El primer videojuego de Spiderman fue lanzado en 1982 para la consola Atari 2600. La mecánica era sencilla: había que subir hasta la cima de un rascacielos al mismo tiempo que se desactivaban las bombas colocadas por el Duende Verde. 36 años después todo ha cambiado. Aquel edificio de píxeles se ha transformado en un Empire State Building hiperrealista desde el que puede verse toda Nueva York.
Marvel's Spider-Man es el último título del popular personaje de Stan Lee, pero también el más ambicioso. Se anunció por primera vez en el E3 de 2016, la feria anual más importante de videojuegos. Lo hizo a través de un pequeño tráiler de poco más de un minuto, pero sirvió para captar la atención de todos aquellos que llevaban esperando una buena obra del superhéroe.
El estudio encargado de hacerlo ha sido Insomniac Games, responsables de obras míticas como Ratchet & Clank o Spyro. Las expectativas estaban altas, pero, a juzgar por algunos antecedentes del héroe en el mundo de las consolas, resultaba complicado no abandonar la mirada escéptica. Había un claro rival superar: el Spider-Man 2 que sacaron en 2004 como complemento a la película de Sam Raimi.
Esta vieja entrega no era perfecta. De hecho, como explican en Vidaextra, una página especializada en videojuegos, era bastante pobre en algunos apartados. Pero acertaba de lleno en algo esencial: el sistema de Spiderman para balancearse por la ciudad. A pesar de los errores, lo importante es que era un juego divertido, que convertía las horas en minutos. Entonces, ¿cumple el título de Insomniac con lo prometido? En parte sí.
Salvar el mundo y quedar para cenar en la misma noche
La historia de Marvel's Spider-Man nos pone en la piel de un Peter Parker entrado en la veintena que, por fin, ha abandonado el instituto. De esta manera, evita caer en tramas repetidas a la saciedad. Con tres reinicios de la franquicia cinematográfica en menos de 15 años gran parte del público ya tiene clara la importancia del tío Ben, de cómo descubre sus poderes o de sus primeras citas amorosas. Este juego, en cambio, deja atrás todo eso.
Parker es un estudiante en prácticas que colabora con Otto Octavius en la fabricación de prótesis mecánicas. Las preocupaciones del protagonista son otras, como pagar el alquiler, llegar a tiempo para cenar con tía May y, de paso, salvar el mundo. Se unen entonces dos vidas: la del joven científico con la del superhéroe que combate el mal.
El guion, sin ser ningún prodigio, al menos capta la atención del jugador e incluso sorprende con algún que otro giro dramático. Existen flashbacks, conflictos internos y hasta momentos en los que Parker queda relegado a un segundo plano para ser sustituido por otros personajes. Es, en definitiva, lo que se podría esperar de una historieta en papel del arácnido, igualando o hasta superando la narrativa vista en la mayoría de sus adaptaciones cinematográficas.
Además, como ya ocurrió con el título de 2004, este acierta en un punto fundamental: el balanceo. Nunca fue tan gratificante pasear por las calles a golpe de red. Spiderman puede colarse por el interior de tuberías, doblar esquinas de edificios y posarse sobre cornisas sin ningún tipo de dificultad para el jugador. Las animaciones fluyen y, al final, lo que queda es un reconfortante viaje en telaraña al que es difícil no quedarse enganchado.
Los puntos negros: un déjà vu jugable
déjà vuMarvel's Spider-Man cuenta con un hándicap: que casi todo lo que muestra ya ha aparecido en otros títulos. Especialmente, en la serie de Batman: Arkham. Cada uno tiene diferentes matices, pero es inevitable no revivir las mismas mecánicas que el murciélago utiliza a la hora de pelear o eliminar enemigos de forma sigilosa. Los artilugios, los combos, el diseño de los escenarios… El déjà vu es intenso.
Otro inconveniente es el de las misiones secundarias y los coleccionables. Por la ciudad se pueden encontrar mochilas, torres de radio, peleas callejeras y demás elementos con una única finalidad: alargar la duración del juego con mecánicas repetitivas y, en ocasiones, como ocurre con los minijuegos de Otto Octavius, algo tediosas.
No cuenta con tramas complementarias demasiado interesantes, un aspecto especialmente criticable cuando se trata de un juego en el que deberían existir opciones que aporten variedad más allá de la historia principal. Se podría haber solucionado, por ejemplo, incluyendo el mismo contenido descargable que reservaron para vender solo un mes después de sacarlo.
Es cierto que se pueden desbloquear trajes (con sus respectivos poderes) y habilidades, pero es algo que se termina convirtiendo en rutinario sin que aporten nada demasiado diferenciador. No son objetos de deseo para el jugador. Ocurre lo contrario que con los atuendos del juego Red Dead Redemption, que añaden habilidades concretas para ciertas zonas o enemigos y obligaban a cambiar de ropa según lo que quisiéramos conseguir.
Un patio de recreo llamado Nueva York
Los coches se apelotonan en la Gran Manzana, algunos juegan en una cancha de baloncesto, otros toman el sol en una piscina comunitaria…. La ciudad de Marvel's Spider-Man está viva. También ocurre con el tiempo. Nueva York puede pasar del sol más radiante a la noche más lluviosa mientras Parker no para de hacer comentarios al respecto (con la voz de Mario García, quien también interpreta a Tom Holland).
En este juego, al igual que ocurría con el Spider-Man 2 de 2004, los elementos positivos hacen que se puedan disimular gran parte de los negativos. Los fans del superhéroe (y de Marvel en general) se verán deleitados por las broncas radiofónicas de J.J. Jameson, la torre de Los Vengadores o detalles para adeptos del universo, como la tarjeta de alguien llamado Matt Murdock perdida en una de las mochilas de Peter. Insomniac Games ha creado el juego del lazarredes que merecemos, pero, quizá, no el que necesitamos ahora.