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Estos días y con motivo de las protestas por la muerte de George Floyd se han vivido actos vandálicos contra las estatuas que representan figuras asociadas al pasado que activistas de Black Lives Matter u otras organizaciones antirracistas consideran invasor, colonizador o esclavista. Al igual que haya podido pasar con el nombre del callejero en España y en relación al franquismo, el debate sobre la memoria histórica y como este se despliega en la ciudad suele ser básico.
Sin embargo, uno de los lugares que a buen seguro no recibirá ningún debate de este tipo es el estadio Arthur Ashe: la pista central del torneo de tenis más importante de EEUU, el US Open. Uno de los lugares más emblemáticos del deporte norteamericano. Lo que muchas personas no saben es, ¿quién fue y por qué merece tal honor?
El ex-tenista y cineasta Ashok Amritraj se acaba de lanzar a la producción de un documental que honrará su vida como defensor de los derechos civiles y su importancia en la lucha contra el racismo. Curiosamente, Amritraj y Ashe se llegaron a enfrentar en las pistas, resultando ganador el segundo.
Amritraj declaraba hace poco a The Guardian: “Quiero contar su historia y como un hombre negro se hizo paso en un mundo de blancos. Arthur era mucho más que un gran jugador de tenis. Hizo mucho por los derechos civiles en los Estados Unidos y se opuso a las políticas de apartheid de Sudáfrica. A mediados de la década de 1970, jugó allí, insistiendo en que blancos y negros debían poder sentarse juntos. Además, verlo vencer a todos estos tenistas blancos para llegar hasta la final, donde Connors lo venció. Fue un poco decepcionante, pero luego, por supuesto, vendría la famosa final de Wimbledon donde venció a Jimmy”.
El contexto previo y todo lo que rodeó a este partido son muy interesantes para explicar su figura. Arthur Ashe había crecido en un mundo donde aún existía la segregación. Entre los 13 y los 15 años y mientras iba al instituto y desarrollaba su destreza tenística, la tenista negra Althea Gibson ganaba un total de 10 títulos de Grand Slams (entre títulos individuales y dobles), siendo la primera persona negra en conseguir un título de estas características en la historia del tenis. Fue una figura clave en un contexto social en el que se prohibía la participación en muchos torneos a personas negras.
Cuando Arthur Ashe en los años 60 inició su carrera tenística se encontraba con una doble barrera: la prohibición por motivos de segregación de muchos deportistas negros par participar en muchos torneos y la distinción entre amateur y profesionales. Esta distinción está ligada al origen aristocrático del tenis: durante muchísimos años y a lo largo del Siglo XX se consideraba de mal gusto ganar dinero con el tenis. Era una diversión burguesa. De blancos, cómo no. Con la popularización del deporte y la creación de pistas no asociadas a familias adineradas, comienzan a surgir tenistas que buscan ganarse la vida con ello. Cuando Ashe gana su primer US Open profesional, se ve obligado a renunciar al premio de 14.000 dólares para poder seguir jugando la Copa Davis, torneo solo para amateurs y en el que representaba a su país.
Más adelante, con otros títulos en su haber y ya comenzando a vivir del tenis como profesional, Ashe participó del boicot de varios jugadores al torneo de Wimbledon en 1973. Aunque desde 1968 la mayoría de torneos eran ya abiertos para amateurs y profesionales, las reglas sobre cómo participar parecían siendo algo arbitrarias. La prohibición de participar del tenista yugoslavo Niki Pilic por parte del torneo enfureció a muchos jugadores y con el telón de fondo de los Grand Slams oponiéndose a pagar grandes premios y por tanto a bloquear la profesionalización del tenis, los jugadores usaron la ATP (Association of Tennis Players), organización recién creada y que funcionaba a modo de sindicato de jugadores de tenis). Wimbledon siguió adelante pero dos jugadores famosos se opusieron al boycott. Ilia Nastase y Jimmy Connors.
Jimmy Connors se convertiría en un jugador dominante a partir de 1974. Tanto en 1993 como 1994 se enfrentó a Arthur Ashe en la final del torneo de Sudáfrica. Dicho torneo tuvo una relevancia especial para Arthur Ashe porque aunque perdiera ambas finales, aprovechó el speech post-partido para hacer elegantes menciones que se entendían como mensajes para la superación del apartheid en Suráfrica. Tal y como declarara posteriormente el alcalde de NY en 1990: “la primera persona a la que Mandela pidió conocer era Arthur Ashe”. Pero Connors no solo rivalizaba con Ashe dentro de la pista: fuera de ella no estaba de acuerdo con la ATP y participaba de otra organización similar centrada en Estados Unidos: la World Team Tennis.
Así pues, en 1975, cuando se enfrentaron en la pista central de Wimbledon, muchas incidentes habían precedido la relación entre Connors y Ashe. La gran diferencia es que Connors era el número 1 indiscutible del mundo y Ashe ya estaba en la fase final de su carrera. Tal y como relata el periodista deportivo Fernando Murciego en Eurosport, una edad impropia para la época: “Tenía 32 años, una edad insultante para andar todavía luchando por los Grand Slams. Enfrente estaba el número 1, un Jimmy Connors con cara de pocos amigos que buscaba revalidar la corona conquistada el curso anterior, aunque esta vez el destino no le tenía preparado un menú a su gusto. Fueron cuatro sets intensos, de miradas furtivas, bajo un entorno de tensión que te hacía pensar que había en juego mucho más que un título”.
Jugando con un estilo completamente distinto al suyo, que era más de ataque, tratando de mover hacia los lados, hacia delante y hacia atrás en la pista, jugando con los efectos y las alturas, Ashe planteó un partido tácticamente brillante que terminó por desesperar a Connors. En un documental producido por la BBC en 2015, la ex-tenista británica Sue Barker declaraba de forma muy certera: “Fue una de las primeras personas que demostró que no importa lo bueno que seas física o técnicamente, es cómo afrontas mentalmente un partido”.
Curiosamente y tal y como se narra en este documental, en los primeros años de su carrera y cuando era preguntado por cuestiones vinculadas a la segregación, Ashe respondía que “él hablaba con la raqueta”. Lo cierto es que su influencia ha permitido que otras generaciones de deportistas negros hayan querido seguir su ejemplo. La propia Serena Williams, la mejor tenista negra de la historia, reconoce en el documental que su figura fue fundamental.
En 1979 Ashe sufrió un ataque al corazón. Ese mismo año se sometió a una cirugía. Más adelante, durante una segunda operación de corazón en 1983, se contagió de VIH. No lo supo hasta 1988 pero no lo hicieron público hasta Abril de 1992. Durante ese tiempo, Ashe permaneció activo como entrenador de tenis, como activista contra el apartheid en Sudáfrica y creó una fundación para la lucha contra el SIDA y otras enfermedades similares. Moría de una neumonía causada por el VIH a los 49 años de edad en 1993.
Otras películas documentales se han dedicado a su figura.“Arthur Ashe: Ciudadano del mundo”, dirigido por la documentalista Julie Anderson, vio la luz en 1994 justo un año después de que falleciera Ashe. Ashe ‘68, es un documental multiplataforma estrenado el año pasado que cuenta además con una exposición fotográfica, una instalación de realidad virtual y talleres. Pero más allá de historia, la importancia de su figura y lo que ha representado sigue muy presente: hace dos semanas su estatua en Nueva York fue vandalizada cuando alguien escribió: WLM (White Lives Matter).
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