Mejor Película de Habla No Inglesa.
Sin embargo, la parte central del texto era una arenga en contra del veto al extranjero de Trump y con esa intención justificaba el cineasta “no estar con ustedes esta noche”. “Mi ausencia es por respeto hacia las gentes de mi país y de las otras seis naciones que han sido faltadas al respeto por una ley inhumana que prohíbe la entrada de inmigrantes en Estados Unidos”, añadía.
Tras la ovación que el Dolby Theatre de Los Ángeles dedicó a esa frase, Ansari prosiguió con un mensaje en el que no había duda de quién era el destinatario de su indignación: “Dividir al mundo en categorías de 'nosotros' y 'nuestros enemigos' crea miedo. Una justificación engañosa para la guerra y la violencia”.
Farhadi finalizó su manifiesto agregando que estas guerras “impiden la democracia y los derechos humanos en países que han sido víctimas de la agresión” e interpelando a sus compañeros cineastas. “Los directores pueden girar sus cámaras para mostrar cualidades humanas que todos compartimos y romper con los estereotipos que hay sobre diversas nacionalidades y religiones. Crear empatía entre nosotros y los otros. Una empatía necesaria hoy más que nunca”, concluía.