El Museo Carmen Thyssen de Málaga reivindica la figura del pintor de origen asturiano Darío de Regoyos (1857-1913), el máximo representante del impresionismo español, con una exposición de 61 obras que invita a sumergirse en la luz y el color de sus paisajes, un género denostado en su época.
Su predilección por las salidas y puestas de sol, los días nublados, la luz crepuscular y los nocturnos se refleja en la exposición, que recorre el periodo belga del autor, la serie España negra, el uso de la técnica puntillista y la fase impresionista.
La baronesa Carmen Thyssen ha destacado hoy la importancia histórica y la belleza de la obra de Regoyos, un pintor al que ha reconocido haber “admirado siempre”, y ha recordado que ella lucha para que los pintores españoles “salgan a la luz”, pues muchos han estado “olvidados”.
Esta exposición temporal del Museo Thyssen de Málaga, que estará abierta al público hasta el próximo 13 de octubre, “va a atraer a mucha gente”, ha asegurado.
Regoyos “nunca se sometió a las disciplinas que gobernaban los criterios de elogio” de su época, ha comentado el comisario de la exposición, Juan San Nicolás, quien ha lamentado que en los museos del Prado o Reina Sofía no haya un solo cuadro impresionista, una “realidad cruda” que hace que Regoyos haya estado en una especie de “paradero desconocido”.
Este pintor “rebelde que luchaba contra el clasicismo” pasó del impresionismo al puntillismo y volvió al impresionismo con unas texturas muy complejas de paredes, cielos y suelos, ha explicado.
La exposición del Thyssen, organizada con ocasión del centenario del fallecimiento de Regoyos, es “el mejor homenaje que se le puede hacer a un pintor que en España ha sido olvidado por impresionista”, según San Nicolás.
La muestra se inicia con una sala dedicada al artista -a diferencia de los montajes ya realizados en Madrid y Bilbao-, que contiene algunos retratos realizados por sus amigos que reflejan su lado humano como aquellos en los que aparece como guitarrista, junto a documentos.
Ya en la exposición temporal, se observan obras realizadas mediante el empleo de espátula para aplicar la pintura sobre el lienzo, por influencia de sus amigos belgas.
La técnica del puntillismo, que Regoyos conoció gracias a su amistad con los pintores Seurat, Signac y Pissarro, tiene su mejor exponente en el cuadro “Las redes” (1893), que luego abandonó pero sí reflejó en las texturas empleadas en obras posteriores.
Además de la novedad que aportó a la pintura de paisaje de la época, Regoyos mostró lo que veía sin retocar la escena, como demuestra un cuadro en el que aparece la ropa tendida, y fue testigo del cambio social que supuso la llegada de luz eléctrica, que exhibe en un cuadro en el que aparecían niños jugando en la calle.
También aparece una “conexión clara” con Picasso, que se pone de manifiesto en el cuadro “Víctimas de una fiesta” (1894), en el que aparecen cabezas de caballo que luego se ven en el “Guernica”, ha comentado el comisario de la muestra.
La directora artística del Museo Thyssen, Lourdes Moreno, ha subrayado que Regoyos fue “un precursor en la escena española”.
Por su parte, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se ha mostrado convencido de que “Darío de Regoyos. La aventura impresionista” va a ser “una de las grandes exposiciones de Málaga de este año”.