El tren de la España vaciada se convierte en chatarra

Peio H. Riaño

5 de marzo de 2022 22:00 h

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El chatarrero se lo ha llevado todo. Carlos Abadías se dedica a montar conciertos y con lo que le sobra de día después de trabajar, lucha para que el patrimonio industrial ferroviario no desaparezca. Y dice que ya no queda ni rastro de las vías de hierro del itinerario del antiguo ferrocarril minero Ojos Negros-Sagunto, que estuvo en activo desde 1907 hasta 1972. Abadías denuncia que cuando se levantaron las vías para convertir el trazado en la vía verde más larga de España, los elementos que constituían la vía del tren fueron abandonados a la suerte. Y el chatarrero se lo llevó todo, dice. “Es un atentado contra el patrimonio. Ahora ADIF ha iniciado un desmantelamiento de las estaciones. Las está destruyendo continuamente para ahorrar gastos y evitar responsabilidad civil ante el peligro de derrumbe por el estado de abandono en el que las han dejado. Las asociaciones que defendemos el patrimonio nunca llegamos a tiempo de salvarlas, porque no existe un catálogo del patrimonio ferroviario”, explica Abadías, presidente de la Asociación Zaragozana de Ferrocarriles y Tranvías (AZAFT).

Desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) explican que intentan conservar y proteger la red y sus elementos “en las mejores condiciones”, pero hay muchas estaciones históricas por las que desde hace décadas que ya no pasa un tren. La alta velocidad tampoco ha ayudado a conservarlas. ADIF ofrece y pone a disposición de los ayuntamientos las estaciones, pero no siempre están en disposición de aceptarlo, indican desde la entidad pública dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, cuyo objetivo es la construcción de líneas y su explotación. “La demolición de un inmueble es el último recurso cuando así lo exigen razones de seguridad para las personas o el tráfico ferroviario”, sostienen desde ADIF.

Aunque estos espacios son vandalizados y maltratados, y también olvidados por los ayuntamientos, todos los dedos apuntan en una misma dirección: “ADIF no está teniendo cuidado en la conservación de las vías férreas. No tienen sensibilidad para el patrimonio histórico”, asegura Jordi Tresserras, presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), organización internacional asociada a la UNESCO. Cuenta que están manteniendo reuniones con Correos para asesorarles en la rehabilitación de sus edificios históricos para darles nuevos usos. Con ADIF no han podido. “Hay un patrimonio ferroviario significativo que como mínimo debemos documentar para que no desaparezca. Hay que respetarlo”, añade Tresserras.

La amenaza verde

A pesar de las críticas de las asociaciones de protección del patrimonio, ADIF indica que colabora asiduamente con entidades como la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, en la que actúa como patrono. Los ciudadanos que luchan por la preservación del patrimonio ferroviario tampoco ven con buenos ojos esta fundación, responsable de transformar las líneas históricas en vías verdes. “Esta fundación no defiende el patrimonio histórico. Tiene una amplia colección de máquinas que no va a poder usar porque se dedica a levantar vías para convertirlas en caminos. Esto en Europa no pasa”, lamenta Carlos Abadías. Desde ADIF dicen que cooperan con comunidades autónomas y ayuntamientos para “rehabilitar” y dar nuevos usos y prestar nuevos servicios.

La Fundación Ferrocarriles Españoles niega que se dedique a levantar las vías y a convertirlas en otra cosa. Las vías no se conservan, los trazados, sí. De hecho, en la última feria del turismo FITUR lo que se promocionaba en el estand de la fundación era exclusivamente el turismo de estas vías. Ni rastro del ferrocarril. “El programa de vías verdes tiene como misión promover e impulsar la conservación y puesta en valor de los antiguos trazados y edificios ferroviarios en desuso”, apuntan desde la fundación. Aseguran que han impulsado desde 1993 la creación de 3.200 kilómetros de vías verdes sobre antiguas líneas ferroviarias en desuso... “y por tanto su restauración y recuperación”.

“Ni restauran ni recuperan vías en desuso”, sostiene Álvaro Galiana, vicepresidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid (AAFM). La Fundación Ferrocarriles Españoles insisten en que el programa vías verdes es un “vehículo fundamental para la conservación y puesta en valor del patrimonio histórico que sigue siendo la infraestructura ferroviaria que deja de estar en servicio”. Las asociaciones de protección del ferrocarril histórico ven en esta iniciativa una de las grandes amenazas del patrimonio industrial

Voluntarios de la memoria

La AAFM está compuesta por 500 personas y 20 de ellas se dedican a restaurar trenes que RENFE cede a la fundación y que esta presta a la asociación por una década. Organizan una decena de viajes al año con los trenes restaurados por vías abiertas. Hace unas semanas montaron un recorrido entre Madrid y Cuenca y se apuntaron 300 personas. El próximo 9 de abril harán un recorrido entre Madrid y Cáceres con un tren histórico, por un precio entre 25 y 43 euros. “Con la venta cubrimos los costes de mantener los trenes”, explica.

