Viaje al dolor de los hijos de las víctimas del terrorismo
El padre de ella murió asesinado por el GAL. La madre de él por un cóctel molotov que puso ETA. Después de aquello no hubo más salidas al cine. Ni al monte. Quedó la ausencia, los recuerdos y el dolor. Llantos que, incluso más de 35 años después de los atentados, siguen aflorando entre las víctimas.
Así comienza Viaje al fin de la noche, de la compañía 43-2, la obra que acaba de estrenarse dentro del festival SURGE en el Teatro del Barrio en Madrid, y que parte de las 18 entrevistas que la actriz y creadora del texto, María San Miguel, tuvo con los hijos e hijas de asesinados tanto por ETA como por los GAL y aquellos que sufrieron abusos policiales durante los años del terror.
Son sólo dos actores en escena, San Miguel y Alfonso Mendiguchía, rodeados por apenas ornamento, sólo un barril de sidra. De ellos salen palabras que retumban con dureza y que se hacen más dolorosas en tanto en cuanto no forman parte de la ficción. Todo aquello ocurrió.
“En todo este tiempo no hemos solido escuchar el testimonio de los hijos. Se escucha a las viudas, viudos, hermanos, pero no a los hijos, que se les tiene abandonados. Y son la gente de nuestra generación [nacidos a finales de los setenta y principios de los ochenta] los que tiene que construir la paz y no quieren que sus hijos y todos los que vengan detrás vivan lo mismo”, comenta San Miguel acerca de esta obra.
Con ella cierra una trilogía sobre la memoria colectiva en el País Vasco que comenzó con Proyecto 43-2, en la que se describían los destrozos familiares y sociales causados por el terrorismo, y La mirada del otro, elaborado a partir de los encuentros entre terroristas y víctimas en la cárcel de Nanclares de Oca.
La idea de abordar las sensaciones de los hijos surgió a raíz de una entrevista entre San Miguel y la hija de un militante de ETA. A finales de 2016 y comienzos de 2017, la actriz comenzó a entrevistarse con otras víctimas como Sara Buesa, la hija del dirigente socialista vasco y exvicelehendakari, Fernando Buesa, asesinado en el año 2000, Josu Elespe, hijo del edil socialista de Lasarte, Frolián Elespe, asesinado en 2001, Sandra Carrasco, hija del concejal socialista Isaías Carrasco, asesinado en 2008 en Mondragón, pero también con miembros de Etxerat, la asociación de familiares de presos, y con Pilar Zabala y Axun Lasa, hermanas de Joxi Zabala y Joxean Lasa, torturados y asesinados por los GAL a mediados de los ochenta. Estas charlas fueron, además, grabadas en vídeo por Isaki Lacuesta y Guillermo García López.
Los puntos en común de todas las víctimas
En estas conversaciones, la autora se dio cuenta de las cosas que todas estas víctimas tenían en común, “y que son más que las que les separan. Porque está el dolor de crecer sin un padre”, admite. Si bien, también es cierto que, como ella recalca, “en el caso de las hijas de militantes de ETA hay un discurso más basado en cierto argumentario político y costaba más entrar en lo humano. En los que les ha matado ETA hay un discurso desde el principio mucho más humano y menos capas”.
En el teatro esto está presente en los textos que interpretan los actores. Los personajes están trazados con palabras que proceden de ambos lados. “A mí lo que más me impacta es que no todas las frases vienen de victimas de ETA, sino que son de ambas partes. Es un personaje que está elaborado con víctimas de ETA, los GAL, o abusos policiales”, comenta Mendiguchía, que además insiste en que “son víctimas indirectas. Eran niños, adolescentes que no pertenecían a ninguna banda y que, independientemente de quien dispare son inocentes y son lo que lo han sufrido”.
San Miguel reconoce que no fue un trabajo fácil. Y que tuvo que enfrentarse a sus propias contradicciones como “entender a gente que justifica la violencia. Yo no lo comparto y esto no quiere decir defenderlo, pero quizá por ser de mi generación vi muchas cuestiones en común”. Entre ellas, por ejemplo, “la relación que nosotros hemos tenido con nuestros padres. Ahí te sientes identificada”, aunque, como ella, hayas nacido en Valladolid.
La última generación que vivió el terror
Porque, al final, lo que pretenden con esta obra, como con las dos anteriores, es fomentar el diálogo. Incluso cuando todo parece que ha acabado, pese a que no haya habido un perdón a todas las víctimas. “Es que antes de pasar página hay que leerla y va a haber que seguir leyéndola, porque tenemos que ser conscientes de lo que hemos vivido. Ahora queda ese reto”, resume la actriz.
La obra, no obstante, termina con un halo de esperanza. “Somos la última generación que vivió esto”, dice una de las víctimas reales en uno de los vídeos que se pasan al final del montaje cuando sobre la escena aparecen carteles de asesinados como Miguel Ángel Blanco. “Todas las personas con las que hemos hablado han sobrevivido y tienen un mensaje positivo. Quieren aportar algo con su testimonio”, sostiene San Miguel. En definitiva, construir la paz y un encuentro con el otro.
Viaje al fin de la noche estará todos los miércoles hasta el 30 de mayo en el Teatro del Barrio. Después, el 8 de junio viajará a Vitoria con la Fundación Fernando Buesa. Y están a la espera de más bolos y que los gestores culturales den una oportunidad a esta obra que aborda uno de los episodios más terribles de nuestra historia reciente.