Es 1986, Lionel Richie acaba de triunfar con su álbum 'Dancing On The Ceiling', 'Brothers in Arms' de Dire Straits da sus últimos coletazos y los RUN-DMC firman con Aerosmith el himno 'Walk This Way'. Los CD, los discos compactos digitales, amenazan con derribar un imperio del vinilo que termina, finalmente, cayendo frente a la comodidad del formato portátil. 34 años después, la nostalgia se consume, se compra y se vende. Y el vinilo vuelve a girar.
Según el último informe de la Recording Industry Association de Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés), el vinilo ha superado los ingresos en venta física al CD por primera vez desde la década de los ochenta. El comunicado de la asociación, que ha registrado los resultados comerciales del primer semestre de 2020, asegura que las ventas de vinilos aumentaron un 4% con respecto a 2019, resultando el 62% de los ingresos por venta física total (232 millones de dólares) y superando al CD por primera vez desde 1986.
La caída generalizada del sector a consecuencia de la pandemia del coronavirus y las medidas restrictivas han supuesto un desplome de las cifras de venta física y la consolidación del modelo en 'streaming'. La RIAA ha estimado en un 23% la caída con respecto al ejercicio de 2019 y las ganancias derivadas de ambos formatos, vinilo y CD, apenas superan los 360 millones de dólares.
Concretamente, la percepción por venta de discos compactos (129,9 millones de dólares) ha caído un 48% en el primer semestre de 2020, lo que ha acabado por desvanecer la brecha con el formato vinilo.
Una tendencia creciente desde 2005
Según Nielsen Music, el volumen de ingresos por venta de vinilos ha ido aumentado desde 2005. Desde entonces y hasta el último informe de la propia asociación, el formato ha seguido una tendencia creciente que, finalmente, ha terminado por situar al vinilo como el soporte físico que más ha ingresado en lo que llevamos de 2020.
El ascenso de los ingresos por las ventas de vinilos choca, frontalmente, con la tendencia y el desplome del CD. La industria musical estadounidense ya reportó en 2018 que las ventas de los discos compactos decrecían a un ritmo tres veces mayor al que aumentaban las ventas en el soporte rival. Pero, pese a la nostalgia y su rédito económico, los servicios digitales y las plataformas de streaming siguen controlando el sector y ensanchando sus diferencias de ventas, consumo e ingresos con los formatos físicos.
Un nuevo boom del 'streaming'
Con las tiendas cerradas a causa de la pandemia del coronavirus, los soportes digitales de audio vivieron un aumento del consumo del 20% con respecto a ejercicios anteriores, algo que se tradujo en un nuevo boom del formato.
La RIAA ha reportado un incremento del 12% en ingresos derivados de los servicios de pago, la publicidad online y las radios digitales. En total, alrededor de 4.800 millones de dólares durante los primeros compases de 2020.
La actitud del consumidor ha venido cambiando en los últimos ejercicios anuales. Acostumbrados a pagar por consumir música desde la comodidad de los soportes virtuales, la industria musical estadounidense ha visto como el volumen de suscripciones de pago a servicios como Spotify o Apple Music aumentaba en un 24%.
Todo ello contribuye a establecer el 'streaming' como la mayor garantía del negocio musical. Una garantía que, en seis meses, ha supuesto más del 85% de los ingresos para los productores norteamericanos.
¿Y en España?
En España, la brecha entre vinilo y CD todavía persiste. Pese a las diferencias, las tendencias se asemejan a las observadas en Estados Unidos: el disco compacto y su consumo se contrae a una velocidad mucho mayor a la del vinilo.
Actualmente, y según el último informe de Promusicae, éste último ha supuesto el 40% de las ventas físicas y su caída en el volumen de ventas, 7,7%, se debe, mayoritariamente, a las restricciones derivadas de las regulaciones para hacer frente a la COVID-19. En el mismo período, las ventas de CD se han desplomado en un 57%.
“El vinilo sigue ganando partidarios entre los aficionados que apuestan por las compras físicas”, aseguran desde la organización de productores españoles y no sería extraño observar en futuros ejercicios un vuelco de las tendencias que, como en Estados Unidos, devuelvan a España a 1986.