En AAFM mantienen vivos 15 trenes restaurados y ALSA pone los maquinistas. Dice que en países como Reino Unido todos los fines de semana hay locomotoras de vapor circulando por las vías. “Atraen a cerca de 13 millones de turistas al año. Tienen estudios que indican que por cada euro que invierten en restaurar las vías recuperan siete”, dice Galiana. Además menciona otro problema con ADIF: “Les cuesta alquilar las líneas en desuso y cuando lo hacen, no permiten el uso de trenes. Es lo que ha ocurrido en La Fregeneda (Salamanca)”, dice Álvaro Galiana. ADIF ha retirado la autorización para la circulación de trenes históricos por los 17 kilómetros de las vías recuperadas por la Diputación de Salamanca, que ha invertido más de un millón de euros en la rehabilitación de los puentes y túneles del tramo.

La España vaciada de trenes

ICOMOS lamentó el pasado año en un comunicado que ADIF demoliera la antigua estación de Lerma (Burgos), justo en el Año Europeo del Ferrocarril. En la Lista Roja de Hispania Nostra se encuentran inscritas ocho estaciones en peligro de derribo o ruina, la mayoría por falta de mantenimiento en Salamanca, León, Palencia, Astorga o Montearagón. Otras corren el riesgo de ser destruidas para construir nuevas estaciones en su lugar, como la de Zarautz, Sant Feliu de Llobregat o la del Norte, en San Sebastián. Hay una España vaciada y un patrimonio ferroviario olvidado, a pesar de los planes del Gobierno para recuperar esa parte rural de la población.

“Tenemos el paisaje de la memoria atravesado por aquellos trenes mitológicos y lentísimos en las cuestas, sobre todo, asmáticos y largos por la llanura, con aquellos vagones de tercera que dejaban el culo a rayas, con aquellas señoras que invitaban a tortilla, sobre todo, a los soldados. Eran unos trenes menos modernos que los que trajo la revolución de los sesenta, pero me temo que más poéticos cuando uno los maquilla con el maquillaje de la memoria”. Con su verbo melancólico Joaquín Sabina resume en 1999, en el programa Noches en tren, de RTVE, algunos de los motivos por los que conservar la memoria industrial, que es la memoria de las clases populares. Aquel programa estaba dedicado al tren Estrella Galicia, 17 horas que une Barcelona y A Coruña, la línea más larga de España cruza 13 provincias. Desde 2015 Renfe ha ido aniquilando estas líneas hasta operar con “tren hotel” únicamente en cuatro rutas nacionales.

La línea Madrid-Burgos es una de las más acosadas por este derribo. Clausurada hace una década, el Pleno del Senado ha dado luz verde a la moción del PP que insta al Gobierno a reabrirla. Por su parte, la Sociedad Civil Burgalesa (SOCIBUR) ha pedido al Gobierno que se comprometa con un calendario de actuaciones para la reapertura completa. Creen que la medida anunciada en noviembre por el Ministerio de Transportes de licitar un estudio para la rehabilitación del túnel de Somosierra es insuficiente. La ministra Raquel Sánchez también se comprometió a invertir más de 10 millones de euros en rehabilitar el túnel y retirar la bateadora semisepultada por los desprendimientos.

Conciencia y protección

En una de las estaciones de la línea cancelada vive Miguel Ángel Invarato. Ha montado en la de Bustarviejo (Madrid) una iniciativa cultural y literaria llamada Traductores del viento. ADIF alquila algunos de sus edificios en desuso para mantenerlos con vida y en rendimiento económico. “En pleno confinamiento robaron cien metros de raíl, también se llevan el tendido eléctrico, los semáforos... El vandalismo es continuo. Mientras estábamos recuperando el edificio, una noche apedrearon todas las ventanas de la estación. Otro día pintaron todas las paredes con grafitis. Las estaciones deberían ser queridas y sentidas por todos. El patrimonio debe ser cuidado por todos, no sólo por las instituciones”, reclama Invarato. Vaticina una inversión muy costosa para rescatar el recorrido tras años de expolio.

ADIF indica a este periódico que ha licitado la redacción del estudio “que determine la situación de la infraestructura y que proporcione las soluciones” para retirar la bateadora que se encuentra en el túnel de Somosierra y reforzar la estructura del túnel. “Con el resultado del estudio podremos determinar mejor el calendario o plazos para las siguientes actuaciones”, indican desde la empresa, que ha restaurado la antigua estación de Sevilla-Plaza de Armas o la estación de Canfranc y la de Principe Pío (transformada en un teatro).