Un juez de carrera, un secretario judicial, un fiscal, un abogado defensor, un psiquiatra y un médico forense, que habitualmente ejercen su profesión en Girona, juzgarán a Hamlet por el asesinato de Polonio el próximo fin de semana.
El juez será el encargado de imponer la pena si Hamlet es declarado culpable, pero su culpabilidad o inocencia la decidirá un jurado de nueve personas elegidas entre el público que acuda a la antigua Audiencia Provincial de Girona, la Casa Pastors, donde Roger Bernat presentará su último experimento dramático: Please continue (Hamlet).
Un experimento que cuenta con tres actores profesionales en los papeles de Hamlet, su amada Ofelia y su madre Gertrudis, pero que deja el resto de la acción en manos de un equipo de profesionales de la justicia, que cambia en cada representación “porque los jueces nunca juzgan dos veces el mismo caso”, según ha aclarado Bernat.
El drama principal
En la obra de Shakespeare, Polonio, el padre de Ofelia, muere asesinado por Hamlet. El chambelán del reino encuentra escondido tras una cortina cuando el Príncipe de Dinamarca lo confunde con su tío Claudio, que ha usurpado el trono tras haber envenenado al padre de Hamlet y casarse con su madre. Naturalmente, Hamlet le atraviesa con su espada, para descubrir después que ha matado al padre de su novia.
El dramaturgo catalán, que codirige el montaje con el holandés Yan Duyvendak, ha convertido la tragedia de Shakespeare en un informe judicial, en el que se incluye las declaraciones del acusado y los testigos ante la policía, además de fotografías y otros datos necesarios para la instrucción del caso. Este informe le ha sido entregado al equipo judicial que juzgará a Hamlet, para que el próximo sábado puedan hacer su trabajo ante el público que llenará la Casa Pastors de Girona.
Dramatizaciones colectivas
El director del Festival Temporada Alta, Salvador Sunyer, ha aclarado en rueda de prensa en Barcelona que este montaje es un paso más en la ruptura entre los espectadores y actores que Bernat propone desde hace tiempo en sus espectáculos. En este punto, el propio Bernat ha indicado que le interesan “las dramatizaciones colectivas que montamos diariamente para podernos relacionar entre nosotros”.
“Montamos una pareja, montamos una rueda de prensa para que periodistas y artistas que no se conocen puedan hablar sabiendo cada uno cuál es un su papel, montamos juicios para que acusados, acusadores, jueces y defensores puedan reunirse bajo unas reglas del juego y, en definitiva, montamos infinidad de dramatizaciones en nuestro día a día”, ha explicado.
“Trabajar con la estructura dramática de un juicio es un paso lógico en mi trabajo”, ha concluido el dramaturgo. Además, este montaje permite tratar temas como “la distancia entre la definición de justicia que conoce el ciudadano y la definición que da el Estado”. “La idea de que es preferible entender que juzgar” también está presente, así como “cierta reflexión ética sobre la creación”.
Bernat no ha escrito texto alguno para los actores. Simplemente, les ha dado información y “orientaciones” para que puedan enfrentarse a las preguntas de los abogados y del juez, que, como ocurre en los juicios reales, son desconocidas para acusados y testigos. Jordi Oriol, Carme Sansa y Mònica Almirall son los tres actores que los próximos días 10 y 11 de octubre se enfrentarán a las preguntas de acusadores y defensores, en los papeles de Hamlet, Gertrudis y Ofelia.
Europa absuelve a Hamlet (pero solo la mitad de las veces)
Los jueces que participan en la obra son Fernando Lacaba, presidente de la Audiencia Provincial de Girona, y Adolfo García Morales, el papel de abogados defensores recae en Carles Monguilod y Jordi Coromines, y la fiscal será Montserrat González, mientras Narcis Bardalet participa como médico forense y Leopoldo Ortega-Monasterio como psiquiatra.
El montaje ha recorrido varios países antes de llegar a Barcelona y se ha representado un total de 125 veces, “la mitad de las cuales con sentencia absolutoria”, según Bernat.
En su opinión, la sentencia tiene mucho que ver con la opinión del público respecto a la obra, ya que “el teatro es también un tribunal, donde el público condena o absuelve con sus aplausos”, ha sentenciado.