Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
Cesc Gay: “Retrato personajes masculinos reales; el macho alfa y el tipo duro son una mentira que ha vendido la ficción”
El terreno en el que se mueven las obras de Cesc Gay es el terreno de nadie. Trabaja siempre el gris, los matices entre lo opaco y lo transparente, no se siente cómodo con etiquetas y reconoce que prefiere no pensar lo que hace.
En su segundo film ya combinaba con maestría drama y comedia amable: En la ciudad desvelaba las capas de psicología que se esconden detrás de nuestro yo social, explorando la diferencia entre quienes somos y quienes decimos ser. Algo que también estaba presente en Ficció, estrenada en 2006. En aquella ocasión al drama se le sumaban inesperados toques de romance y una aguda reflexión sobre el calado real de los procesos creativos. El mismo terreno indefinido en el que se movía la narración de Una pistola en cada mano, una comedia incómoda que, a su vez, desnudaba los tópicos de la masculinidad en la sociedad contemporánea. Con Truman, y de la mano de Javier Cámara y Ricardo Darín, la tragedia de una muerte segura venía acompañada del redescubrimiento de una amistad llena de humor e ironía.
En Félix, la desaparición de una mujer es también el camino hacia el autodescubrimiento, la aceptación de la fragilidad, de los propios límites. Es, esencialmente, una comedia. Pero también un drama romántico. ¿O un thriller romántico? Poco importa, él se deja llevar. “Hay cosas que uno no controla: están ahí y surgen”, confiesa hablando de sus referentes. Lo dice en el mismo tono amable y con la misma sinceridad con la que el protagonista de su última obra, la nueva serie de Movistar +, contestaría un interrogatorio. Félix tiene mucho de Cesc Gay y Cesc Gay tiene mucho de Félix.
Hace casi dos décadas que trabajas con el también guionista Tomás Aragay, pero es la primera vez que os enfrentáis a una obra de las características de Félix. ¿Cómo fue trabajar la naturaleza episódica de Félix?que trabajas con el también guionista Tomás AragayFélix
Hacer una serie y una película, en el fondo, es lo mismo. Lo que pasa es que una serie conlleva más trabajo y en ese sentido a nivel de producción demanda muchos esfuerzos. También hay que entender que, a nivel interno, la estructura episódica de cada capítulo cambia la forma de narrar. Tienes que jugar con los finales de cada capítulo, ser consciente de que deben servir para enganchar y que debes reflexionar sobre eso.
Por otro lado creo que este boom de series ha propiciado que haya muchísimos tipos de series distintas y en mi caso, como muchas otras ahora, hemos sentido que trabajábamos en un género nuevo que está entre la serie y la película. Félix no es una serie entendida como algo que dura muchas temporadas, con decenas de personajes y subtramas. El otro día estaba viendo Mindhunter de Fincher y Félix se parece más a eso porque tiene ese formato de temporada conclusiva, como True Detective. Es como ver una película pero partida en seis partes y, si te engancha, puedes ver del tirón.
Este cambio de paradigma también ha llegado España. Con el éxito de series como La Zona, Fariña, La Peste ... ¿Coincides con los titulares que hablan del boom de las series españolas?La ZonaFariñaLa Pesteboom
Hay una tendencia en estos tiempos de querer borrar el pasado constantemente. De creer que el presente es mejor. Yo en eso soy muy cauto. Igual es la edad, que te vas haciendo mayor y más precavido. Si echamos la vista atrás, en este país hace muchísimos años que se produce televisión y estoy segurísimo de que se han hecho grandísimas series de calidad.
