“Midnights es un collage de intensidad, altibajos, flujos y reflujos. La vida puede ser oscura, estrellada, nublada, aterradora, excitante, caliente, fría, romántica o solitaria. Como la medianoche”. Taylor Swift (Pensilvania, 1989) define así su último disco, en el que ha volcado los “terrores y dulces sueños” que definieron diferentes noches de su vida en las que combatió el insomnio con música. La artista había recomendado escuchar el volumen, que ya ha salido a la luz, en pijama con una taza de café en mano. El uniforme perfecto para disfrutar de las trece canciones en las que recorre y sacude el insomnio a golpe de pop y tintes electrónicos.
Se trata del décimo álbum de estudio de la cantante que debutó en 2006 con un trabajo que llevaba su propio nombre y que ya le valió para ser nominada al Premio Grammy a Mejor artista nuevo. Los galardones y el reconocimiento llegarían con su segundo lanzamiento, Fearless (2008) con el que se hizo con cuatro de los reconocimientos más importantes dentro de la industria musical, incluyendo Mejor Álbum del Año. Década y media después, la cantante y compositora regresa con un disco menos country y más introspectivo que su anterior lanzamiento, Red (2021). En él reflexiona en voz alta sobre temas que consiguieron quitarle el sueño, desde su imagen pública a su vida sentimental. Una propuesta que ha llegado por sorpresa al mercado, ya que previo a su salida no se había avanzado ningún single.
'Lavender Haze'
El primer tema de Midnights funciona como declaración de intenciones de lo que va a dar de sí el disco. Swift transporta la escucha a esas veladas en las que las reflexiones se apoderan de miradas atentas al techo en busca de respuestas que, generalmente, nunca llegan. La estadounidense clama en favor de su melancolía, consciente del “escrutinio” al que ha estado sometida durante su vida y carrera. Contexto que define como “surrealista” y del que lamenta que se le siga preguntando por cuándo va a casarse. “La única chica a la que ven es o alguien para una noche o una esposa”, entona criticando el “mareo” que esto implica para ella que quienes se atreven a contar su historia ni si quiera se han detenido a escucharla. La artista se rebela contra quienes lo hacen, invitándoles a hacerse “virales” mientras ella disfruta de la “espiral de amor” que realmente necesita.
'Maroon'
La segunda canción de Midnights se empapa de nostalgia y granate en el recuerdo de un amor perdido. La intérprete recuerda la noche en la que se dieron cuenta de que aquel amante y ella eran mucho más que mejores amigos. Una oda a las situaciones en las que se pierde la noción del tiempo para terminar, “sin saber cómo”, besándose. La primera parte del tema se centra en el inicio del romance con aquella persona con la que bailó por Nueva York descalza, proponiendo un viaje a la Gran Manzana, con la camiseta llena del vino derramado por la euforia y el anhelo de los labios que consideraba “casa”. Pero la historia terminó con un silencio que se arraiga en la medianoche en forma de recuerdo que duele y remueve.
'Anti-Hero'
Anti-Hero es una de las canciones más potentes y reivindicativas del disco, en la que Swift habla abiertamente de depresión, pesadillas y auto abatimiento. “Hola, el problema soy yo”, asegura en su estribillo. La artista habla de cómo la tristeza lleva a perder la noción del tiempo, convirtiendo las noches en tardes, y viceversa. Y se refiere a su aspecto físico, reconociendo que hay veces que siente que todo el mundo es “sexy” mientras ella es “un monstruo” en la cima de una colina “demasiado grande como para pasar el rato con alguien”. El tema reúne los miedos que le empujan a creer que acabará quedándose sola, despojando a su vida de significado. “Miro fijamente al sol pero nunca al espejo. Tiene que ser agotador estar siempre alentando al antihéroe”, clama.
'Snow On The Beach' (junto a Lana del Rey)
Swift se une a Lana del Rey en esta peregrina canción en la que se afirma que “la vida es emocionalmente abusiva”. El tema comienza recordando una noche en la que vieron “motas que podrían haber sido luces” desde un vuelo que implicó un triste adiós. La canción compara la sensación de desaliento con lo “extraño” que es ver nieve en la playa. Una realidad a la vez bella. “Esta escena se parece a una que vi una vez en pantalla”, entonan imaginando y soñando que, por una noche, pudieran revivir y recuperar lo que sintieron.
'You're On Your Own, Kid'
Amores de verano. Seguramente haya pocos temas más universales y que más despierten la nostalgia que pensar en adioses que se convirtieron en torturas encapsuladas. En esperas arrancando pétalos de flores para adivinar si esa persona se seguirá acordando de una y si la emoción seguirá tan viva y presente. “Esperé durante años volver a verte ahí”, canta para acabar llegando a la conclusión de que en realidad está sola y que “siempre” lo estuvo.
