Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
El final perfecto: ¿leyenda urbana o realidad?
Hace casi un año los fans de Breaking Bad estaban impacientes, y muchos de ellos preocupados, por el último capítulo de Walter White y compañía. Después de cinco temporadas, grandes momentos televisivos y una historia que había crecido exponencialmente en audiencia y repercusión, la serie se enfrentaba a su último desafío, al más difícil de todos, ese que para otras buenas series se había convertido en una pequeña, para algunas una gran mancha, en su expediente.
¿Lo consiguió Breaking Bad? Cuando terminó la emisión de Felina las opiniones a favor fueron casi unánimes, la semana pasada los Emmy rubricaron en forma de premios su entrada en el olimpo televisivo y la falta de debates sobre si podría haber terminado de otra manera garantizan que Vince Gilligan podrá afrontar su siguiente proyecto de un modo más tranquilo a como lo tienen que hacer su mayoría de colegas.
Algo que también podría hacer David Chase, si algún día decide volver a la televisión, aunque seguro que todavía le pitan los oídos cuando salta a la palestra la 'ambigüedad' del final de Los Soprano. La semana pasada volvió a saltar la chispa que reaviva de vez en cuando el debate con unas declaraciones suyas, que más tarde aseguró que habían sido mal interpretadas. En una entrevista publicada por Vox daba a entender que Tony Soprano no había muerto tras el fundido a negro final y horas más tarde lanzó un comunicado con la explicación que da desde 2007 cada vez que le preguntan sobre el tema: “Si Tony sobrevivió no es relevante”.
El lugar en la historia de la televisión que se han ganado Breaking Bad, o Los Soprano no lo discute casi nadie, su calidad es más que suficiente. Como tampoco nadie discute el de A dos metros bajo tierra, El ala oeste, M*A*S*H, Friends o The Shield. Pero es que además de ser grandísimas series tienen en común tener muy buenos finales.
Otras serán recordadas pero se ha quedado un paso atrás, por un último capítulo que no estuvo a la altura y las hay que son ejemplos de cómo se puede dilapidar el crédito ganado durante un tramo final que se consumió ante la indiferencia de la mayoría de sus fans. De las primeras, yo me quedo con A dos metros bajo tierra (por la carga emocional) y con The Shield, por ser el más redondo, duro y consecuente con su personaje protagonista. Del segundo grupo, el mejor/peor ejemplo es probablemente Dexter. Seguro que cada uno tendréis las vuestras.
Las nuevas series antológicas también introducirán cambios en lo que consideramos final. A True Detective, Fargo o American Horror Story... ¿se les juzgará por el conjunto final o por cada una de sus temporadas por separado?
Dentro del modelo clásico, en la temporada que arranca en unas semanas en EE UU y España (en canales presentes en Movistar TV) afrontarán su temporada final series como Cougar Town, Dos hombres y medio, Justified, Glee, Hijos de la Anarquía, Boardwalk Empire y The Newsroom. La despedida más cargada de presión será la de Mad Men, que estrenará sus últimos siete capítulos en primavera. ¿A qué gran final os gustaría que se pareciese?
Hace casi un año los fans de Breaking Bad estaban impacientes, y muchos de ellos preocupados, por el último capítulo de Walter White y compañía. Después de cinco temporadas, grandes momentos televisivos y una historia que había crecido exponencialmente en audiencia y repercusión, la serie se enfrentaba a su último desafío, al más difícil de todos, ese que para otras buenas series se había convertido en una pequeña, para algunas una gran mancha, en su expediente.
¿Lo consiguió Breaking Bad? Cuando terminó la emisión de Felina las opiniones a favor fueron casi unánimes, la semana pasada los Emmy rubricaron en forma de premios su entrada en el olimpo televisivo y la falta de debates sobre si podría haber terminado de otra manera garantizan que Vince Gilligan podrá afrontar su siguiente proyecto de un modo más tranquilo a como lo tienen que hacer su mayoría de colegas.