Madrid subasta el histórico Pasaje de Malasaña

Quintaesencia de la modernidad, Walter Benjamin los llamaba “los espacios del sueño”, calles que ya no son calles sino galerías, los escaparate refugio de lo mercantil donde el flâneur “sabotea el tráfico” y donde no nunca es comprador, sino mercancía. (El surrealismo nació en un pasaje. ¡Bajo el protectorado de qué musas!surrealismopasaje). Aunque se empezaron a construir en la Francia lluviosa del siglo XVIII, su momento de esplendor llegó con la revolución industrial y los coches, durando hasta principios del XX. En su libro más notable, Benjamin los cartografía con la precisión de un explorador y la monomanía de un hombre hechizado.

A Madrid llegaron en los años 40 y muchos desaparecieron en los 70 y 80, víctimas de la optimización del espacio y del monocultivo (“Principio rector del gran almacén -explica Benjamin:- Los pisos forman un espacio único. Se los puede 'abarcar, por decir de ese modo, de una sola ojeada'”). Hasta hace poco, quedaban siete pasajes en distinto estado de malnutrición, muchos protegidos como patrimonio cultural. Pronto quedarán sólo cinco. El segundo en irse es el pasaje que conecta Fuencarral 77 con el número 13 de la Corredera alta de San Pablo, un espacio único, propiedad de la Tesorería de la Seguridad Social, que lo sacará a subasta el próximo mes de septiembre por 20.857.600 euros.

El Pasaje de la Mutualidad Mercantil

Cuando abrió en 1958, los vecinos lo rebautizaron el Pasaje Mutualidad. El proyecto fue promovido por el Montepio Nacional de Previsión Social de los Productores de la Dependencia Mercantil, que le encargó su construcción a dos grandes arquitectos de la época: Manuel Muñoz Monasterio, responsable del Estadio Bernabéu, y Manuel Manzano-Monís Mancebo.

Estaba construído sobre el palacio del Marqués de la Mina, un ilustrado militar de la corte de Felipe V. El aristócrata hacía vida pública en la boyante cara de Fuencarral, mientras que su servidumbre y caballerizas se desenvolvían por la Corredera Alta. Sobre sus cenizas, Monasterio y Mancebo combinaron el modernismo de los nuevos materiales de los 50, como la cubierta de pavés y el gresite negro, con el clasicismo de las farolas de hierro forjado y el romanticismo del art decó. Tiene tres espacios claramente diferenciados, bellas claraboyas de luz natural y pasillos de curvas sinuosas.

No siempre fue así. En las décadas de los 60 y 70 había de todo para todos: la cafetería y el estanco, la sastrería Roan, la relojería Monge, la agencia de publicidad Cuevas, la peluquería Pili, la tienda de bolsos Manopiel. Había tiendas de deportes, de porcelanas y de punto, la confección Arcadio Nieto, los cerrojos FAC y hasta un negocio de préstamos llamado Credere Star. De los 14 bajos comerciales originales, el único que sigue abierto, es Langa Ópticos. Su heredero Antonio Langa, que creció en la galería, contaba que el director general de la Mutualidad que ordenó levantar el edificio se reservó un espacio de 400 metros cuadrados para su disfrute personal y otro para un alto cargo de la Falange. Se refiere a Manuel Hedilla, ex jefe nacional de la Falange y sucesor de José Antonio Primo de Rivera.

Una historia de decadencia y abandono

Hay tres oficinas en uso, una del sindicato de enfermeras y otras dos de la Audiencia Nacional. En la tercera planta se conserva todavía un auditorio, aunque nadie lo ha visto ni utilizado en décadas. En el último año, la Embajada de Alemania ha colocado dos exposiciones de arte contemporáneo. Desde la Tesorería de la Seguridad Social nos aseguraban hace un año que “de momento no está en venta, pero que se están planteando o bien sacarlo a subasta pública o bien dejarlo para oficinas de la Seguridad Social”.

Se acabó la duda: el BOE ha anunciado que saldrá a subasta por 20.857.600 euros. Se escucharán ofertas por el inmueble, en sobre cerrado, hasta el 22 de septiembre y la subasta se realizará el 24 de septiembre, a las 10 de la mañana, en la Sala de Subastas de la Dirección Provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social de Madrid.

Esta extrañeza arquitectónica con un punto expresionista, anacrónico y único, queda a expensas del mejor postor. Teniendo en cuenta su tamaño (1.782m2) y su localización, lo más probable es que acabe en manos de un Zara o comparta destino con el gran pasaje de Goya-Hermosilla, antiguo Cine Carlos III, que una sociedad de inversión ha convertido en un “multiespacio gastronómico en la Plaza de Colón”.