El rapero R.Kelly ha sido condenado a 30 años de cárcel. La Fiscalía de Nueva York le atribuyó el pasado septiembre los delitos de crimen organizado, coacción y tráfico sexual de mujeres y niñas durante más de dos décadas, pero aún quedaba pendiente estipular la condena. El jurado declaró que Kelly había actuado como un depredador aprovechándose de su fama para abusar de mujeres, niños y niñas menores de edad, y para destruir la vida de las personas que trabajaron para él.
El juicio duró seis semanas en las que la Fiscalía interrogó a varias mujeres que acusan al artista de abusos sexuales y a 45 testigos, algunos de los cuales detallaron un patrón continuo de coacciones y abusos. El informe le acusa de ser una persona violenta y controladora. La parte de la acusación pedía para él una pena de 55 años, que finalmente ha sido reducida por presión de la defensa del cantante. También se le ha impuesto una multa de 100.000 dólares.
Durante todo el proceso sobrevoló el anterior juicio a R. Kelly en Chicago, en 2008, del que salió impune. Los fiscales investigaron aquella vez una cinta de vídeo que le mostraba manteniendo relaciones sexuales con una menor de 14 años y orinando sobre ella. R. Kelly fue absuelto de todos los cargos porque la víctima se negó a testificar.
R. Kelly ha tenido que enfrentarse este miércoles una última vez a sus víctimas, aunque de nuevo se negó a testificar. Según las crónicas, en esta ocasión vestía un uniforme de prisión color canela, unas gafas de montura y una mascarilla negra. “R. Kelly es el peor depredador sexual que he visto durante mi larga carrera profesional. Para empezar, usó su poder y estatus de celebridad para reclutar a menores vulnerables con el objetivo de abusar de ellas sexualmente”, dijo el pasado septiembre la abogada de tres de las víctimas, Gloria Allred.
Las mujeres describieron cómo las asaltaba sexualmente entre bambalinas minutos después de los conciertos. Otros testimonios revelaron abusos continuados contra sus parejas, a quienes golpeaba, obligaba a que lo llamaran “daddy” (papi), controlaba cómo se vestían, cuándo podían usar el baño o comer, cómo debían interactuar con otros hombres o si podían salir de las habitaciones de las residencias u hoteles en las que las retenía. Además, tenía toda una red de empleados que le ayudaban a captar a las chicas y a intimidarlas.
El ocaso de la estrella
Robert Sylvester Kelly tiene 55 años y es uno de los cantantes y productores más influyentes del género R&B. Creció en Chicago, en el peligroso barrio de Bronzeville, y a los trece años comenzó a destacar en las clases de canto del instituto interpretando a Stevie Wonder. Tras fundar el grupo Public Announcement, en 1993 R. Kelly lanzó su carrera en solitario.
Poco después llegaron las nominaciones a los Grammy, las menciones en la revista Rolling Stone y los número uno en Billboard. Pero el mayor despegue fue con la canción I Believe I Can Fly en 1996, que formó parte de la banda sonora de la película Space Jam. Esto último le valió tres premios Grammy, el aplauso de la industria y 38 millones de discos vendidos. Durante su carrera R. Kelly ha colaborado con Justin Bieber, Lady Gaga, Jay-Z o Notorious Big, y ha compuesto temas para Michael Jackson, Britney Spears y numerosas artistas del R&B.
Las primeras sospechas saltaron en 2019, cuando Kelly fue acusado de abuso sexual por cuatro mujeres, tres de ellas menores de edad, pero los escándalos se remontaban casi dos décadas antes. En su faceta de productor apadrinó a la cantante Aaliyah. Juntos lanzaron en 1994 el primer disco de la que después se convertiría en una estrella del R&B, Age Ain’t Nothing But a Number. Ella tenía 15 años y él 27, y ese mismo año contrajeron matrimonio en secreto.
Lo que relató su segunda esposa y la madre de sus tres hijos, Andrea Lee, era aún peor. Tenía que pedirle permiso antes de ingerir cualquier alimento y la encerraba constantemente en un pequeño cuarto de la casa sin tener contacto con el exterior. Un año después de casarse con Lee y lanzar la famosísimo tema de Space Jam, una de las jóvenes aspirantes a cantante que tenía bajo su órbita le denunció por violación y abuso sexual.
Tiffany Hawkins le acusó de organizar orgías con varios menores de 15 años como ella. La demanda se resolvió mediante un cheque, pero años después participó en el documental de Netflix y dijo que lo hizo porque nadie la creyó. Ese mismo año, en 1989, Kelly ganó tres premios Grammy por I Believe I Can Fly.
Posesión de pornografía infantil y red de tráfico
En 2002 salió a la luz un video en el que Kelly mantenía relaciones con dos chicas menores de edad. A una de ellas llegaba a orinarle encima. Mientras que la Policía investigaba los hechos, el cantante presentó la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de invierno de aquel año. En 2003 le detuvieron por posesión de pornografía infantil, pero un juez señaló que la policía no tenía una orden judicial y retiró los cargos. Finalmente, el juicio se llevó a cabo con más pruebas en 2008, pero las víctimas no acudieron a testificar y el tribunal declaró inocente a Kelly al no poder identificarlas.
Mientras se sucedían los escándalos por posesión de pornografía infantil, su mujer Andrea le acusó de maltrato e incluso pidió una orden de alejamiento. En 2006, el hermano de R. Kelly filtró a la prensa que el cantante le ofreció 50.000 dólares y un contrato discográfico si decía que él era el protagonista del vídeo sexual. Kelly y Andrea oficializaron el divorcio en 2009.
En 2017, el periodista Jim DeRogatis publicó en BuzzFeed un artículo en el que las familias de tres jóvenes acusaban a Kelly de mantener a sus hijas como esclavas sexuales. El cantante habría creado una especie de “secta” en el que retenía y abusaba de mujeres de entre 17 y 21 años.
El 22 de febrero de 2019, el artista fue arrestado por diez cargos de abuso sexual agravado, pero el pleito se retrasó a causa de la pandemia. En el juicio celebrado en septiembre que se ha resuelto este miércoles han declarado amigos y familiares de las víctimas; ocho de sus extrabajadores; la persona que ofició su matrimonio con Aaliyah; un médico que lo trató de herpes durante más de una década; y varios investigadores en el juicio de Chicago en 2008. Una mujer identificada como Kate testificó que había llegado a un acuerdo de 200.000 dólares en 2001 después de que R. Kelly le transmitiera herpes a propósito.
Kelly está recluido en un centro de detención federal en Brooklyn y, una vez sentenciado, se espera que lo trasladen de nuevo a Chicago, donde en agosto se enfrenta otro juicio por cargos de obstrucción y pornografía infantil.