Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
'Ray Donovan' temporada 6: nunca es tarde para la redención
El trabajo de Ray Donovan nunca fue fácil. Su oficio no figura en ningún epígrafe de actividad económica. En su especialidad no te puedes dar de alta en la seguridad social. Él es un personal fixer de lujo, y uno de los mejores, cabría decir. Se dedica a solucionar los problemas de personas con dinero suficiente para pagarle la tarifa.
A lo largo de cinco temporadas, el solucionador ha hecho suya la ciudad de Los Ángeles y los secretos de los más poderosos de la ciudad. Pero hay algo que no ha podido arreglar por sí mismo: los problemas de su familia del sur de Boston, una saga de apellido Donovan que le ha puesto en más de una situación límite. En la anterior temporada, Ray decidía lanzarse al vacío en el East River.
Sin embargo, no murió. Y ahora debe viajar de la fábrica de los sueños a la Gran Manzana para solucionar el mayor de los problemas al que ha tenido que enfrentarse: intentar reconciliarse consigo mismo. Y ni la política, ni las altas esferas de Nueva York se lo van a poner fácil.
La última segunda oportunidad
Tras la muerte de su esposa Abby –a quien daba vida Paula Malcomson–, Ray no pudo sobrellevar el duelo y su sensación de culpabilidad le llevó a un intento suicidio. Pero a su pesar un policía de Staten Island –interpretado por Domenick Lombardozzi a quien hemos visto en The Wire y Boardwalk Empire–, lo sacó del fondo del río y le salvó.
Ahora, un Ray totalmente deshecho debe afrontar le segunda oportunidad que se le ha dado, aunque duela y le falten fuerzas. Con su padre Mickey –eterno Jon Voight–, de nuevo en prisión, ningún Donovan volverá a ser el mismo. Así que Ray decide poner distancia: un nuevo trabajo de Samantha Winslow –una Susan Sarandon imponente– le lleva hasta Nueva York. Debe ayudar a un candidato a la alcaldía de la ciudad.
Liev Schreiber encarna en esta sexta temporada al personaje más complejo de su carrera en su peor momento. Acostumbrado a ser el tipo duro por excelencia, el solucionador a quién nadie le levanta la voz y todo el mundo recurre, el hombre impertérrito ante los problemas, en esta nueva temporada su esfuerzo es doble.
Su personaje recorre un camino totalmente distinto en esta nueva etapa: le hemos visto tocar fondo, pero ahora está a punto de descubrir que su vulnerabilidad y su sentido de la empatía –hasta ahora muy limitado– es, justamente, lo que le puede sacar del atolladero.
A pesar de todo, aunque él ya no sea el mismo, los demás sí lo son: su padre vuelve a verse entre rejas y esta vez ha sido su propio hijo quién le ha entregado. Mientras, Ray intentará acercarse de nuevo a su hija Bridget, interpretada por Kerris Dorsey, con quien mantiene una difícil relación a pesar de que este la librase de la cárcel.
Ray Donovan enfrenta su sexta temporada reiniciando su cuenta atrás para el colapso. Volviendo a la tensión de antaño, pero en un nuevo ambiente, en una etapa distinta. Esta vez, trabajando mejor y de forma más creíble las relaciones entre sus personajes y el desarrollo de las mismas. Es lo que dan cinco años en antena y un reparto con dos pesos pesados de Hollywood, Jon Voight –Oscar en el 78 por El regreso de Hal Ashby– y Susan Sarandon, –Oscar en 1996 con Pena de muerte de Tim Robbins–.
El trabajo de Ray Donovan nunca fue fácil. Su oficio no figura en ningún epígrafe de actividad económica. En su especialidad no te puedes dar de alta en la seguridad social. Él es un personal fixer de lujo, y uno de los mejores, cabría decir. Se dedica a solucionar los problemas de personas con dinero suficiente para pagarle la tarifa.
A lo largo de cinco temporadas, el solucionador ha hecho suya la ciudad de Los Ángeles y los secretos de los más poderosos de la ciudad. Pero hay algo que no ha podido arreglar por sí mismo: los problemas de su familia del sur de Boston, una saga de apellido Donovan que le ha puesto en más de una situación límite. En la anterior temporada, Ray decidía lanzarse al vacío en el East River.