Imagínense a un acérrimo seguidor del Betis rodeado de aficionados del Sevilla celebrando el gol que dio la Copa del Rey en 2007 a los sevillistas; que además vive a tan sólo 200 metros del Sánchez Pizjuán, estadio hispalense, y que, para más inri, convive con una fiel aficionada blanquirroja. Puede parecer una película de ficción o un caso imposible, pero esta es la historia de Francisco José Gómez Neyra.
Bético de cuna y miembro de la Peña Bética Bomberos de Sevilla, ubicada en el barrio de Heliópolis, este entrañable aficionado trata de sobrellevar su peculiar vivencia. Más conocido entre sus amigos como Paco, explica a eldiario.es uno de aquellos relatos que se esconden detrás de cada derbi entre Betis y Sevilla, un encuentro que se disputará este sábado a las 16.15 h en el Benito Villamarín.
Contactado por este medio, y sin perder la sonrisa en ningún momento, Paco cuenta cómo lleva tener una hija del Sevilla en mitad de un núcleo familiar totalmente verdiblanco. “Es dificilismo gestionar eso. Tenía esperanzas de que cuando fuera mayor de edad viera la luz, pero no ha habido suerte”, afirma a eldiario.es.
“Es la oveja negra de la familia”
Hiniesta Gómez, nombre que recibe la protagonista del relato, creció entre multitud de obsequios del Betis, sin que nadie pudiera imaginar lo que acabaría ocurriendo. “La he llevado al Benito Villamarín desde que nació y tiene toda la ropa del Betis. No he tenido suerte. Además vivo muy cerca del Sánchez Pizjuán. Se me ha juntado todo”, cuenta Paco entre risas.
El artífice de la pasión desbocada de Hiniesta por el Sevilla y del cambio tan radical que dejó a toda la familia sorprendida es su abuelo. El padre de Paco se encargó de que su nieta viviera en blanquirrojo aprovechando cada instante con ella para transmitirle sus sentimientos. “Mi padre es del Sevilla y cuando nosotros nos íbamos a trabajar, él se encargaba de cuidarla. En esos momentos era cuando la influenció para que fuera del Sevilla y vaya sí lo ha conseguido”.
Una vez conocida la devoción de su hija por el eterno rival del Betis, los intentos de Paco para que Hiniesta cambiara de equipo fueron en vano. “La niña es la oveja negra de la familia, pero por suerte no se ha hecho socia. Si encima tengo que darle dinero al Sevilla, ya es lo que faltaba. La quiero mucho, pero es imposible que yo me alegre de que gane el eterno rival”. No obstante, Paco tiene un consuelo en su mujer. “La madre, por suerte, es más bética que yo”, afirma.
“Un sevillista me dio un abrazo por valiente”
Tras haber sido partícipe desde la grada junto a su hijo Mario, verdiblanco como nuestro protagonista, de un histórico enfrentamiento en Londres entre el Chelsea y el Betis en 2005, Paco tuvo que hacer lo propio con su primogénita, pero en un contexto del todo distinto.
Cumpliendo con la petición de Hiniesta, él debía acompañarla en un encuentro del Sevilla y, nada más y nada menos, le tocó hacerlo en la final de la Copa del Rey del 2006 en el Santiago Bernabéu ante el Getafe. “Tuve que acompañarla. Porque yo me había ido con mi hijo a Londres a ver a mi Betis contra el Chelsea. Entonces le tocaba a ella y no me quedó más remedio que ir al Bernabéu con ella”, relata.
Rodeado de aficionados sevillistas, el gol de la victoria de Kanouté desató una anécdota que nunca olvidará. “La grada enloqueció. Mi hija, obviamente, celebró el gol de Kanouté y el que estaba sentado a mi lado se levantó para celebrarlo conmigo. Pero observó que yo estaba totalmente serio. Cero alegría. El tío se dio cuenta que no era del Sevilla y cuando le conté la historia espetó 'usted es un valiente, abráceme que se lo merece', así mismo me lo dijo”, cuenta Paco.
Con pocas esperanzas
En el ámbito futbolístico, este derbi no es la primera vez que a este padre de familia se le pasa por la cabeza no asistir al estadio. “Tengo mi carné desde hace muchos años y no sé si ir. Quiero que gané el Betis, pero la realidad es la realidad. Es una pena”, afirma con resignación.
Cansado de ver cómo el Sevilla vive su época de bonanza y que el Betis no acaba de levantar el vuelo en todos los estamentos, este aficionado verdiblanco, como muchos otros, aguanta estoicamente las numerosas bromas que le gastan sus amigos sevillistas. “Llevamos de guasa una semana. Se toma de forma sana. Eso sí, hay mucha broma y los béticos hace mucho tiempo que no nos reímos”.
En el caso de que Paco decida acudir a la cita lo hará solo. Ni la abundante pasión por el fútbol en casa hará posible vivirlo en familia. Mario, su hijo y también bético hasta la médula, vive fuera, mientras que Hiniesta tiene claro que no pisará el Benito Villamarín. “Ella al campo del Betis no entra, no quiere ir. Lo tiene muy claro”, afirma el protagonista de una de las múltiples historias que ocurren un fin de semana del siempre emotivo derbi andaluz. Muchas de ellas, familias con el 'corazón partío'.