La búsqueda de las personas desaparecidas tras el naufragio de este domingo frente a las costas de Crotone, en la región de Calabria, al sur de Italia, continúa este lunes, cuando se han sumado nuevos medios a las operaciones llevadas a cabo durante toda la noche, mientras que por el momento se han recuperado 63 cadáveres y se han rescatado a 82 personas.
Las operaciones de búsqueda están a cargo de la Capitanía de Puerto y de la Guardia de Finanza y desde primeras horas de la mañana también se están empleando buzos y helicópteros pues se temen muchas más víctimas ya que los supervivientes explicaron que en la embarcación que partió hace cuatro días de las costas turcas iban a bordo unos 200 migrantes procedentes de Irak, Irán, Afganistán y Siria.
Este lunes se han recuperado otros cuatro cadáveres, el de un hombre en la playa junto a la que se produjo el naufragio, mientras que otro fue localizado en el mar, a unos 400 metros de la orilla, por una patrullera de la Guardia Costera y el tercero fue hallado en Le Castella, a 3,5 millas náuticas del lugar del accidente, detallan los medios locales. La última víctima mortal contabilizada ha sido un adolescente de 14 años, que aumenta a 15 los menores que han perdido la vida en el naufragio, junto a 33 mujeres, según el Ministerio del Interior.
De los supervivientes, 19 han tenido que ser ingresados en el hospital, mientras que el resto han sido trasladados al centro de acogida de la cercana localidad de Isola di Capo Rizutto.
De las primeras informaciones parece que la embarcación se partió en dos, probablemente tras chocar contra una roca debido a la marejada frente a la costa de Steccato di Cutro, una ciudad en la provincia de Crotone. Los supervivientes han explicado que el motor que la empujaba explotó en mitad de la noche, causando decenas de heridos y, finalmente, haciendo añicos el bote.
Al menos tres personas, incluido un ciudadano turco que viajaba en la embarcación, han sido detenidas como presuntos miembros del grupo que organizó el viaje de la embarcación desde Turquía, a pesar de las adversas condiciones meteorológicas, según los medios locales.
Los medios locales han informado que la embarcación llevaba cuatro días viajando desde el puerto de la localidad Smirne, en el extremo occidental de Turquía.
Las autoridades italianas ya conocían la existencia de esta embarcación desde este sábado, cuando fueron alertadas por un helicóptero de una patrulla de la agencia Frontex, según ha desvelado el diario La Reppublica.
Tras la llamada, un dispositivo salió en su búsqueda pero las condiciones agitadas del mar y la oscuridad impidieron seguir las operaciones y obligaron a sus agentes a volver a tierra. los supervivientes que lograron mantenerse con vida llegaron por sus propios medios a la costa, donde han sido atendidos por la Guardia Costera y la Cruz Roja.
Según la información que ha obtenido Médicos sin Fronteras de los migrantes a quienes da asistencia psicológica, la embarcación partió de Turquía hace cuatro días con 177 personas a bordo.
Trabas a los rescates de las ONG
Mientras que se buscan a los desaparecidos ha vuelto a estallar la polémica política tras la tragedia debido a que en esos momentos en el Mediterráneo Central no había barcos de rescate de ONG debido a las nuevas reglas impuestas por el Gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni.
Por ejemplo, Médicos sin Fronteras denunció que su barco, el Geo Barents, está bloqueado en el puerto de Áncona (centro) por haber violado el controvertido decreto sobre los barcos de las ONG introducido por el Gobierno.
El Parlamento italiano aprobó hace unos días el nuevo decreto migratorio, elaborado por el Gobierno de Meloni, que dificulta sustancialmente las operaciones de rescate de los buques de ONG que operan en el Mediterráneo Central, la ruta más peligrosa para los migrantes.
La nueva norma obliga a pedir la asignación de un puerto tras el primer rescate de un grupo de migrantes y a dirigirse a esa localización sin desviarse para localizar otras embarcaciones en peligro. Este decreto se suma a las multas de hasta 50.000 euros para aquellas organizaciones que incumplan la obligación de regresar a puerto nada más hacer un rescate, en vez de atender a más migrantes que hayan quedado a la deriva.
Las ONG que operan en el Mediterráneo han denunciado que las autoridades italianas asignan puertos lejanos, en el norte y centro de Italia, a los que tardan en llegar hasta cuatro y cinco días desatendiendo sus operaciones en la zona donde naufragan la mayoría de este tipo de embarcaciones. “Es intolerable que la única vía de acceso a Europa sea el mar. La ausencia de una misión europea de búsqueda y rescate es un crimen que se repite cada día”, dijo la ONG SeaWatch en sus redes sociales.
La respuesta del ministro del Interior, Matteo Piantedosi, ha sido que “en estas condiciones meteorológicas los migrantes no deberían partir”. Por su parte el presidente de la República, Sergio Mattarella, ha llamado a “un fuerte compromiso de la comunidad internacional para remover las causas de fondo de los flujos de migrantes; guerras, persecuciones, terrorismo, pobreza, territorios inhóspitos por el cambio climático”.
Ha pedido a la Unión Europea a prestar una mayor ayuda a Italia en la gestión de los flujos migratorios. “Es igualmente fundamental que la Unión Europea asuma finalmente la responsabilidad concreta de gobernar el fenómeno migratorio para alejarlo de los traficantes de seres humanos, comprometiéndose directamente en políticas migratorias, en el apoyo a la cooperación para el desarrollo de los países de los que los jóvenes se ven obligados a salir por falta de perspectivas”.
La primera ministra de Italia, Georgia Meloni, por su parte, emitió un comunicado este domingo en el que expresa su “profunda tristeza por las vidas humanas arrebatadas por los traficantes de personas”. Meloni ha asegurado que “es criminal lanzar una barca de 20 metros de eslora con hasta 200 personas a bordo cuando hay un pronóstico del tiempo tan malo”.
Las ONG especializadas y organismos como Acnur han exigido en reiteradas ocasiones la puesta en marcha de vías legales y seguras de entrada a Europa para evitar que estas personas se vean obligadas a poner en riesgo su vida en el mar.
Según el Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para la Migración, 25.882 migrantes han desaparecido o perdido la vida en el Mediterráneo cuando intentaban llegar a orillas europeas desde 2014.