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Sara Curruchich, la voz de la resistencia indígena en Guatemala

EFE

Guatemala —

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Desde que su voz melódica, suave y segura conquistó las redes sociales, Sara Curruchich (San Juan Comalapa, 1993) se ha convertido en el altavoz de las reivindicaciones indígenas en Guatemala. Mientras prepara su primer disco, Sara habla del futuro: es tiempo de “seguir resistiendo”.

Porque para esta joven de etnia kakchiquel la vida ha sido siempre un ejercicio de resistencia: contra el desdén de sus vecinos que no entendían a una familia que apostaba por la educación de sus hijas, contra las reticencias de una sociedad racista, contra los golpes del destino.

A Sara Currichich fueron sus padres quienes le enseñaron a amar la música. La voz quebrada de su madre y la vieja guitarra de su padre alumbraban aquellas noches oscuras de la infancia en el interior del país.

“Tenía 5 años y la sala estaba iluminada con una vela. Mi papá tocaba una canción religiosa. 'Más allá del sol'. Así durante muchas noches”, rememora la joven en una entrevista con Acan-Efe.

Fue en aquellas madrugadas en las que Sara Curruchich decidió que quería hablar a través de la música: “Desde que tengo memoria quiero ser música”.

La muerte de su padre, tras una enfermedad, apagó por un tiempo la voz de Sara. Fue su hermano quien le devolvió la alegría al regalarle su propia guitarra.

Ya convertida en maestra en magisterio musical, Sara Curruchich comenzó a componer sus propias canciones. Acordes en los que hablaba de las enseñanzas de su familia, del respeto por la naturaleza, de la memoria de los pueblos mayas.

Y así fue como creó “Ch'uti'xtän (Niña)”, una balada que conquistó el corazón de miles de guatemaltecos: más de dos millones de visitas en las redes sociales, un espaldarazo que han convertido a Sara Curruchich en un icono de la lucha de las mujeres y de los pueblos originarios de Guatemala.

Hoy Sara es uno de los rostros más emblemáticos de ONU Mujeres en el país centroamericano y sus canciones se corean en las marchas de las comunidades indígenas.

“La música es parte de la reivindicación de los pueblos maya, de la inclusión de los idiomas mayas como parte de nuestra cultura y nuestra historia”, afirma Curruchich.

Por eso Sara escribe en ambas lenguas, mezclándolas incluso en la misma canción: “Cada uno de los idiomas tiene su profundidad. Muchas veces he intentado traducir y no logro encontrar las palabras adecuadas”.

Es la defensa del idioma kakchiquel uno de los rasgos que definen la música de esta joven, quien de niña no pudo recibir una sola clase en su idioma materno.

“Es una manera de reivindicar nuestro idioma”, asegura.

No obstante, Sara es consciente de que para lograr la supervivencia de esta otras lenguas mayas es importante garantizar el acceso a la educación de los jóvenes indígenas, lo que implica contar con maestros capaces de hablar este idioma y hacer que los menores se sientan orgullosos de su cultura.

“En mis canciones trato de incluir el idioma por la importancia que tiene”, insiste.

Como mujer, y como indígena, Sara Curruchich conoce de primera mano lo que supone la discriminación, la doble discriminación, y está empeñada en combatirla.

“Se me han negado espacios por ser maya. Por supuesto que se me han abierto otros por ser mujer maya, pero ese rechazo me ha dolido. Es una discriminación a todos los pueblos originarios”, señala.

“Hay algo que aprendí y sigo aprendiendo y es que hay que seguir adelante y demostrarles a esas personas que están muy equivocadas”, continúa.

Su éxito, que la llevará esta primavera de gira por todo el país y a Estados Unidos, y que a finales de año se traducirá en un disco, es una bofetada contra la discriminación latente en Guatemala. Una resistencia.

Como el título de su nuevo sencillo, “Resistir”, presentado este mismo mes. Una canción dedicada a “todas las personas que están en constante lucha, resistiendo ante la opresión y la violencia”.

Un alegato que demuestra que las comunidades indígenas son capaces de “hacer cultura y de muchas cosas más”.

Porque “estamos resistiendo. Buscando esas oportunidades que se nos han negado”. Sara Curruchich pone la voz a esta resistencia.