Un total de 96 fotografías componen la exposición dedicada a Ricardo Martín que recupera a este artista que captó con su cámara la época dorada de San Sebastián a través de una mirada “moderna” que aplicó a retratos de aristócratas, bañistas en La Concha o pruebas deportivas.
La muestra, que es la cuarta organizada por la Sala Kubo-Kutxa dentro de la programación extraordinaria con motivo del año de la Capitalidad Cultural tras las dedicadas a Marta Cárdenas, Gonzalo Chillida y Jesús Mari Lazkano, abrirá mañana las puertas al público hasta el próximo 22 de enero.
Comisariada por Juantxo Egaña, la exposición refleja el grado de “modernidad” de un artista que nació en 1882 en Villanueva de la Serena (Badajoz) y se estableció en San Sebastián, donde fundó en 1914 el comercio “Photo Carte” hasta su muerte, poco antes de julio de 1936, aunque el negocio continuó bajo el nombre de “Fotocar”.
En total se han visionado más de 60.000 negativos que Martín realizó en sus frecuentes paseos por La Concha, la avenida de La Libertad y fundamentalmente en la esquina del Hotel Londres, donde disparaba su cámara y retrataba toda una época.
En esos momentos, previos a la Primera Guerra Mundial, San Sebastián era lugar de veraneo de la familia real y de gran parte de la aristocracia y asistía además a muchos cambios como la construcción del Paseo Nuevo o el hipódromo de Lasarte, ha explicado Egaña.
De muchos de estos acontecimientos da cuenta Martín, que se convierte al mismo tiempo en un espectador de esos eventos.
“En muchas de sus composiciones, la prueba deportiva o cultural que retrataba adquiere menos protagonismo que los espectadores que acudían a verlo”, ha agregado.
Mujeres con vestidos exhuberantes en la “Fiesta de la Elegancia”, el rey Alfonso XIII rodeado de niños o el elegante público de las carreras de caballos en el hipódromo en 1918, constituyen una parte del trabajo de este fotógrafo que hizo de la capital guipuzcoana “un escenario” para su visión de toda una década.
En contraste, Martín fijó también su foco en imágenes menos elitistas como comidas populares, bailes en frontones, elefantes del circo Kroner en la playa o accidentes como la espectacular imagen de una nave hundida en el puerto de Pasaia.
El mundo deportivo cuenta con un espacio importante en la exposición sobre Martín, un apasionado de la velocidad que supo atrapar la sensación de movimiento con las cámaras de la época en fotografías sobre carreras con sidecar en el circuito de Lasarte, la prueba de cross en 1926 o saltos de trampolín en el puerto donostiarra.
La muestra recoge además una visión antibelicista de la Guerra del Rif, a la que Martín acudió como fotógrafo ya que quedó exento de cupo, según ha explicado su hijo Ricardo Martín, con imágenes de despedidas entre madres e hijos que parten a la guerra en el puerto de Pasaia, tropas embarcando en barcos atestados de soldados o imágenes del frente en Marruecos.
Martin también trasladó a sus fotografías una visión moderna de la mujer, que en los años veinte comenzó a participar como piloto en pruebas automovilísticas o a competir en el campo de tiro del monte Ulía.