1. La hawaiana Kawehi y sus sintes le dan un nuevo significado al concepto One girl band. Hace unas semanas apareció en Esquire con una versión de la canción más inversionable de Nirvana. Por lo visto, todo empezó con una petición de fondos en Kickstarter para producir su primer EP, Robot Heart. Kawehi dijo que haría todas las versiones que quisieran sus “microbenefactores”. Bien por amor a Nirvana, bien por afinidad semántica con el futuro EP, la primera fue Heart Shaped Box. Y acertaron.
2. La insobornable letra de esta canción -viólame, bésame las úlceras sangrantes, etc- la hace poco susceptible a las versiones, pero no ha detenido al incombustible Richard Cheese, que le sube la bilirrubina a golpe de ukelele y se la dedica a las damas, con las que tiene una química supernatural. Su primer album, Lounge Against the Machine, ofrece más sorpresas que una visita a la Casa de Campo.
3. El coro de ángeles de Scala & Kolacny Brothers no es ni será nunca el de la Langley School, cuyas escalofriantes versiones de los grandes clásicos de los 70 dejaron una cicatriz en el mundo, larga como el Nilo y profunda como la traición. Pero la idea es la misma: voces virginales que se llenan la boca de perversiones nihilistas que no pueden ni deben comprender. A veces, con eso basta.
4. Antes de chupar cosas y realizar inspecciones nudistas en solares de construcción, Miley Cyrus pasó una época de rebeldía adolescente en la que se vistió con pantalones de cuero y pinchos y se tiñó el pelo de rojo y trató de invocar al diablo cantando Smells like teen spirit varias octavas por debajo de su edad. Nada que no hayamos hecho todas.
5. Acabamos como no puede ser de otra manera con el Rey del pollo frito, cuya rendición del clásico Come as you are no dejó a nadie indiferente. Ni si quiera al Führer.