Puede que, contra todo pronóstico, este domingo La La Land no resulte ser la gran vencedora de la noche. Cabe la posibilidad de que se lleven el premio gordo Figuras Ocultas, Lion o incluso Fences. ¿Pasarían a la historia estas películas? No tiene por qué.
Cuando se concedió el primer Oscar a Mejor Película, la categoría no se llamaba así. Alas, un impresionante drama bélico de efectos especiales avanzados a su época, se llevó en 1928 el “Oscar a Película Sobresaliente” (Outstanding Picture) y pasó a la historia por ser la primera en conseguir tal mérito.
Desde entonces, 88 cintas han batallado por el premio y han alcanzado la gloria... por lo menos la noche de la gala. Obtener el máximo galardón de la industria del séptimo arte actual no es óbice ni razón suficiente para trascender. Una prueba: muy pocos son los que recuerdan las películas que siguen.
Cabalgata (1933)
CabalgataEste filme dirigido por Frank Lloyd robó el galardón a películas que, con el paso de los años, han ido convirtiéndose en clásicos incontestables. Es el caso de Adiós a las armas, adaptación de la novela de Hemingway dirigida por el prolífico pero no brillante Frank Borzage, o de Soy un fugitivo, precursora del subgénero del drama carcelario con un Paul Muni en estado de gracia.
Cabalgata también le valió el Oscar a Mejor Dirección a Frank Lloyd. Curiosamente, el realizador de Glasgow contaba ya con otra estatuilla que había ganado en 1929 con Trafalgar: uno de los rarísimos casos en los que un director se llevaba este galardón sin estar su obra entre las candidatas a Mejor Película.
El gran Ziegfeld (1936)
El gran ZiegfeldEn 1936 no parecía descabellado que un director con oficio pero escasa originalidad como Robert Z. Leonard llegase a los Oscar. Lo cierto es que su carrera es extensa pero escueta en obras memorables. Es una de las contrapartidas de ser un 'hombre de la compañía' -la Metro-, tener proyectos para pagar facturas pero no para hacer historia.
El gran Ziegfeld es un musical sobre la vida de un anunciante de feria, interpretado por William Powel, que se ve atrapado en un extraño trío amoroso. Sin grandes atributos como creador, Robert Z. Leonard siguió haciendo películas tres décadas más, pero nunca volvió a estar tan cerca de conseguir la fama.
La vida de Émile Zola (1937)
La vida de Émile ZolaLos años treinta fueron sin duda la edad de oro de Paul Muni: de la ya mencionada Soy un fugitivo a la tremenda Scarface, pasando por el Oscar de La tragedia de Louis Pasteur. El director que le brindó la estatuilla, William Diertele, fue quien le hizo volver a ponerse en la piel de un personaje histórico con La vida de Émile Zola. Este drama judicial desgranaba el llamado 'Caso Dreyfus', el juicio de un soldado marcado por el antisemitismo a raíz del cual Zola escribiría su famoso Yo acuso.
Lo cierto es que la cosecha del año en que la película de Diertele se hizo con el Oscar no fue especialmente buena: es difícil discernir si filmes como Loca por la música o La pícara puritana podrían haberle robado la estatuilla.
La señora Miniver (1942)
La señora MiniverAños antes de coronarse con una de las películas más premiadas de la historia de la academia, Ben-Hur, William Wyler ganaría su primer Oscar con una producción hoy muy olvidada: La señora Miniver. En este pequeño drama, Greer Garson se hizo también con el Oscar a mejor actriz por su interpretación. La película sintetizaba el sentir de Hollywood, pues la mayor parte de la producción en el contexto de la Segunda Guerra mundial estaba al servicio de una propaganda vestida de ficción. La señora Miniver no es una excepción y se puede entender como una reacción de Wyler al sentimiento antibritánico del momento.
Marty (1955)
MartyUna década después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Hollywood había recuperado la fe en el romance y el cine menos grave. Marty -un drama amoroso sencillo pero efectivo- se hacía de repente con el Oscar a Mejor Película sin armar demasiado revuelo.
Marty cuenta la historia de un hombre entrado en la treintena que vive con su madre hasta que un día conoce a Clara, una tímida profesora con la que empieza una relación. Delbert Mann debutaba en el cine dirigiendo esta película y seguiría en activo hasta entrados en los noventa con un pie en la gran pantalla y otro en la televisión.
Tom Jones (1963)
Tom JonesBasada en la novela homónima de Henry Fielding, Tony Richardson consiguió hacerse con la preciada estatuilla con este raro entretenimiento de escarceos amorosos ambientado en la Inglaterra del siglo XVIII. Tom Jones fue un éxito en su momento, pero los años le pasaron factura al fenómeno hasta llegar a pervertirlo.
En 1977 Richardson volvería a repetir la fórmula con Joseph Andrews, película que estuvo muy lejos de emular a su antecesora.
Gente corriente (1980)
Gente corrienteRobert Redford debutó tras las cámaras con un imponente drama sobre adolescencias conflictivas que hizo las delicias de la Academia en 1980. Con cuatro Oscars bajo el brazo, incluido el de dirección, Redford inició con esta cinta una irregular carrera de la que forman parte El hombre que susurraba a los caballos, La leyenda de Bagger Vance o Leones por corderos. La historia ha decidido prestar más atención a la magistral El hombre elefante de David Lynch, que se fue de vacío en aquella gala de los Oscar, o a la memorable Toro Salvaje, que se tuvo que conformar con dos premios.
Argo (2012)
ArgoLa segunda década de los 2000 no se está caracterizando por tener grandes ganadoras del Oscar a Mejor Película. Empezó con la poco arriesgada El discurso del rey imponiéndose a películas tan valiosas como Cisne negro o La red social. Luego le tocó a The Artist, un homenaje al cine mudo y en blanco y negro cuyo galardón presagiaba un futuro brillante para el realizador Michel Hazanavicius, pero que desde entonces no ha conseguido remontar su carrera.
Argo no fue una excepción de la tendencia, un thriller funcional que visto hoy parece haber envejecido demasiado. Suponía, también, la confirmación de Ben Affleck como realizador, algo que el fracaso de Vivir de noche nos hace dudar.