La SGAE está en medio de la travesía en desierto. Parece que la división ha llegado a la Sociedad de Autores y Editores (SGAE) para quedarse. El resultado de la Asamblea Extraordinaria de socios celebrada el jueves lo demostró. En el orden del día estaba la votación de una modificación estatutaria -algo a priori rutinario- para que la SGAE se adapte a la Ley de Propiedad Intelectual (LPI), en vigor desde el 1 de enero de 2015, que no pudo salir adelante.
Para ser más exactos se produjeron dos votaciones. Como explica El Confidencial, la primera, para corregir cuestiones de forma en los estatutos, fue rechazada por el 50,65% (7.885 votos). La segunda, sobre la adaptación a la LPI, se votó por partes y todas ellas denegaron, algunas incluso con diferencias tan abultadas como 10.188 votos en contra frente a 5.307 a favor. La votación se repetirá en la próxima asamblea del mes de junio, aunque antes, en abril, la LPI deberá quedar adaptada a la nueva directiva europea en esta materia.
Según ha informado la entidad, la convocatoria de la asamblea por parte de la Junta Directiva el pasado 17 de diciembre responde a lo exigido en la modificación de la Ley de Propiedad Intelectual por la que las entidades de gestión en España han de modificar los estatutos que las rigen.
En concreto, ha puntualizado que se trataba de adaptar los estatutos de la SGAE a la Ley 21/2014, de 4 de noviembre, por la que se modifica el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril (LPI).
Una asamblea caliente
Según publica El Confidencial, al inicio de la asamblea se leyeron tres cartas de colectivos musicales que pedían la dimisión del actual presidente de la sociedad, José Luis Acosta. Otros grupos como Dignidad Autoral o ACAM ya habían pedido el 'no' a sus partidarios. En el turno de ruegos y preguntas, se exigió de nuevo la dimisión del presidente.
Aunque la última falla que de verdad parte la SGAE emana de la carta del director de Artes Escénicas de la Fundación de la sociedad, Fermín Cabal, en la que tilda a sus compañeros de “canallas” y “golfos y falaces”. Él no asistió a la asamblea y muchas voces pidieron su despido y la apertura de un expediente.