Paco Bezerra, nada acostumbrado a lides parlamentarias, acudió este martes, a petición de Más Madrid, a explicar en la Comisión de Cultura de la Asamblea de Madrid su versión sobre lo ocurrido en la cancelación de Muero porque no muero, obra retirada de la programación de los Teatros del Canal por el Consejo de Administración del teatro que aludió motivos presupuestarios.
Su primera intervención, que duró 15 minutos, fue una intervención leída e interpretada en la que Bezerra fue muy consciente de su procedencia teatral y confió en la fuerza de la palabra actuada con entonación e intención. Bezerra estuvo combativo, pidiendo incluso a los políticos que no bajaran la cabeza y le mirasen, incluso demandando a los portavoces de los partidos que le contestasen a sus preguntas, ante lo que la presidenta de la comisión, María Isabel Redondo Alcaide (PP), le tuvo que explicar que no podían responderle porque ella misma les reprendería: “En esta comisión solo se aceptan las preguntas retóricas”, argumentó. Bezerra consiguió que las férreas normas de protocolo de la comisión parlamentaria se aflojasen y entrase una voz más ciudadana, acercando a la palabra viva y la plaza pública a la institución madrileña.
Acusaciones de censura
En esa primera intervención Bezerra quiso destacar las incongruencias de este caso que, según su visión, prueban que las razones de retirar la obra no fueron presupuestarias y sí ideológicas. En la obra, como explicó el autor en entrevista a este periódico, Teresa de Jesús vuelve a la vida y después de profanar todas las reliquias diseminadas por todo el mundo con innumerables partes de su cuerpo, va sufriendo y comprendiendo el mundo del siglo XXI. Una ficción contemporánea y dura donde Santa Teresa intenta adaptar su visión de la justicia y la fe al presente. Por indocumentada acabará con los indigentes, a ellos se unirá, se hará alcohólica y yonki, acabará en casas okupas feministas donde el hombre tiene prohibida la entrada que le recuerdan a sus conventos y, en una vuelta de tuerca final, ingerirá LSD, recordará sus visiones místicas y acabará de DJ. Es esta visión la que Bezerra denuncia que el Consejo de Administración de los Teatros del Canal, en la que la totalidad de sus miembros son políticos, “censuró”.
Bezerra quiso asimismo destacar las incongruencias de las razones presupuestarias al remarcar que el 95% de la producción ya venía pagada por Bito producciones –“un productor que ellos mismos nos recomendaron”–; y por la red teatral europea Prospero. “Blanca Li le ve más posibilidades a la obra y nos propone presentarla a un certamen: Prospero Extended Theatre (…) y no se equivoca ya que salimos vencedores”, explicó Bezerra sobre este certamen que incluía el montaje como mínimo en tres ciudades de la obra. Un premio que al ser la obra cancelada para este año y para la temporada que viene se ha perdido.
Puso en duda también las razones esgrimidas por Gonzalo Cabrera, director general de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, en esta misma comisión el pasado 20 de septiembre. Cabrera adujo, para defender las razones presupuestarias, que aparte de la producción no había que desdeñar los gastos de exhibición. “¿Qué pasa, que el taquillero y el acomodador que iba a estar en mi obra cobran más que en la obra que han programado en lugar de la mía? ¿Cómo es posible que mi obra gaste más recursos que las demás?”, esgrimió Bezerra. Una explicación que más tarde provocaría que el portavoz de Unidas Podemos, Serygne Mbaye Diouf, acusara al director general de Promoción de ir a la comisión “en repetidas ocasiones a mentir”.
Bezerra también certificó la noticia publicada por este periódico en la que Guillermo Espinosa, asesor de dirección de Blanca Li, le indicó que las razones no eran presupuestarias y estaba todo el equipo avergonzado: “Cuando, a los pocos días de esta conversación, llamo para pedirle explicaciones al asistente de dirección de Blanca Li, este me dice, textualmente, que la programación de los Teatros del Canal parece intervenida por Vox, que en el despacho de dirección son conscientes de que lo que están haciendo con mi obra es muy dañino para mí y que por este motivo están todos avergonzados”, explicó Bezerra en la comisión.
Pero no quiso acabar el dramaturgo sin ir a uno de los problemas medulares de este caso, que los políticos pudiesen decidir por encima de las direcciones artísticas las programaciones: “Algo que ni yo, ni otra muchas personas, nacidas en democracia, habíamos escuchado jamás”, comentó Bezerra para luego preguntarse: “¿Esto no es censura?”. Quiso acabar Bezerra apuntando sobre la figura y responsabilidad de Blanca Li en todo este affaire: “¿Puede la directora de un teatro público negarse a atender a la prensa durante más de un mes, dos meses, tres meses, cuatro meses, durante casi cinco meses, como llevamos ya, además de negarse, por lo parlamentario, a acudir a la Asamblea de Madrid? Es decir, ¿puede la directora de un teatro público disfrutar de todos los privilegios que le pone a disposición su cargo, mientras rechaza cumplir con sus obligaciones? ¿Qué esconde Blanca Li?”.