'Midnight Rain'
Midnights continúa avanzando en forma de nebulosa de insomnio con esta canción con mimbres más eclécticos y eléctricos. La intérprete se aferra a la lluvia para hablar sobre una relación en la que 'él' quería algo cómodo y una esposa mientras ella se aferraba al “dolor”. Una desasosiego fruto de cómo estaba forjando su nombre y persiguiendo la fama. Así, mientras ella vivía un cambio radical, él se mantuvo perenne. Acabó poniendo fin a esa relación, en la que “le rompí el corazón porque era bueno”. En el recuerdo se intuye parte de culpa por un amor que visto con perspectiva fue “sano” y que en cierto modo dejó pasar. “Nunca pienso en él salvo en medianoches como esta”, reza.
'Question...?'
“Chica buena, chico triste, una gran ciudad y malas decisiones”. Así comienza esta canción copada por las preguntas y cuestionamiento sobre decisiones tomadas en el pasado. Pero no se las lanza a ella misma, porque plantea a ese 'otro' si alguna vez besó a alguien en una sala llena de gente y todos sus amigos se rieron de él, para quince segundos después aplaudirle. La cantante trata de ir más allá queriendo saber qué ocurrió después, si pudo más esa presión social o las ganas de estar con aquella chica. Todo mientras tanto, ella, seguía bebiendo. “¡Puta política y roles de género!”, expresa.
'Vigilante Shit'
La 'noche' avanza hasta un punto más oscuro que recuerda en su tono y contenido a la película Promising Young Woman (Emerald Fennell, 2020). “No me visto para las mujeres ni para los hombres, últimamente me visto por revancha”, expone. También hay espacio para los celos pero ante todo grito en favor de las mujeres por cómo siempre saben lo que la gente quiere: “Alguien dulce, buena y divertida”. Swift rompe con ello reconociendo que “han tenido suficiente”. De ahí a ese ansia de revancha, de ocupar los espacios que le pertenecen y mostrar rabia con la que resarcirse.
'Bejeweled'
La cantante se mueve tema a tema hacia notas más graves y algo más de ritmo. En Bejeweled volvemos a ver a una Taylor que protesta tras darse cuenta de que ha sido “una chica demasiado buena”. La estadounidense utiliza aquí las joyas como metáfora del brillo que teme haber perdido. Algo que le genera una tristeza muy profunda mientras sigue evocando las numerosas noches de fiesta en la que hubo chicos que le intentaron hacer cambiar de idea, sin éxito.
'Labyrinth'
La décima canción de Midnights es una de las más tristes del álbum. Swift recuerda una relación de la que siente que no se va a reponer nunca. La angustia generada por el desamor se apodera de cada nota, acorde y verso. Porque duele mucho. La cantante ahonda según avanza el tema en qué ocurre al sentir que puede volver a enamorarse, el vacío que genera no poder seguir agarrándose a ese vacío y el pánico que genera volver a sentir, ser vulnerable, poder volver a perderlo todo. Estas contradicciones se entrelazan en lo que describe como el “laberinto” de su mente.
'Karma'
“El karma es mi novio, es un Dios, es la brisa sobre mi pelo en el fin de semana y un pensamiento relajante”, indica Swift en el estribillo de este tema en el que se dirige a un alguien que no parece tener la misma 'suerte'.
'Sweet Nothing'
El penúltimo tema del disco es un remanso de ternura y escape. Swift se aísla del contexto en el que parece que todo va a terminar y cada persona encuentra su propio refugio para seguir adelante. Algo que recuerda inevitablemente a las sensaciones que llevan ancladas en la sociedad desde que la pandemia irrumpiera en 2020. No se menciona a la crisis sanitaria explícitamente, pero sí sirve para explicar lo que la cantante traslada en esta canción. Por cómo hay cosas que están siempre por encima de todo lo que pueda ocurrir a nuestro alrededor. En este caso, una persona que genera calma y tiene la capacidad de invitar a la evasión mundana. La que se halla en los pequeños detalles que se esconden en personalidades y no en grandes acciones ni alardes. Sweet Nothing es un canto a la simpleza a la que solemos echar de menos, y que bien merecería que echáramos 'de más'.
'Mastermind'
Swift cierra el disco con una canción que funciona como un cuento que escuchar antes de volver a conciliar el sueño. “Érase una vez en la que los planetas, los destinos y las estrellas se alinearon y tú y yo acabamos en la misma habitación a la vez”, comienza entonando. El tema habla del inicio de un romance en el que, según ella, en realidad nada fue accidental. “Desde la primera vez en que me miraste supe que nada me detendría”, recuerda. Un colofón coherente con el que culmina su medianoche de reflexiones y ensoñaciones atravesadas por el pop.