No me parece que haya que atribuirle a la llegada de las plataformas el nacimiento de las series porque es como si dijéramos que nunca se ha hecho una serie como Dios manda en nuestro país, y eso no es verdad. Lo que ha cambiado es el consumo: le hemos dado al espectador el mando para elegir qué quiere ver y cuándo. Las reglas del juego cambian
Ahora el creador no tiene mucha consciencia de cómo va a consumir su serie el espectador. Ni siquiera sabe dónde la va a ver. Imaginas que la gente ve las series en su casa, en el sofá tranquilamente. Pero luego te das cuenta de que la gente ve series en el bar, en el tren, en el metro. Esta mañana mismo estaba tomando un café y en la mesa de al lado tenía a un chico que estaba mirando su móvil con los cascos enchufados y comiendo un cruasán mientras veía una serie. Y piensas: «Claro, es que yo trabajo para esta gente». Eso te lleva a una reflexión profunda que hay que trabajar. Es decir, si pienso en que la vas a ver en una pantalla de móvil, casi que los planos generales los olvidamos ya, ¿no? ¿Para qué? Eso nos está afectando y tenemos que reflexionar sobre ello como industria.
A nivel de industria... ¿Crees que en esta situación, las series españolas pueden ser el futuro de nuevos realizadores? ¿Que habrá una migración de talento del cine a la televisión?
Si se mantiene la producción sí que pasará, estoy seguro. Pero tiene que mantenerse. No es que vaya a haber una migración de talento del cine a la televisión sino que será un baile constante. Si pienso en mí mismo, sin ir más lejos, ¿quién dice que en el futuro no haré una serie un día y una película otro? Estará todo mezclado, con profesionales y talento en ambos mundos.
Pero para que pase eso, ojalá se mantenga el interés por producir cosas como las que estamos viendo. Acabamos de empezar. Vamos a ver como se desarrolla y afianza esa producción y hasta qué punto lo hace.
Hablando de desarrollo... tengo entendido que el punto de partida de Félix era solamente su protagonista. ¿Cómo fue el desarrollo desde la idea original hasta la serie que hemos visto?Félix
No hay un camino claro, ni una contestación clara a esa pregunta. Se va juntando todo. Es decir, no es que hubiese una idea muy clara que después desarrollásemos. Teníamos a un personaje corriente metido en un lío, que es lo que es Félix, como un protagonista de una peli de Hitchcock. O como Walter White en Breaking Bad, que no deja de ser la historia de un tipo corriente que se va a morir y cómo es químico se hace unas pelas para la familia.
Sobre esa idea trabajamos la estructura de la búsqueda: alguien que busca a alguien. Andorra apareció porque estaba muy presente en la prensa cuando escribíamos. Como paraíso fiscal, aquello generaba un movimiento oculto de información que nos pareció muy atractivo. Luego vas cocinando todo eso. El resto de personajes nacen del desarrollo de la trama principal en el lugar.
Ahí es cuando aparecen los personajes de Ginés García Millán y Pere Arquillué. ¿Cómo dibujasteis a los secundarios? ¿Están hechos de carencias de Félix?
Es algo bastante instintivo, no existe una fórmula matemática. Tienes al protagonista y tu instinto te lleva a crear otros personajes que den juego con él. Óscar debía aportar humor y Mario nos daba lo contrario, el thriller y la seriedad. Vas equilibrando y buscando que cada personaje te sirva para algo. Pedro Casablanc tiene un personaje muy importante en los últimos capítulos: es un hijo de puta que trabaja el humor negro. Yo quería que Félix fuera una serie construida desde el humor. Eso no quiere decir que no haya capítulos que sean más serios, más oscuros o dramáticos. En este contexto los personajes me permiten manejar mejor esa indefinición del tono.
¿Cómo fue equilibrar ese tono para que no fuese demasiado cómico ni demasiado cercano al thriller?
Siempre he trabajado esa difusa línea que separa géneros. Truman es lo mismo que Félix pero en lugar de thriller tienes drama. Siempre estoy ahí, no sé porque lo hago pero me sale así. No sé hacer un dramón y punto. De la misma forma que no sé hacer un thriller frío y calculado. Toda mi vida me ha pasado y he tenido que responder a esa pregunta desde En la ciudad. ¿Cómo lo haces? Pues siendo muy consciente del equilibrio todo el rato. Siendo consciente de que no te puedes pasar.
Félix explora la personalidad de un protagonista masculino alejado del canon prototípico. Alguien inseguro, frágil que no quiere ser el tipo duro o de macho alfa. ¿Crees que es necesario que la ficción represente otros modelos de masculinidad?
