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'Rectify', la bomba intimista

La temporada de estrenos arranca siempre rodeada de un atmósfera de impaciencia. La que tienen las novedades por cazar a la mayor audiencia posible para asegurarse su futuro y la que invade a unos espectadores que muchas veces sienten que su agenda de series se llena por encima de sus posibilidades. Frente a esta urgencia de gustar y verlo todo, hay otras ficciones que apuestan por ir a su propio ritmo contando sus historias bajo sus propias reglas. Son una minoría privilegiada, que al margen de grandes audiencias y despliegues mediáticos, se terminan ganado el título de 'grandes series que no estás viendo'.

Una de ellas es Rectify, una pequeña joya de marcado aroma indie que va por su segunda temporada en Sundance Channel. La carga psicológica y la calma con la que se desarrolla su trama es una apuesta formal (valiente en el panorama televisivo actual) pero sobre todo es algo fundamental para sumergirse en la vida de su protagonista.

En la primera temporada, de seis capítulos, Daniel Holden (Aden Young) es puesto en libertad tras pasar 19 años en el corredor de la muerte. Una nueva prueba de ADN pone en duda su culpabilidad en el asesinato y violación de la que había sido su novia en el instituto. Daniel deja atrás la cárcel pero no deja de ser un condenado en vida, porque ni toda su familia ni la mayoría de sus vecinos creen en su inocencia. La segunda oportunidad de la que hablan los titulares de prensa en un regalo envenenado para alguien que entró en prisión siendo un adolescente y sale siendo un hombre que ha estado al margen de los cambios que han transformado un entorno que ya no reconoce.

El ritmo pausado retrata el estado casi sonámbulo en el que está Daniel, que cuando entró en la cárcel era un adolescente de la era pre- Internet, y el del pueblo del sur de Estados Unidos al que regresa. Es una de esas pequeñas comunidades de atmósfera asfixiante, en la que parece que nunca pasa nada pero en la todos sus miembros guardan secretos y prejuicios de puertas para adentro. Esto hace que la premisa de si Daniel es culpable o no, que emparentaría a Rectify (en VOD en Movistar TV) con policiales intimistas como The Killing, Broadchurch/Gracepoint o The FallThe Fall, pase a un segundo plano frente a la desconexión que siente con su entorno. La banda sonora y los pequeños detalles que construyen algunos de los mejores planos de Rectify también son una forma para que nosotros como espectadores vayamos conociendo a un protagonista que antes de entrar en la cárcel ya tenía un personalidad bastante peculiar.

La segunda temporada crece hasta los 10 capítulos y amplia los horizontes de una serie que nació con vocación de miniserie. El estilo poético e intimista permanecen, también el carácter casi extraterrestre de Daniel pero ganan peso las consecuencias que acarrea su regreso a la familia Holden-Talbott. Y es entonces cuando esta historia, que se recrea en sus matices, se revela como una bomba de efecto retardado.

Rectify utiliza como gancho promocional tener a dos productores de Breaking Bad detrás de las cámaras, pero en realidad es un proyecto muy personal de Ray McKinnon. Sundance Channel, un canal que nació con el mismo espíritu que el festival de cine creado por Robert Redford, le confió su primera serie de producción propia a alguien acostumbrado a interpretar a secundarios que no psaban desapercibidos en el cine y la televisión. Rectify es el debut de McKinnon como creador televisivo pero muchos seriéfilos le pondrán cara gracias a Deadwood, Hijos de la Anarquía o Justified. De momento seguirá al frente de Rectify, que sin hacer el ruido que se merece, tendrá tercera temporada en 2015.

La temporada de estrenos arranca siempre rodeada de un atmósfera de impaciencia. La que tienen las novedades por cazar a la mayor audiencia posible para asegurarse su futuro y la que invade a unos espectadores que muchas veces sienten que su agenda de series se llena por encima de sus posibilidades. Frente a esta urgencia de gustar y verlo todo, hay otras ficciones que apuestan por ir a su propio ritmo contando sus historias bajo sus propias reglas. Son una minoría privilegiada, que al margen de grandes audiencias y despliegues mediáticos, se terminan ganado el título de 'grandes series que no estás viendo'.

Una de ellas es Rectify, una pequeña joya de marcado aroma indie que va por su segunda temporada en Sundance Channel. La carga psicológica y la calma con la que se desarrolla su trama es una apuesta formal (valiente en el panorama televisivo actual) pero sobre todo es algo fundamental para sumergirse en la vida de su protagonista.