Enfrentamiento con Vox
Tras esa dura declaración vinieron las réplicas y apoyos de los diferentes portavoces de la Asamblea de Madrid. Tras el apoyo y la incidencia en la gravedad del caso por partede Manuela Villa del PSOE y de Jazmín Beirak de Más Madrid, fue el turno del portavoz del PP Pedro María Corral, quien acusó a Bezerra de callar en el caso ocurrido durante la alcaldía de Manuela Carmena en 2016 por el que Juan Carlos Pérez de la Fuente fue destituido como director del Teatro Español. Una destitución que paró una programación que no llegó a presentarse en la que Pérez de la Fuente incluyó una obra sobre María Mayo del propio Paco Bezerra. Ante esto, Bezerra respondió: “Efectivamente estuvo muy mal hecho y si yo en su momento no protesté, aprovecho para hacerlo ahora. Nunca estuve de acuerdo con esa decisión”.
Pero el rifirrafe más agrio se produjo cuando Bezerra contestó a la intervención del portavoz de Vox, Gonzalo Babé, que había agradecido al PP la cancelación de la obra y esgrimido, para sustentar sus razones, una sucinta sinopsis donde se relatan las vicisitudes por las que Teresa de Jesús pasa en la obra de Bezerra: “Me alegro por la no programación de una obra tan dañina y esperpéntica como la que se ha comentado. Santa Teresa de Jesús es una inmensa santa de la Iglesia católica, se merece mi máximo respeto y admiración. Si quieren programar una obra así, hay otros teatros. Pero no con el dinero de los madrileños”, comentó Babé.
La comisión ya venía cargada porque el mismo portavoz, en un punto anterior de la orden del día, se había quejado y había pedido explicaciones al PP sobre la inclusión de la obra uruguaya Muñecas de piel de la directora Marianella Monela. Una obra que trataba con crudeza uno de los casos de delitos sexuales con menores más graves del Cono Sur Latinamericano, la Operación Océano, por la que más de treinta personas de la clase pudiente uruguaya fueron imputados.
En su contestación, Bezerra le espetó a Babé: “Usted está juzgando con su moral, y su moral es la suya y no la de todos los madrileños. Y usted está en minoría. No debería hacerlo. Así que sáquese de la boca a los madrileños porque los madrileños no quieren estar en su boca. Dice que ser yonki y prostituta es ser denigrante. La mitad de mis amigos han sido yonkis y son buenísimas personas o mejores personas que usted. Puede ser una desgracia, pero le puede pasar a todo el mundo, tanto de derechas como de izquierdas. La droga está donde hay más dinero y ya sabemos dónde hay más dinero”, argumentó Bezerra, un primer aldabonazo que continuó in crescendo: “Y a Santa Teresa no se le denigra en la obra. Usted no se ha leído la obra, viene usted aquí y lee una sinopsis que es como leer un titular (…) Yo soy más seguidor de Santa Teresa y sé más de Santa Teresa que usted. Y le tengo mayor respeto” tras lo cual Bezerra leyó dos mensajes que recibió de dos lectoras del libro, lectoras creyentes y que defendían la visión que de Teresa da el autor. Una de las lectoras acababa su mensaje de este modo: “Jesús estuvo siempre del lado de los marginados, yonkis y putas incluidos. No tengo ninguna duda del lado de quién estaría ahora”. A lo que Bezerra añadió: “Con usted no, precisamente. Este es un mensaje de una católica independentista catalana, fíjese qué maravilla. No hay derecho a que lean una sinopsis por encima, qué es eso, ¿ese es el trabajo serio que hacen aquí?”, preguntó el autor de Muero porque no muero.
Ante las contundentes palabras de Bezerra la presidenta de la comisión dio la palabra a Babé, quien pidió a Bezerra que las retirase al considerarlas una falta de respeto a su partido y a la propia Santa Teresa, aunque “disculpó” al autor porque entendía que no estaba acostumbrado a la mecánica parlamentaria. Acabó Bezerra negando la mayor: “No puedo respetar las palabras de la Santa, como usted dice, porque no son suyas, usted habla de palabras que provienen de los fascistas que vinieron luego y se vengaron de ella. Como se vengaron los milicos en Argentina de Eva Perón y se mearon encima de su cadáver. Ustedes están haciendo lo mismo sobre el cadáver de Santa Teresa. Usted me ha ofendido hoy y en días anteriores en esta comisión repitiendo esa sinopsis sin haberse leído la obra, por eso le he contestado de este modo, porque personas como yo no pueden acceder a este lugar y se quedan con su versión, de personas que no leen, pero si opinan”. El dramaturgo que comenzó su comparecencia teatral pero más pausado y diciendo tener literalmente mucho frío, “estoy tiritando”, dijo pidiendo que le dejasen un abrigo; acabó caliente, con el verbo erizado y con la presidenta de la comisión pidiendo pasar al siguiente punto de la orden del día.