Yo tengo un máster ya en representar otras masculinidades jajaja. En Una pistola en cada mano me reía de ese tipo de masculinidad. Humillaba a los hombres con cariño. En Truman no tanto, pero también. Retrato ese tipo de personajes masculinos porque por un lado creo que son más reales, que el 'macho alfa' y el tipo duro son una mentira que te ha vendido la ficción. Yo no conozco ningún Tarzán. Al contrario, todo el mundo está en alcoholizado o en el psicólogo.
Por otro lado, también me parece más interesante dramáticamente. Si no hay conflicto, ¡ya me contarás! Todo lo que encierran los problemas emocionales, el guardarse cosas y contenerlas, la incapacidad de comunicación… te da un material muy interesante con el que trabajar. Félix es distinto, es un tío muy inseguro pero es alguien valiente y muy transparente con sus emociones y sus sentimientos. Si quiere algo lucha por conseguirlo, lo que pasa es que no lo hace en plan chulo. Es un tío educado, una buena persona. Le decía a Sbaraglia siempre que trabajara desde ahí: que no compusiese algo que él no se creía, que sintiese siempre que Félix era un tipo honesto.
Además, también es cierto que Félix es escritor y los que escribimos, muchas veces, estamos en los mundos de yuppie perdidos y llenos de inseguridades que luego transformamos en ficción. Si conduces una moto y eres Marc Márquez pues supongo que estás hecho un toro, que necesitas una convicción contigo mismo distinta. Pero si tu personaje se cuenta cercano a ti, desde otro lugar, pues de partida ya tienes ese carácter más introvertido.
En Ficció, en 2003, Tomás y tú ya tratasteis el tema de alguien que necesita alejarse del 'mundanal ruido' para escribir. Félix lo hace en la serie. ¿Qué hay de ti en él?Ficció
No lo sé. Es difícil decirlo porque cuando uno escribe proyecta mucho desde sí mismo sobre lo que escribe. Pero al mismo tiempo también proyecta desde lo que ve y escucha. La imaginación es relativa y se configura a partir de lo que vas percibiendo.
Hay veces que la jugada sale mal, como alguien que pinta un retrato de sí mismo y se pinta más guapo de lo que es. A veces escribes personajes que te gustaría ser y otras personajes absolutamente contrarios a lo que eres. Félix tiene que ver con nosotros todo lo relativo a su parte creativa y también a su introversión. Pero más allá de eso, te aseguro que no sabría decirte...
La temporada de Félix es autoconclusiva, pero se deja la puerta abierta a un posible futuro del personaje. ¿Cómo ves el futuro de Félix?Félix
Cuando pensamos en Félix, pensamos que no se trataba de crear una serie que se quedara abierta o inacabada. Pero tampoco queríamos 'matar al personaje', por decirlo de alguna manera. Esta historia se podría llamar Félix 1. Y si ahora nos sentamos todos y pensamos qué queremos de este personaje, obviamente se puede hacer un Félix 2. Pero no sé dónde nos llevaría eso. Tal vez ya no sería en Andorra, ni la mafia china andaría metida... pero este buen hombre se puede meter en otro lío, claro.
Félix está disponible al completo, bajo demanda en Movistar+, desde el 6 de abril.
El terreno en el que se mueven las obras de Cesc Gay es el terreno de nadie. Trabaja siempre el gris, los matices entre lo opaco y lo transparente, no se siente cómodo con etiquetas y reconoce que prefiere no pensar lo que hace.
En su segundo film ya combinaba con maestría drama y comedia amable: En la ciudad desvelaba las capas de psicología que se esconden detrás de nuestro yo social, explorando la diferencia entre quienes somos y quienes decimos ser. Algo que también estaba presente en Ficció, estrenada en 2006. En aquella ocasión al drama se le sumaban inesperados toques de romance y una aguda reflexión sobre el calado real de los procesos creativos. El mismo terreno indefinido en el que se movía la narración de Una pistola en cada mano, una comedia incómoda que, a su vez, desnudaba los tópicos de la masculinidad en la sociedad contemporánea. Con Truman, y de la mano de Javier Cámara y Ricardo Darín, la tragedia de una muerte segura venía acompañada del redescubrimiento de una amistad llena de humor e ironía.