La Fonoteca es un proyecto absolutamente necesario para dejar constancia del rico legado de nuestra música, una base de datos que lista y analiza miles de grupos, discos y trayectorias de artistas españoles. Sobre todo de los que no ocuparon portadas ni ganaron Discos de Oro.
Tomás González Lezana es uno de los editores del proyecto, y se ha acabado especializando en glosar las fortunas e infortunios de decenas de grupos punk desde los ochenta hasta hoy, desde clásicos inexcusables a combos abrasivos que apenas funcionaron con un par de maquetas.
Ese es el espíritu del nuevo monográfico en papel que edita la web, Punk, pero ¿qué punk?, un volumen que recorre geográfica y estilísticamente todo el país, partiendo de los ochenta y hasta hoy, y que glosa desde los pioneros a las últimas oleadas de punk actual. Y ampliando las etiquetas y formas de escuchar el género: hay espacio para el punk callejero y para los devaneos góticos, para la reivindicación política y para las humoradas iconoclastas. Tomás González Lezana explica a eldiario.es cuál ha sido la génesis y desarrollo de este ambicioso volumen.
¿Cómo se origina este proyecto?
Existe una combinación de factores. Uno de ellos es la cantidad de información que tenemos en el archivo de La Fonoteca. Había algo de punk antes de que yo entrase en 2010, haciendo la biografía de Altos Hornos de Vizcaya, pero hace año y medio nos dimos cuenta de que las biografías de grupos del género eran suficientes para justificar un libro.
El otro factor es que La Fonoteca ya tenía experiencia editorial: habían reeditado el libro del Zurdo sobre la Movida, Música moderna, habían sacado también el de Fernando Fernández de Andrés Do Barro y el de Julián Molero de los rockeros de Madrid de los sesenta.
Pero el libro no es solo una recopilación de biografías.
Se intentó huir del volcado puro y duro de biografías de la web, sino más bien se trató de articular una serie de grandes capítulos independientes entre sí, pero sin que fueran tampoco un peinado cronológico ni geográfico. Eso explica el subtítulo de “incompleta”. A la hora de hacer las biografías fui encontrando rasgos comunes en todos los grupos: la irreverencia, la protesta, el uso de la música para posicionarse políticamente…
El libro no solo habla de grupos conocidos, también presta atención a bandas menos famosas que los eternos Kortatu, Eskorbuto o La Polla Records de rigor.
Sí, claro. La selección es abiertamente incompleta, incluso en escenas que están claramente definidas, como la del punk radical vasco. Un poco pegado a la filosofía de La Fonoteca, como archivo que es, el libro se ha centrado por una parte en bandas muy conocidas, pero también en bandas más raras o que están empezando ahora.
Hay un capítulo que va a quedar necesariamente obsoleto, que es el último, la foto fija que hago de la música punk española en el momento actual. Hay muchas bandas que puede que logren éxito dentro de unos años o no, pero en cualquier caso seleccionar entre bandas populares o no nunca ha sido la intención de La Fonoteca, sino más bien la de hablar de bandas que nos gustaran o a las que tuviéramos acceso directo.
Por otro lado es verdad que en el libro hay biografías de grupos de los que efectivamente hasta ahora no se habían publicado textos: Piolines, Capitán Entresijos, Ulan Bator Trio… Son bandas que algunos lectores podrán pensar que están ocupando el espacio de bandas más conocidas, pero desde el principio tuvimos claro que el objetivo no era cubrir exclusivamente bandas consagradas.
Y en esa selección entra el gusto personal del autor, claro.
Es verdad que el proyecto de La Fonoteca en sí es irrealizable, en el sentido de que es imposible dar una visión completa y total de todo lo que queremos realizar, a lo que se suma que somos pocos administradores y nos movemos por gustos personales. De todos los libros que ha sacado La Fonoteca este es uno de los que más pegado está al concepto de archivo de la web, pero hemos querido evitar que el volumen fuera un mero volcado de biografías. Por eso se dejan ver tantas cuestiones muy personales en los textos y la selección.
Por ejemplo, habrá quien no coincida en cómo toco el tema del punk oscuro: siempre me ha parecido que hay un componente transgresor, cercano a lo sórdido, en la temática relacionada con la muerte, y de ella beben dos subgéneros como el psychobilly y el punk gótico. Es una aproximación muy personal, y por tanto, muy discutible.
Y en esa selección personal, ¿qué cosas se han quedado fuera?
