Enérgico y reivindicativo, Rosendo ha demostrado que sigue en plena forma durante un concierto enmarcado en el festival Noches del Botánico en el que ha presentado su último álbum, “De escalde y trinchera”, y ha reconquistado al público de Madrid con sus temas clásicos, esos que no caducan con los años.
Con media hora de retraso y momentos después de que su hijo Rodrigo Mercado cantase un tema junto a los teloneros, aparecía en escena Rosendo (Madrid, 1954), el que fuera líder de Leño, con el aforo del Real Jardín Botánico Alfonso XIII casi completo y ante un público que gritaba su nombre al unísono desde el comienzo del concierto.
Una buena acogida que atestiguaba, en una noche de lunes, el poder de convocatoria de uno de los iconos del rock nacional, sobre todo teniendo en cuenta que el recinto, al aire libre, ha estado compartido por seguidores pertenecientes a distintas generaciones. “Hemos crecido con su música”, comentaba una admiradora de Rosendo desde las gradas.
“Aguanta el tipo”, “Cuando”, “Mala tiña” y “Muela la muela” han sido las primeras canciones del repertorio, con las que el roquero iniciaba un camino cómodo para él, repleto de temas conocidos, a los que se ha sumado a lo largo del encuentro una buena tanda de canciones de su nuevo trabajo, “De escalde y trinchera”.
Acompañado por sus habituales Rafa J. Vegas -al bajo- y Mariano Montero -a la batería-, Rosendo ha seguido haciendo gala del amor incondicional entre su guitarra y él, algo que se traduce en un sonido limpio y lleno de fuerza.
Uno de los puntos álgidos de la actuación ha llegado pronto con su versión de “No dudaría”, la reconocida canción de Antonio Flores que Rosendo hace suya ante unos oyentes que han coreado por completo la letra.
Después, el de Carabanchel anunciaba la llegada de “Soy”, el primero de los temas que forman parte de su nuevo trabajo, el decimosexto álbum de estudio en solitario, que fue lanzado el pasado mes de junio y con en el que llama a la “movilización” de la sociedad frente a una clase política cuyas acciones no le convencen.
Muestra de ello son otros dos temas que ha presentado el madrileño, “Cúrame de espantos” y “Que si vengo que si voy”, el primer sencillo y un tema ácido en el que critica la sumisión al poder, con una letra incisiva que también sirve para recordar que el músico aún cree en el rock como herramienta de transformación social.
Por encima de esos temas que vertebran “De escalde y trinchera”, publicado cuatro años después de su anterior álbum de estudio, “Vergüenza torera”, han destacado otros más consolidados como “Y dale”, muy aplaudido por el público pese a “un lapsus” reconocido por Rosendo, que sabe salir del paso con sencillez si se equivoca en alguna nota.
Aunque poco hablador, el roquero, que pasará próximamente por otras ciudades como Cádiz, Huesca o Palma de Mallorca, ha atinado del mismo modo en la elección del resto de temas, dado que ha logrado mantener la conexión con los asistentes, quienes han cantado y saltado ante los ojos del exmiembro de Ñu.
El Rosendo de esta noche no parecía el mismo que, tras concluir su última gira a finales de 2015, anunció que se retiraba un tiempo para “airearse”, ya que se le ha visto enérgico y con garra durante el directo, en el que también ha sacado a pasear su “Vergúenza torera”.
“Mienten, los chorizos mienten”, ha dicho el protagonista de la noche al terminar esa canción y antes de que sus fieles gritaran una consigna que ha divertido al madrileño: “Se nota, se siente, Rosendo presidente”.
Parece que los años de escenarios y carreteras le permiten al músico -reconocido recientemente con la Medalla de Oro de la capital- conocer a su público como a la palma de su mano; un hecho más notorio con la llegada de algunos de sus clásicos más potentes, entre los que ha brillado como ningún otro “Flojos de pantalón”, pero también “Masculino singular” y “Pan de higo”.
Solo se ha podido echar en falta que las dos pantallas que han permanecido apagadas durante el concierto permitiesen ver de cerca los dedos sobre las cuerdas de un guitarrista que se crece con sus éxitos de siempre, los que no caducan.
Tampoco ha habido riesgo con los bises, ya que el cantante ha rematado su actuación con “Agradecido”, que ha levantado a quienes aún permanecían sentados, y con “Maneras de vivir”, himno de Leño.
Maestro del rock urbano para muchos, Rosendo confirma que tiene las claves para seguir alborotando a su público y, lo que es más difícil, para hacerlo sin alardes y con una firmeza en escena de la que solo presumen los músicos atemporales que, como él, subsisten al paso del tiempo y ahuyentan a las modas.