La lista de grupos que habrían merecido con creces haber figurado de forma más detallada es interminable. Fíjate que yendo únicamente al criterio de las escenas geográficas, por ejemplo de Valencia solo se ha tratado Interterror, y sin embargo hay una cantidad de grupos de allí, desde el periodo punk de Seguridad Social a Generación 77, pasando por La Resistencia, que no se han tocado.
Otro ejemplo: se habla de Familia real para ilustrar el punk que se hizo en Canarias en los ochenta, pero en la propia web hay entre 15 y 20 bandas de punk canario de esa época y que han quedado fuera del libro. Yo creo que he seguido líneas por comodidad o cercanía que inevitablemente han hecho que queden cosas fuera. El punk ramoniano, por ejemplo, pesa mucho analizando la figura de Joaquín Niki.
Aunque sin embargo no se dedica un apartado a un grupo tan esencial como Los Nikis.
No, ni a Siniestro Total, por ejemplo. Es cierto que en algún momento tienes que cortar y que decidir. Yo no había escrito la biografía en La Fonoteca de Los Nikis, por lo que el trabajo de documentación no estaba hecho y me tendría que haber encargado de ello, así que fue también un poco decisión personal. Pero he procurado reivindicar la figura e importancia de Los Nikis y hablar de cómo han sido malinterpretados y no han tenido el calado de grupos como los Ramones.
De un tiempo a esta parte se comenta que el punk vive una nueva edad de oro. Pero en el libro, y también en la presentación y en distintas declaraciones, mantiene que ese resurgimiento actual no es del todo cierto.
Oigo a veces de que en la actualidad se vive un resurgir del punk, y es posible que estemos viviendo una situación social que favorezca determinado tipo de música, pero yo no considero que haya más bandas o un punk más activo que el que había en los noventa. A mi entender, lo interesante del punk es que ha construido un canal de rebelión contra injusticias que nos afectan diariamente. Ese canal está instaurado, lo que es probable es que, según la época, se haya utilizado de una u otra manera. Lo que sí creo es que la escena ahora mismo es muy activa.
En el libro me he apoyado para establecer una foto de la actualidad en tres recopilatorios de música editados recientemente y muy concretos, lo que hace que me haya fijado más en Andalucía (con colectivos como La Corporación o Andalucía Über Alles), Cataluña (con el documental Demasiado guapos para el punk) y en Madrid (con el recopilatorio-fanzine No queremos vuestras playas). Basta ver esos tres recopilatorios y las distintas vertientes del punk que reflejan para observar que no vivimos un momento nada malo para el género, pero no me dejaría llevar por la euforia de los aniversarios.
Lo que sí es verdad es que últimamente se ha recuperado un sonido que bebe más de los clásicos de los ochenta de lo que lo hacía hace unos años.
Ahora se hace más punk de vieja escuela, pero hay una variedad muy grande. Es verdad que a lo mejor hubo una época en los noventa en Madrid en la que WebeloSS, Piolines o Capitán Entresijos, con su estilo más clásico, eran excepciones, ya que la mayoría del punk que se hacía en la época eran variaciones de lo que vino a conocerse como punk escandinavo, y en la zona de Malasaña se hacían muchas cosas cercanas al metal. Efectivamente, quizás entonces el punk seguía otra línea.
En el propio País Vasco, por ejemplo, los noventa supusieron un alejamiento de lo que se había vivido con el rock radical vasco, un hardcore que tomaba formas más cercanas al metal. Y en la actualidad pienso en bandas como ROBO, Muletrain o Nueva Autoridad Democrática, que hacen una música muy potente e intensa, más propia de rock clásico, pero con letras que aluden a infiernos personales, claustrofobia existencial… cosas que a lo mejor yo no encuentro en los ochenta, quizás en Vómito y poco más. Yo diría que ahora mismo no hay exactamente un boom, pero sí que se están explorando nuevas direcciones.
Para terminar, alguna pista de experto. ¿A qué grupos novísimos deberíamos prestar atención?
Estoy siguiéndole la pista a grupos como Tensión o Troika. Una pequeña limitación que ponemos a los grupos para salir en La Fonoteca es que tienen que tener un EP editado, lo que ha hecho que muchos grupos míticos de los ochenta no han podido estar hasta que un sello actual no ha reeditado la maqueta que habían hecho. En su momento Ejército de Desertores me gustaban mucho, pero ahora están volcados en otros grupos como AVT y aquello quedó en el olvido, con solo un single con un par de canciones y una maqueta. Hay un grupo de chavalas vascas, HEXEN, de orientación oi!, que también son estupendas.